Colonias enteras quedaron bajo el agua en Chilpancingo. Foto: Ezequiel Flores Contreras. |
CHILPANCINGO, Gro. (apro).- “¿Por qué las autoridades no nos avisaron con tiempo si sabían que iba a llover de esta manera? Llegaron el domingo por la mañana cuando ya estaba la inundación para decirnos que nos saliéramos”, reprocha una mujer que se encuentra en uno de los 20 albergues habilitados en esta capital colapsada tras el paso de la tormenta tropical.
El desbordamiento del río Huacapa provocó severas inundaciones de norte a sur de esta ciudad y dejó al menos cuatro muertos, decenas de desaparecidos, colonias bajo el agua, calles devastadas y la interrupción de servicios eléctricos, telecomunicaciones y sistemas bancarios.
La carretera federal México-Acapulco y la autopista Del Sol están cortadas por deslaves, situación que ha provocado que no se pueda salir de Chilpancingo vía terrestre.
Incluso, las empresas de transporte público suspendieron el servicio hasta el próximo miércoles.
La tragedia no sólo ha dejado cientos de personas sin hogar, sino que exhibió la corrupción de autoridades locales y políticos de todos los partidos que fomentan y toleran la invasión de zonas de ríos y barrancas.
Lo que ocurre en la capital guerrerense es un reflejo de lo que se vive en el resto de la entidad, donde en otras ciudades como el puerto de Acapulco, Iguala y Zihuatanejo, entre otras, la sociedad padece el mismo drama.
En tanto que en la zona rural, decenas de comunidades enteras se encuentran incomunicadas por el corte de caminos y carreteras, así como las fallas en los servicios de telefonía móvil y fija que dificultan conocer lo que se está viviendo en estos puntos de la entidad.
Al respecto, la secretaria de Desarrollo Social estatal, Beatriz Mojica, calificó la tragedia como “un desastre de grandes dimensiones” y anunció que el gobernador Aguirre ha emitido una declaratoria de emergencia en 49 municipios de los 82 que conforman la entidad.
En Chilpancingo, la persistente lluvia que comenzó desde el viernes y que continúa hasta el momento, provocaron que la represa del Cerrito Rico, ubicada al norte de Chilpancingo y que se abastece de la afluencia del río Huacapa que nace en la Sierra, alcanzara su máxima capacidad prácticamente en un día.
Trabajadores de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) señalaron que la presa simplemente comenzó a desfogar el excedente de agua por un vertedero preventivo que evita su desbordamiento masivo.
Por lo tanto, era responsabilidad de las autoridades encargadas de la Protección Civil notificar a la ciudadanía para retirar a las personas que se encuentran asentadas de manera irregular en la ribera del río Huacapa, advirtieron los funcionarios federales.
Para los habitantes de las colonias de la parte norte de la capital guerrerense donde han invadido el cauce del río Huacapa, no llegó la alerta y los estragos lo confirman.
El torrente de agua arrasó con todo a su paso y prácticamente borró colonias y calles de norte a sur de la ciudad donde la corriente dejó una estela de muerte, dolor y zozobra.
Los daños aún no han sido cuantificados pero los testimonios de las víctimas sintetizan el drama que se vive en la capital y el resto de la entidad.
El subsecretario de Protección Civil estatal, Constantino González Vargas informó ayer que el fenómeno metereológico provocó al menos 14 muertos, más de 2 mil damnificados y unas 21 mil viviendas quedaron sin luz.
A través de la estación de Radio Universidad, decenas de ciudadanos están comunicándose vía telefónica para narrar su historia y reprochar la tardía reacción gubernamental.
Un profesor de la colonia Villas magisteriales, ubicada al sur de Chipancingo, criticó el hecho de que durante las protestas del magisterio disidente el gobierno federal y estatal desplegaron una impresionante fuerza policíaca para confrontar un conflicto social y ahora frente a los estragos del fenómeno natural no han mostrado la misma respuesta.
“Ahora es cuando queremos ver esos helicópteros que utilizaron contra el magisterio para que traigan ayuda a las personas que no podemos salir porque estamos en medio de las corrientes del río”, expresó el docente.
Desde ayer, Radio Universidad se ha convertido en un centro de información donde ciudadanos llaman para reportar la ausencia de ayuda gubernamental, narrar sus historias y tratar de contactar a familiares que quedaron atrapados o se encuentran desaparecidos.
En contraste con la inoperancia gubernamental, la sociedad chilpancinguense se volcó en apoyo a los damnificados que suman más de mil personas distribuidas en una veintena de albergues instalados por autoridades y de manera espontánea por ciudadanos.
En el principal albergue, controlado por el Ejército y ubicado en las instalaciones de la unidad deportiva conocida como “El Crea”, se encuentran más de mil personas, en su mayoría niños y mujeres procedentes de las colonias más afectadas porque están más cerca de la cortina de la presa del Cerrito Rico.
Los damnificados de esta zona denunciaron que simplemente no fueron alertados por las autoridades para desalojar sus viviendas que se encuentran en el margen de la ribera del río Huacapa y al menos unas 20 barrancas que son los ramales que confluyen en la arteria principal.
No obstante, los daños en esta capital se han registrado en diversos puntos y hasta el momento el caudal del río Huacapa no ha disminuido su fuerza y se mantiene el ambiente de temor y zozobra entre la ciudadanía.
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