sábado, 15 de junio de 2013

Morena y las viejas prácticas priistas


El proyecto de construcción de Morena como partido político, surge de una necesidad histórica de organizar un Movimiento Social que nace para enfrentar el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y se continúa en luchas contra las instituciones de un gobierno claramente sometido a los intereses de la burguesía.

Este sometimiento institucional en la historia y actualidad del capitalismo es inevitable, en la medida que no haya contrapesos políticos que fuercen  la democratización de estas instituciones.

Este cambio cualitativo de un gran movimiento de masas en un partido, es un fenómeno que ha ocurrido en otros países.  En Latinoamérica, con extraordinarios resultados.  Ahí están los ejemplos de Venezuela, Ecuador , Uruguay y Bolivia, que lograron la toma del poder para iniciar un proceso de transformación anticapitalista.

Por lo demás, no hay otra opción. No podemos quedarnos en una resistencia civil eterna, ni en una desobediencia civil sin futuro. Morena es un partido anticapitalista que tiene un programa de transformación, primero, hacia el estado de bienestar  que promueva la distribución de los beneficios económicos y los derechos que hoy disfrutan sólo una pequeña minoría.

En este camino, habrá quién se conforme con subir un escalón. Si lo analizamos emocionalmente, los consideraremos “traidores”. Si lo entendemos estructuralmente, aceptaremos que hay  miembros individuales y grupos que se conformarán con la comodidad personal, o con sus demandas particulares satisfechas. Ni hablar. Ellos, como los otros, son hijos del mismo sistema.

Y caminarán también con nosotros viejas prácticas, pero por desgracia vigentes, que son propias del capitalismo que todo lo convierte en  mercancía, incluyendo el voto y la voluntad política. Y parece que este hecho pudiera ser paralizante para las vanguardias más combativas. 

Para evitar esta parálisis,  abandonemos el juicio de nuestra emoción y redoblemos nuestro compromiso con la Revolución de las Conciencias, sin excluir, pero sí confrontar y someter a nuestros órganos de vigilancia, a quienes promueven estas prácticas de comercio electoral y político, pero entendiendo que son parte de nuestra organización y confiando que las herramientas de formación política serán la mejor medicina para los males internos de la ideología capitalista.

Sonríe, Morena Va.


Jacobino

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