Miguel Herrera, técnico del Tri. Foto: Miguel Dimayuga. |
MEXICO, D.F. (apro).- Emilio Azcárraga Jean, dueño de Televisa, debe asumir las consecuencias de su insolencia: Si instó a odiar más al América por ganar el campeonato, en aquel grotesco desnudo de mayo, no puede pedir ahora que se ame a su equipo sólo porque lo impuso como el representativo nacional de futbol.
Igual que visten a los militares de policías federales, el grupo que disputará el repechaje contra Nueva Zelanda –en un último intento por salvar el multimillonario negocio– no es la Selección Nacional, sino el América con otra casaca y con un técnico, Miguel Herrera que, si bien lo hizo campeón, ya envió dos equipos al descenso.
Azcárraga se equivoca también cuando afirma que la afición odia al América. No es odio, es desprecio. Este ánimo nace de la prepotencia, las complicidades y la vulgaridad de Televisa que corrompe lo que toca, incluido el futbol mexicano que ahora –generoso– “rescatará”.
Por eso la mediocridad del futbol local no es sólo por el nivel de competencia de la Concacaf, en cuya región México es uno más, sino por el manejo mafioso de un grupo de magnates, encabezados por Azcárraga, que impone a la liga todo tipo de arreglos, desde la multipropiedad que prohíbe la FIFA hasta el “pacto de caballeros” que trasgrede el derecho y la decencia.
Sin referentes éticos de los propietarios de clubes es natural que la descomposición incluya a directivos, jugadores, árbitros y comentaristas, convertidos estos últimos –salvo excepciones– en alcahuetes del poder y payasos racistas que hacen escarnio de la afición en las transmisiones de televisión.
El esquema informativo en el futbol es idéntico que en política: Los mismos dominan televisión, radio y medios impresos, reproducen los mismos clichés, emiten las mismas opiniones y hasta se ríen de los mismos chistes, anteponiendo el juicio al rigor del dato y no al revés.
México irá al Mundial de Brasil, sin duda, que para eso Estados Unidos metió dos goles a Panamá cuando era obvio que los nuestros no podían; irá porque para eso jugará en el insólito horario de las 14:30 horas; irá porque para eso se disfrazó al América de Selección Nacional –como no lo hace ningún país en el mundo–; irá porque, como ahora, estamos discutiendo de futbol, no de los impuestos que pagaremos el próximo año.
México clasificará al Mundial porque peligra el gigantesco negocio de Azcárraga, como lo acredita la caída de los ratings en los partidos contra Panamá, el 11 de octubre, y Costa Rica, el martes 15, según información obtenida por Jenaro Villamil.
La empresa de Azcárraga Jean –apuntó Villamil– está perdiendo por partida doble: frente a sus audiencias y anunciantes, y ante TV Azteca, su adversario, que lo superó en rating y share (porcentaje de televisores encendidos) en el partido contra Costa Rica: 15.2 puntos de rating y 24.8 puntos de share tuvo el canal 5 de Televisa, frente a 17 puntos de rating y 27.5 de share del canal 7 de TV Azteca.
En el partido del 11 de octubre –sigue Villamil–, ambas televisoras estuvieron casi al parejo: 14.8 puntos de rating y 26 puntos de share en canal 5, frente al 14.9 de rating y 26.1 de share, del canal 7, de Televisa, de acuerdo con la información de IBOPE de la misma fecha.
Aunque son difíciles de comparar, la alarma en las televisoras se ha prendido porque apenas el 26 de mayo la final entre América-Cruz Azul por el título rompió los récords de audiencia: llegó a 41 puntos de rating en el canal 2 de Televisa. Desplazó a la final de Pumas-Chivas, en 2004, cuando se alcanzaron los 36 puntos de rating.
Fue justamente ese domingo 26 de mayo cuando Azcárraga Jean se desnudó y mandó hacer playeras para los aficionados del América con la leyenda de “Ódiame más”, una insolencia que ahora quiere convertir en apoyo para la clasificación.
Sí, seguramente México irá al Mundial de Brasil, pero somos muchos los que no queremos ser alcahuetes ni cómplices de Televisa y de Azcárraga de la imposición de Enrique Peña Nieto y ahora de la Selección de futbol…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
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