Ciudad del Vaticano. Juan Pablo II fue informado de las pesquisas hechas por la Congregación para la Doctrina de la Fe contra el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, iniciadas al final de su pontificado, reveló hoy viernes Joaquín Navarro-Valls.
En un encuentro con periodistas, en la sala de prensa del Vaticano, el ex portavoz papal recordó que la investigación canónica de las denuncias contra Maciel por abusos sexuales a menores comenzó todavía cuando Karol Wojtyla estaba vivo.
Pero aclaró que a su fallecimiento, en abril de 2005, el proceso no había sido terminado, al menos en cuanto a la determinación final de la Doctrina de la Fe.
“El primer paso fue mandar a (Charles) Scicluna, (promotor de justicia de la Doctrina de la Fe), a hablar con todas las personas. Esto ocurrió durante el pontificado de Juan Pablo II y el Papa fue informado de este proceso”, indicó.
“Comprobar un caso de estas dimensiones tomó tiempo, aunque estaba referido a una sola persona tenía muchos involucrados. Cuando todo el material recopilado por Scicluna fue traído aquí y se llegaron a las conclusiones, ya el Papa había fallecido”, agregó.
Aseguró que al inicio del pontificado de Benedicto XVI él habló con el Papa y le señaló que, pese a tratarse de un caso triste, debía ser comunicado a la opinión pública.
Sostuvo que el Papa no reflexionó mucho, le hizo un par de preguntas y decidió: “informe mañana”. Entonces Navarro-Valls precisó: “Al otro día yo lo hice”.
“Juan Pablo II no tuvo en la mano el resultado de esta investigación pero sabía que había comenzado el proceso, para ir a fondo en ese caso”, ponderó.
El caso de Marcial Maciel, culpable no sólo de abusos contra menores sino también de otros actos inmorales (como por ejemplo haber procreado varios hijos con diversas mujeres), ha sido una de las principales críticas de los detractores de la canonización de Juan Pablo II.
Navarro-Valls se refirió también a la reacción de Wojtyla ante los primeros casos de abusos sexuales contra menores que comenzaron a llegar al Vaticano a finales de los años 90 del siglo pasado.
Reconoció que el Papa no se dio cuenta inmediatamente de la magnitud del flagelo, porque “nadie lo había comprendido en ese momento”.
“Este cáncer comenzó en una zona geográfica concreta, en Estados Unidos, y con casos aislados. Por otra parte esos casos aislados que habían aparecido en ese tiempo, se referían a episodios de mucho tiempo antes, unos 30 años antes. Esto no hacía el problema menos grave, pero era así”, precisó.
“Pero poco a poco esto fue creciendo, el Papa se preocupó mucho. Para la pureza de su pensamiento aceptar esa realidad era imposible, era increíble, pero la aceptó”, agregó.
El ex portavoz señaló que la primera respuesta del pontífice fue tomar inmediatamente decisiones. Entre otras cosas convocó a Roma a todos los cardenales de Estados Unidos, ante la imposibilidad de llamar a la totalidad de los obispos, que era un número muy alto.
En su reunión con los cardenales se abordaron los casos que ya comenzaban a salir a la luz y se establecieron determinaciones concretas, que eran de naturaleza jurídica.
“Una de las decisiones fue la de dar plenos poderes, de acuerdo con la ley eclesiástica o fuera de la vigente ley eclesiástica, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, al cardenal Ratzinger. Así se inició un proceso de aclaración y de saber qué hacer”, estableció.
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