La esposa del presidente Enrique Peña Nieto se presenta con "pose provocativa y lenguaje corporal sexy", en las fotos que publica la revista de moda 'Marie Claire', escribe la especialista en moda Robin Givhan, en el site del diario estadounidense. Esto es algo "inusual" en fotos de una 'primera dama', dice.
(Foto: marieclaire.com.mx)
Angélica Rivera, la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, luce “descaradamente sexy” en las fotos que publica la edición de julio de la revista Marie Claire, en las que la primera dama posó junto con su hija Sofía Castro en una de las casas de la residencia oficial de Los Pinos .
Así lo escribe la crítica de moda estadounidense Robin Givhan (@Robin Givhan) en su blog de The Washington Post.
“La moda de Rivera es llamativa, pero sus poses son de lo más provocativas”, dice. “Es el lenguaje corporal que es sexy, no el vestido de la envoltura (…) En la portada de la revista, su postura es particularmente declarativa”, indica Givhan.
“El sexo puede vender de todo, desde coches hasta yogurt, pero es importante preguntarse si ¿se puede vender la idea de una primera dama como otra mujer -quien no está en deuda con las expectativas obsoletas o desmesuradas acerca de las tradiciones culturales que debería representar, el mensaje ella debe entregar de su púlpito o qué cantidad de su propia persona que ha permitido ser? Esa pregunta es el subtexto latente de un nuevo perfil de la primera dama de México, Angélica Rivera de Peña.
“Rivera aparece en la portada de julio de la revista Marie Claire -edición de México y América Latina- con mirada descaradamente sexy, junto a su hija Sofía Castro, quearde también.
“Madre e hija están vestidas con estilos complementarios -blusas blancas y dos riffs diferentes con una chaqueta de esmoquin. La primera dama lleva polainas y su hija lleva una falda muy abreviada. En cada caso, la estética tiene que ver con las piernas -largas, piernas largas. En páginas interiores, Rivera aparece con una gabardina de cuero de capa y espada, o con un vestido de noche sin tirantes que se sumerge bajo en la espalda y una falda de líquido que se desliza para revelar sus piernas.
“Desde el punto de los Estados Unidos, en donde algunas personas todavía hiperventilan desaprobación sobre los brazos desnudos en el Ala Este de vista, el atuendo es sorprendente. Es que ese vestuario no es el que usan las primeras damas -ciertamente no cuando se está posando para fotos formales en la residencia presidencial.
La moda de Rivera es llamativa, pero sus poses son provocativas. El lenguaje corporal es sexy, no el vestido de la envoltura. En la portada de la revista, su postura es particularmente declarativa.
Rivera ha tomado una postura ancha de piernas, con una mano en su cadera y su mirada se dirige directamente al espectador. A su lado, Sofía Castro tiene la cabeza inclinada hacia arriba, como ella le da al espectador una mirada de soslayo a la vez arrogante y confiada. En el interior, Rivera es fotografiada lanzando una mirada seductora en el respaldo de su hombro, de pie en una elegante escalera, con la cadera inclinada hacia un lado y acariciando sus piernas desnudas mientras se encierra al espectador en su mirada.
En comparación, cuando las primeras damas de Estados Unidos han sido fotografiadas por las revistas de moda, el estado de ánimo de las imágenes ha sido real, de tipo maternal y en ocasiones, incluso, de tipo empresarial. El atractivo sexual no es una parte intencional del envase.
“Desde el punto de los Estados Unidos, en donde algunas personas todavía hiperventilan desaprobación sobre los brazos desnudos… el atuendo es alarmante. Es que no es lo que usan las primeras damas”.
Leer artículo completo en The Washington Post
Así lo escribe la crítica de moda estadounidense Robin Givhan (@Robin Givhan) en su blog de The Washington Post.
“La moda de Rivera es llamativa, pero sus poses son de lo más provocativas”, dice. “Es el lenguaje corporal que es sexy, no el vestido de la envoltura (…) En la portada de la revista, su postura es particularmente declarativa”, indica Givhan.
“El sexo puede vender de todo, desde coches hasta yogurt, pero es importante preguntarse si ¿se puede vender la idea de una primera dama como otra mujer -quien no está en deuda con las expectativas obsoletas o desmesuradas acerca de las tradiciones culturales que debería representar, el mensaje ella debe entregar de su púlpito o qué cantidad de su propia persona que ha permitido ser? Esa pregunta es el subtexto latente de un nuevo perfil de la primera dama de México, Angélica Rivera de Peña.
“Rivera aparece en la portada de julio de la revista Marie Claire -edición de México y América Latina- con mirada descaradamente sexy, junto a su hija Sofía Castro, quearde también.
“Madre e hija están vestidas con estilos complementarios -blusas blancas y dos riffs diferentes con una chaqueta de esmoquin. La primera dama lleva polainas y su hija lleva una falda muy abreviada. En cada caso, la estética tiene que ver con las piernas -largas, piernas largas. En páginas interiores, Rivera aparece con una gabardina de cuero de capa y espada, o con un vestido de noche sin tirantes que se sumerge bajo en la espalda y una falda de líquido que se desliza para revelar sus piernas.
“Desde el punto de los Estados Unidos, en donde algunas personas todavía hiperventilan desaprobación sobre los brazos desnudos en el Ala Este de vista, el atuendo es sorprendente. Es que ese vestuario no es el que usan las primeras damas -ciertamente no cuando se está posando para fotos formales en la residencia presidencial.
La moda de Rivera es llamativa, pero sus poses son provocativas. El lenguaje corporal es sexy, no el vestido de la envoltura. En la portada de la revista, su postura es particularmente declarativa.
Rivera ha tomado una postura ancha de piernas, con una mano en su cadera y su mirada se dirige directamente al espectador. A su lado, Sofía Castro tiene la cabeza inclinada hacia arriba, como ella le da al espectador una mirada de soslayo a la vez arrogante y confiada. En el interior, Rivera es fotografiada lanzando una mirada seductora en el respaldo de su hombro, de pie en una elegante escalera, con la cadera inclinada hacia un lado y acariciando sus piernas desnudas mientras se encierra al espectador en su mirada.
En comparación, cuando las primeras damas de Estados Unidos han sido fotografiadas por las revistas de moda, el estado de ánimo de las imágenes ha sido real, de tipo maternal y en ocasiones, incluso, de tipo empresarial. El atractivo sexual no es una parte intencional del envase.
“Desde el punto de los Estados Unidos, en donde algunas personas todavía hiperventilan desaprobación sobre los brazos desnudos… el atuendo es alarmante. Es que no es lo que usan las primeras damas”.
Leer artículo completo en The Washington Post
No hay comentarios:
Publicar un comentario