Virtual cadena nacional
Fondo de Cultura TV
‘‘No te preocupes, Ahumada’’
PELIGRO INMINENTE. Los daños ecológicos en Sonora por el derrame contaminante de Grupo México en el río Bacanuchi también han causado la muerte de ganado que abreva en sus aguas. En la imagen, varios caballos pastan a orillas del lecho de aguaFoto Cuartoscuro
E
rase que se era un pobrecito gobierno reformista que necesitaba el apoyo de las televisoras para difundir sus más recientes logros, a los que modestamente consideraba positivamente históricos. Pasó su sombrero en busca de monedas electrónicas y los buenos samaritanos de la pantalla le regalaron tiempo especial, ligado de inmediato a sus prendas más queridas, los noticieros nocturnos, en una virtual cadena nacional que daba fe de los eslabones compartidos. Una obra de caridad mediática de tal anchura no podría complementarse si el espacio cedido no tuviera también cesiones, cuando menos de formato, así que seis periodistas pertenecientes a casas empresariales muy renombradas no tuvieron el tiempo suficiente ni las condiciones adecuadas para ejercer a fondo sus artes indagatorias y controversiales con el amable concurrente, llamado Enrique Peña Nieto, que así pudo desahogar a gusto su predicación bondadosa y optimista respecto a los paraísos por venir.
Al menos esa visión de caridad televisiva otorgada al gobierno federal (no de tiempo bajo factura o dado de pilón en agradecimiento por reformas inocuas en telecomunicaciones o de negocios por venir) es la que difundió el moderador y auspiciador de la primera emisión de las Conversaciones a fondo, José Carreño Carlón (JCC), quien aseguró en boletín de prensa del Fondo de Cultura Económica (FCE) que ese programa no tendrá periodicidad fija, ‘‘sino que se elaborará con los materiales de los foros de discusión a cargo de actores públicos, comunicadores y autores de la editorial, y a partir del apoyo que se obtenga de los medios. Esta vez se acordó, en principio, que la transmisión del programa se hará después de sus noticieros nocturnos’’. Tal deferencia así hizo al mismo Carreño Carlón expresar su ‘‘profundo reconocimiento a la buena disposición del grupo de comunicadores de diversos medios mexicanos –y al apoyo de sus empresas informativas– para iniciar esta experiencia’’.
El mismo funcionario del área editorial adscrita a la Secretaría de Educación Pública, JCC, mencionó a los partícipes, pero lo hizo en orden alfabético por apellidos de los entrevistadores y no por razones sociales de las empresas cedentes, lo que habría sido accionariamente más adecuado: ‘‘Pascal Beltrán del Río, director editorial deExcélsior y conductor de Titulares de la noche, de Excélsior TV; Ciro Gómez Leyva, conductor de Ciro Gómez Leyva por la mañana, de Radio Fórmula, y autor de la columna La historia en breve, de Milenio; Pablo Hiriart, conductor de Informativo 40, deProyecto 40, y autor de la columna Uso de razón, de El Financiero; León Krauze, conductor de Noticias de Univisión 34 y autor de la columnaEpicentro, de El Universal; Denise Maerker, conductora de Punto de partida, de Televisa, y autora de la columna Atando cabos, de El Universal, y Lilly Téllez, conductora de Informativo 40, de Proyecto 40, y de los programas Cámara libre y Mitos y hechos, de Televisión Azteca’’.
El grupo de periodistas que dialogó con Peña Nieto no contó con un solo elemento discordante, de tal manera que los televidentes podrían evocar el estilo endogámico practicado en Tercer grado, el programa de Televisa en el que se practican debates fraternos entre miembros de virtuales familias mediáticas que a final de cuentas enarbolan un letrero que reza ‘‘La familia televisiva feliz’’. Le sería difícil al entrevistado, el político que ahora promueve por doquier la imposición del nombre de Isidro Fabela a escuelas y otras obras públicas para remarcar el triunfo histórico del Grupo Atlacomulco, enfrentar una entrevista fluida e incisiva que le hicieran esos mismos preguntadores de anoche, con más razón si en ese paquete se hubiera incluido a periodistas con perfiles marcadamente críticos de Peña y sus políticas.
‘‘Cuidar’’ al máximo funcionario tan susceptible de tropiezos si no cuenta contelemprompter, y aun con él; seleccionar representantes de empresas periodísticas afines al peñismo y entreveradas en negocios diversos con ese poder federal que ‘‘pide’’ ayuda, pero también la da (y no entre comillas), y armar la justificación del golpe mediático cargando la cuenta a los propios empresarios electrónicos (‘‘como si fuera cosa tuya’’, era la recomendación de los jefes de prensa del viejo formato ahora reciclado para que un reportero escribiera dizque a título propio lo que los funcionarios ordenaban y pagaban), requirió de maestría y experiencia en el ‘‘manejo’’ de medios.
La clave está en el Fondo de Cultura Económica, específicamente en su director, José Carreño Carlón, quien fue director de comunicación social con Carlos Salinas de Gortari y durante largos años dio clases de periodismo y coordinó tareas académicas de esta índole en la Universidad Iberoamericana. Carreño es uno de los funcionarios relacionados familiar o políticamente con el salinismo a los que Peña Nieto nombró, en una especie de cuota grupal o de pago por servicios. Por lo pronto, con los 80 años de vida del FCE como telón de fondo, el mexiquense que sí tiene quien le entreviste apareció periodísticamente avante en los canales 2, 11, 13, 22, 30 digital; en Excélsior TV y Milenio TV y en los espacios electrónicos de Imer, Imagen y El Financiero. Una limosnita, para las pías obras del reformismo de élite.
Ha cumplido Carlos Ahumada su advertencia de que presentaría acciones judiciales para recuperar el dinero que en tiempos de amoríos personales y políticos prestó a la entonces presidenta del Partido de la Revolución Democrática, Rosario Robles Berlanga, quien ahora se dedica a promover la imagen de que el hambre nacional es paliada mediante una cruzada que también consume carretadas de billetes. La deuda, plantea el argentino con cuentas pendientes en México, es institucional y no personal, así que pretende que le sea pagada, con sus respectivos intereses, por el sol azteca. Ha de verse si de alguna altura pagadora surge una voz amable que le diga a Carlos: ‘‘No te preocupes, Ahumada’’. ¡Hasta mañana!
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