sábado, 10 de mayo de 2014

Discriminación laboral por embarazo es una cruda realidad



expecting motherAsí sin más, me encuentro en una etapa hermosa de mi vida, pero a la vez muy difícil.  Tengo 17 años y en solo dos meses tendré a mi hijo.  Seré una madre soltera y desde ahora me preocupo de cómo voy a sacar a mi bebé adelante.
En mi caso, estoy disfrutando de mi embarazo, tuve algunas complicaciones en los primeros meses, pero todo eso ya pasó. No así el miedo que siento cada día que pasa, cada vez que siento moverse en mi interior ese pequeñito que desde ahora me da alegría, pero no puedo evitar sentir la incertidumbre de lo que le espera a partir de que nazca.
Soy  menor de edad, aún no concluyo ni la preparatoria, quiero seguir estudiando, quiero prepararme para ofrecerle a mi hijo una vida digna. Pero entre el querer y el poder lograrlo hay un gran abismo.
No me puedo quejar, mis padres me apoyan, no me juzgaron, no me hicieron sentir mal por haber salido con “mi domingo siete” como dicen ellos. Por el contrario, me han motivado a seguir luchando y no desfallecer. Los veo como se truenan los dedos cada vez que se tiene que pagar la colegiatura, que no me falte nada, que me alimente bien, me cumplen todos mis antojos, a veces creo que exagero y no quiero molestarlos, pero ellos siempre pendientes de mí y de lo que necesito.
No me arrepiento de haberme embarazado, aunque no fue algo planeado, es una gran bendición sentir que soy el molde perfecto para dar vida.  Me sentí enamorada y creo que en ese tiempo mi novio también sentía algo por mí. Pero algo pasó y esos planes de formar una familia, de estar unidos, de disfrutar de esta panza, se vinieron abajo y así de repente todo se esfumó, nos quedamos a la deriva mi bebé y yo.
Por un momento me  senté a llorar  mi pérdida, pero no delante de alguien, porque soy fuerte, porque no me dobla un fracaso amoroso. Pero me sentí perdida entre la nada. Mis sueños, mis ilusiones se rompieron. Por un instante, ya que entendí de inmediato que no estaba sola, que ahora, más que nunca, siempre estaré acompañada de mi bebé.
He visto el sacrificio de mi madre porque todos sus hijos salgamos adelante, que seamos personas de bien. La he visto llorar, desesperarse, enojarse, a veces hasta darnos unos cuerazos cuando más chicos, para evitar que nos hiciéramos gente “de mal ver”, vagos, delincuentes.   ¡Pobrecita de mi mami! Cuantos desvelos, cuantos enojos, cuántas canas en su cabeza, cuantas lágrimas derramó por nosotros y no lo entendíamos.
Pero ahora que yo siento esta vida dentro de mí, pienso que todo ha cambiado.  Creo que la empiezo a entender, aunque ella diga lo que dicen todas las mamás: “hasta que tengas hijos sabrás lo que es amar a Dios en tierra ajena y conforme crecen los hijos, crecen los problemas”. Tal vez tenga razón, tal vez no.  No lo sé, pues apenas empieza esta linda aventura en mi vida.
Anhelo tanto que llegue ya el momento de poder estrechar entre mis brazos a este pedazo de carne que Dios me está prestando. Pero como dije antes, también me aterra saber qué debo hacer para darle una vida digna.
Mi padre solía decir que una madre soltera es la mejor para cuidar a su hijo, porque se dedica a trabajar para él, para educarlo, para cuidarlo, para orientarlo.  El hijo de la mamá soltera es consentido, es intocable.  ¡Ya te  veré papito, cuando mi niño te haga enojar, o cuando te arranque sonrisas  por alguna travesura que haga! Sé que serán mi apoyo para educarlo.
Me preocupa la situación actual. Antes, por ser menor de edad, no me daban trabajo, ahora sigo siendo menor de edad, pero seré madre en poco tiempo. Tampoco me dan trabajo.  Insisto en que en mi caso, tal vez no sea tan urgente, porque cuento con mi familia.
Pero ¿qué pasa con todas esas mamitas que también están solas? ¿Las que no tienen el apoyo de sus padres, las que tienen más de un hijo, que no tienen donde vivir y que no les dan trabajo?
Estoy estudiando la preparatoria, quiero seguir estudiando, y  en un futuro me gustaría poder aportar alguna idea, un proyecto, que no sea populista, sino eficiente, para ayudar sin que caiga en el paternalismo, a este nuestro sector.  Obligar a las empresas a darnos trabajo, a crear fuentes de trabajo para las embarazadas.  No todas tienen un esposo, una pareja, no todas tienen padres que las apoyen, no todas tienen los suficientes estudios y una carrera, no todas tienen seguridad social, no todas tienen siquiera para comer bien.
Hace falta que realmente se legisle por nosotras, por nuestros hijos nonatos, porque también tenemos necesidades que cubrir.  A mí nadie me garantiza que mis padres vivirán hasta que yo termine una carrera y pueda ofrecerle un mejor futuro a mi hijo, nadie me da la certeza de que estarán ayudándome a educar a mi hijo,  eso es una inquietud tan real como el hecho de que  nadie me da trabajo ahora que estoy en el séptimo mes de gestación.
discriminacion-laboral-embarazo-un-atentado-v-T-fg98UT
He hecho el ejercicio de salir a buscar, pero apenas ven mi vientre abultado y lo primero que me dicen que hasta que nazca mi bebé, para no arriesgar mi salud ni la del niño.  ¿Qué no se dan cuenta que si buscamos empleo es porque estamos en riesgo de no tener para comer, comprar medicamentos, vitaminas,  pagar el parto siquiera? ¿Y si se presenta una complicación en lo que resta del embarazo y no la cubre el seguro popular? ¿Y con qué surtir el  vestuario del bebé? Si no hay un ingreso ni para satisfacer un antojo por mínimo que sea.  Las mamás solteras tenemos muchas necesidades que cubrir, pero estamos desprotegidas, es muy alto el índice de discriminación laboral por embarazo.
Es en esta etapa en la que valoro el trabajo de ser madre.  Ahora que estoy en el proceso de serlo, me doy cuenta de la complejidad de nuestra sociedad, dispareja, sin equidad, sin respeto, sin leyes, sin protección para las madres solteras.
Aun así, me siento muy contenta de que voy a ser mamá y me felicito de antemano, porque pondré todo mi esfuerzo para lograr hacer un hombre o mujer de bien a mi bebé y puedo decirle a su papá que no quiso enfrentar conmigo esta maravillosa aventura de la paternidad, que espero que Dios lo bendiga siempre, que no le falte nada en toda su vida, que nunca se sienta solo ni abandonado, que la vida siempre le sonría y que de mí y de mi bebé, nunca nos olvide ni nos suelte de su mano.  Feliz día de la mamá. Gracias por permitirme compartir esta experiencia.
GSF

No hay comentarios:

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo