Me surgen mil reflexiones, pero las más básicas son las siguientes:
Todos aquellos que tienen a uno o más hijos en escuelas públicas, saben que tienen que pagar dos veces la educación de sus hijos: una, vía impuestos, y otra por medio de cuotas y cooperaciones porque nunca jamás hay nada; la lista de materiales escolares al principio de año ya no solo abarca lo que llevará el alumno en su mochila, sino marcadores para pizarrón, gises, toallas desechables, papel de baño, garrafones de agua, vasos desechables, lápices de cera para calificar... En fin, todo lo que necesita la maestra para su trabajo diario frente al grupo; si hay que pintar el salón o hacer un arreglo mayor, también corre por cuenta de los padres.
Pero no solo eso, ahora resulta que, como parte del programa de estudios, tienen que salir de excursión, pero bajo su propio riesgo, pues mandan un permiso que libera de toda culpa a los maestros de todo lo que pueda suceder, ¿y el seguro escolar, por el que también cobran? ¿Y las firmas ante notario de EPN? ¿Y la seguridad de los niños cuando están bajo la tutela de sus maestros?
Esto tiene que acabar; la irresponsabilidad del Estado ante todos los programas es ya insostenible. ¿O será un paso más para terminar de lapidar a la educación pública y gratuita que, por cierto, dejó de ser de calidad hace mucho?
La reflexión básica es leer y comprender bien lo que se firma, sobre todo cuando tiene que ver con la seguridad de los niños.
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