Diego Fernández de Cevallos le avergüenza lo mal que anda el PAN. Dice que los panistas de hoy han traicionado los ideales originales del partido, aunque habría que añadir que pocos personajes han sido tan eficaces para devastar los principios éticos del PAN como él. Los fundadores fueron de distintas vertientes. Algunos filofascistas, como señala Rafael Barajas El Fisgón,pero otros católicos-liberales, maderistas, conservadores moderados, y muchos limpios y valientes: me consta. Se propusieron combatir al cardenismo, denunciar las inmoralidades del PRI y proponer como meta de la política el respeto al sufragio. Una cosa es predicar y otra hacer política: tardó 50 años en obtener una gubernatura. El PAN atrajo a devotos moralistas, no a verdaderos profesionales, que se proponían gobernar a México: desagradable tarea que quedó en manos del PRI.
En 1988-89 cayeron en la trampa de Carlos Salinas. No pudieron resistir sentirse incluidos por primera vez en el juego. ¿No se dieron cuenta de que Salinas los estaba utilizando para frenar a la izquierda? Se conformaron con una democracia selectiva: les reconocía sus triunfos y se los negaba a los neocardenistas, incluso con extremos ridículos como las
concertacesiones.
El PAN se corrompió porque muchos de sus miembros (algunos advenedizos) introyectaron la prepotencia, el descaro y la corrupción del PRI. Así, cuando alcanzaron el poder, apoyados por la oligarquía y también por el pueblo (en el caso de Fox), no dudaron en utilizar los mismos mecanismos del PRI que habían criticado durante cinco décadas. Eran muchas contradicciones. El PAN mostró el cobre cuando, a pesar de que muchos de sus miembros estaban en desacuerdo radical con el desafuero de Fox contra AMLO, lo cohonestaron con su silencio. Luego encubrieron también el fraude que llevó a Calderón a la Presidencia y al desastre que fue su administración.
No puede darse por muerto al PAN porque tiene a nivel local, en varios estados clave, grupos, recursos y bastiones, porque el PRI lo necesita como aliado y también la oligarquía. No hay duda de que el desgaste de los panistas es una oportunidad para la corriente reformista. Morena y sus aliados pueden construir un poderoso núcleo y quizá llegar a convertirse en alternantes de la derecha, pero no será fácil: tendrán que mejorar su organización y a la vez hacer de la honestidad su oferta y convencer de que va en serio. Y esto sólo se demuestra con los hechos. Es muy grande la responsabilidad de aquellos que nos proponemos regenerar a México.
Twitter: @ortizpinchetti
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