Con un costo de 7 mil pesos y una duración de 120 horas, el pasado 1 de marzo se inició en el Centro de Educación Continua de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM el diplomado “Creadores de contenidos: Un viaje al proceso televisivo”, producto de un convenio entre la FCPyS y el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio Similares y Conexos de la República Mexicana (Sitatyr).
La primera parte del curso concluyó el pasado el 28 de junio y está pendiente el módulo Transmedia, que se impartirá en línea.
Este programa desató una ola de inconformidad entre maestros y alumnos, que repudian el modo en que se aceptó esta colaboración y el propio contenido del curso.
Dos días después de iniciado el diplomado, el 3 de marzo, profesores de la carrera de ciencias de la comunicación –encabezados por Felipe López Veneroni, consejero técnico representante de maestros de dicha licenciatura– entregaron una carta al director de la FCPyS, Fernando Castañeda Sabido, en la que manifestaban su “consternación y rechazo” a la propuesta de incluir el diplomado como parte de la modalidad de titulación “Profundización del conocimiento”.
Los académicos solicitaron al director de la FCPyS revocar el convenio con el Sitatyr, entre otras razones porque el diplomado “no es impartido por una institución de educación superior ni tiene vínculo en el ámbito de la formación académica”. Además, “se ignora si quienes aparecen como docentes en los módulos tienen la formación teórico-metodológica y pedagógica, así como los requisitos académicos y la experiencia docente para impartir clases a nivel licenciatura”.
Criticaron también que algunos de los módulos que se estudian en el diplomado, como géneros periodísticos y el modelo piramidal de la información, se imparten desde la licenciatura, por lo que “no se advierte ninguna contribución novedosa”.
En contraparte, subrayan, “la organización de concursos de belleza y las ceremonias de premiación no guardan vínculo discernible alguno con el ámbito teórico, metodológico o empírico de la comunicación, ni reflejan el carácter ético, profesional o académico que nuestra carrera busca delinear como perfil de los egresados universitarios”.
En una reunión con Castañeda Sabido –que fue “tensa”, según maestros de la carrera consultados por Proceso– se debatió sobre el programa. De acuerdo con el director, el Consejo Técnico de la FCPyS avaló los diplomados como una opción para titularse. Fue en ese marco, expresó, que un grupo de egresados afiliados al Sitatyr se acercó para proponer el curso.
El problema, le refutaron los docentes, no es la aprobación de nuevas modalidades de titulación, sino el diplomado particular impartido por empleados de Televisa. Hicieron hincapié en la “pobre calidad” de los contenidos. Sin embargo, el director cambió el tema y, aunque los profesores le solicitaron responder por escrito a su carta, no lo hizo.
La inconformidad entre los catedráticos llegó a tal grado que la dirección removió de la Coordinación de Ciencias de la Comunicación a Arturo Guillemaud Rodríguez Vázquez por “no haber frenado a tiempo el diplomado”. Empero, no estaba entre sus facultades aprobarlo. Esa responsabilidad le corresponde a Alma Iglesias, jefa de la División de Educación Continua y Vinculación de la FCPyS.
En lugar de Rodríguez Vázquez fue designada Carola García Calderón, quien también firmó la carta dirigida a Castañeda Sabido.
La forma y el fondo
Adriana Solórzano y Marcos Márquez, profesores de asignatura en la carrera de ciencias de la comunicación en la FCPyS, aseguran que el convenio con el Sitatyr generó descontento por el procedimiento que se siguió y por la falta de calidad del curso.
El trámite, señalan, no incluyó a la comunidad académica y se pasó por alto la normatividad para que un diplomado pudiera ser considerado una forma de titulación.
La potestad de revisar, valorar y autorizar esa modalidad le corresponde al Comité de Titulación del Centro de Estudios de Ciencias de la Comunicación. “En este caso el Comité fue consultado una vez que el diplomado ya se había iniciado y existía el compromiso de la FCPyS ante los inscritos, y sólo porque la comunidad académica cuestionó esta grave falta”, afirma Solórzano.
El asunto más relevante, añade Márquez, son los contenidos. “Nosotros no formamos técnicos en producción televisiva, no enseñamos a iluminar un foro ni el movimiento de las cámaras. No enseñamos a realizar telenovelas, programas de concursos o pasarelas.
“Nosotros formamos científicos sociales capaces de analizar el proceso de producción mediática, no solamente desde la perspectiva de la realización, sino también de su difusión y consumo. Este es el motivo fundamental que me ha llevado a estar en desacuerdo con el diplomado en cuestión, pues contradice las bases que sustentan la carrera y de ninguna manera ‘actualiza’ a los egresados de ella”, sostiene.
Agrega Solórzano: “Es grave que en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se imparta un diplomado que incluye el módulo ‘certamen de belleza’. No se trata, como algunos se atreven a decir, que en la facultad se deje de lado lo que realmente ocurre en el mercado laboral, pero es tanto como justificar que a un estudiante de medicina se le enseñara una mala praxis sólo porque en algunos hospitales ocurre. La universidad no forma profesionales que repitan esquemas para conseguir rating; los profesionales de la UNAM son seres reflexivos que están preparados para contribuir a mejorar la comunicación social y pública”.
Con ellos coinciden decenas de estudiantes y egresados que se unieron a la página de Facebook “UNAM sin Televisa”, que surgió el martes 1 y ya supera los 3 mil 600 “me gusta”.
Los inconformes también lanzaron una campaña mediante la organización civil Change.org, cuyo objetivo es “empoderar a todas las personas en donde estén para crear el cambio que quieren realizar”. La petición “Fuera Televisa de la UNAM” ha sido respaldada por 757 personas.
Que sí, que no
El diplomado pasó inadvertido hasta el martes 1 de julio, cuando Milenio publicó la nota “Televisa ofrece cátedra a la UNAM”, en la que Jorge Eduardo Murguía, vicepresidente de producción de Televisa, afirmó que aquel planea tener “una larga vida” gracias a la demanda que tuvo.
Alma Iglesias González, jefa de la División de Educación Continua y Vinculación de la FCPyS, difundió una nota aclaratoria: “Respecto de todas las empresas televisivas, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales aclara que no tiene convenio con ninguna de estas compañías y, en particular, con Televisa”, se lee en la carta, publicada en el sitio web de dicho plantel.
Consultada al respecto, Iglesias asevera que el diplomado tuvo como objetivo “combinar conocimientos prácticos y teóricos en un programa que buscara actualizar, profundizar o profesionalizar sus conocimientos (de los estudiantes) en materia televisiva”.
Puntualiza, eso sí, que el Consejo Universitario aprobó la titulación mediante diplomados de 240 horas. Por tal motivo, continúa, “este curso no cumple con este requisito, así que (quienes lo tomaron) no podrán titularse sólo con él”.
Pese al rechazo de académicos y estudiantes, Iglesias refiere que “programar una nueva generación de este diplomado posiblemente dependerá de la demanda que exista”.
Asimismo defiende a los profesores que impartieron clases, a quienes califica como “personas altamente calificadas y ampliamente reconocidas en la materia que les correspondió desarrollar”.
Según el plan de estudios del diplomado, la plantilla de maestros incluyó a la productora de telenovelas Carla Estrada, quien además es la madrina de la generación; Roberto Gómez Fernández, hijo de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito; Luis de Llano, productor de programas y grupos musicales; Pedro Damián, uno de los fundadores del grupo Timbiriche; Enrique Segoviano, director de El Chavo del Ocho; Miguel Ángel Fox, productor del reality show La Voz… México, y los periodistas Santos Bris, Carla Iberia Sánchez y Saúl Sánchez Lemus.
Iglesias afirma, no obstante, que Carla Estrada, Pedro Damián y Miguel Ángel Fox no impartieron clase.
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