21 DE ABRIL DE 2014
Distinguen con Medalla Bellas Artes a Elena Poniatowska. Foto: AP / Rebecca Blackwell |
Madrid, (proceso.com.mx).- “Gabo es en sí mismo el monumento de Bellas Artes de México”, definió la escritora mexicana Elena Poniatowska en una rueda de prensa organizada hoy en la Biblioteca Nacional de España (BNE).
En su viaje a España para recibir el Premio Cervantes de Literatura 2013, Poniatowska se refirió al recién fallecido escritor colombiano, cuya figura será homenajeada este día en el Palacio de Bellas Artes: “Lo hecho por él en América Latina es único, porque Gabo echó a volar América Latina, así como Remedios La Bella se va volando (en Cien años de soledad), en cierta forma, Gabo hizo volar a América Latina”.
La autora de La noche de Tlatelolco y de Leonora participa en una serie de actividades en torno a la entrega que le hará el rey Juan Carlos I del premio Cervantes, este miércoles 23 en el hemiciclo de la Universidad de Alcalá de Henares.
Poniatowska también recordó al crítico literario Emmanuel Carballo, recién fallecido: “Es una figura extraordinaria para América Latina. Teníamos la misma edad, además, conoció a (José) Vasconcelos (escritor y filósofo mexicano). Hizo entrevistas con autores de la revolución y deja un legado de buena crítica literaria; esperamos que en México haya crítica cada vez mejor, porque para la literatura es bueno que haya crítica, igual en el teatro y en la danza”.
Considerada a sí misma una periodista más que una escritora, Poniatowska advirtió de lo riesgoso que es ejercer este oficio en México. Se refirió al caso de la revista Proceso, “totalmente dedicada a la investigación del narcotráfico, corren peligro”, y al diario La Jornada “un periódico de izquierda, y otros periódicos que siguen los lineamientos de periódicos norteamericanos”. Recordó que el compromiso del periodista es con grandes causas, las más nobles: “Uno no puede ser amanuense de empresarios, eso es una manera de venderse bastante horripilante”.
Poniatowska recordó el día que recibió la noticia del voto del jurado del Premio Cervantes. Admitió que, en principio, se confundió, pensando que le llamaban por teléfono del diario El País por un artículo que había redactado sobre la escritora y pensadora Doris Lessing.
“Cuando me hablaron temprano en la mañana, pensé que eran ellos y me aclaraban que había faltado algo. Tocaron a mi puerta y entraron los reporteros en masa, ellos ya sabían, y entonces acabé de entender que el premio era para mí”, describió con humor.
Este premio “para mí ha supuesto, a mis 82 años, el broche de oro de una vida de escritura en la mañana, a medio día, en la tarde y en la noche”. Recibirá el premio vestida con un traje rojo y amarillo típico y elaborado por las mujeres de Juchitán, Oaxaca.
Sostuvo que la obra de Miguel de Cervantes es de una “importancia inmensa, es algo que se lee en la niñez, se queda en los niños… los molinos, el barbero, todos deseamos ser por lo menos Sancho Panza para acompañar al Quijote”.
Recordó que José Emilio Pacheco también recibió el premio. “Fue un amigo extraordinario desde joven, fue un gran periodista cultural. Trabajamos juntos en México y la Cultura, era un corrector de estilo notable y empezó a hacer libros, como Las batallas en el desierto, que es el libro que todo joven ha leído, es el libro del pasado, de la nostalgia, de esa ciudad que ya no existe”.
Poniatowska advirtió de la necesidad de que, para combatir el analfabetismo, se retire el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los libros.
Adelantó que esta tarde guardará en una caja de la Bóveda de la Cultura del Instituto Cervantes una edición de lujo de su primer libro La Noche de Tlatelolco, un manuscrito en papel revolución como el utilizado en las viejas redacciones para escribir las notas informativas y una “entrañable” pulsera de identificación de su padre Jean Joseph Evremond Poniatowski, quien fue combatiente en la Segunda Guerra Mundial.
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