Israel Rodríguez J.
Periódico La Jornada
Viernes 8 de febrero de 2013, p. 21
Viernes 8 de febrero de 2013, p. 21
Intimidación, malos tratos e indefensión por empresas contratistas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), padecen usuarios que reclaman por el aumento desmedido de tarifas eléctricas y sin que hasta el momento haya una instancia capaz de solucionar las controversias entre la paraestatal y el público.
Al cierre de 2012, las quejas en contra de la CFE ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) fueron 33 inconformidades en promedio por día, debido al error en cálculos o la negativa a corregir los mismos. Ese año se acumularon casi 12 mil quejas, las cuales se sumaron a las más de 14 mil de 2011.
Las dependencias gubernamentales son incapaces de resolver las inconformidades y propician el desaliento de los afectados ante el gran número de trámites que deben hacer para interponer una queja.
La CFE, Profeco, Secretaría de Energía, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, (CNDH), la Procuraduría Social o el Congreso, no han podido resolver el problema que además de afectar a personas de bajos ingresos han dejado sin suministro eléctrico a diversos municipios, escuelas y unidades habitacionales, entre otras.
Uno de tantos casos es el de Gabriela Sánchez Madero, propietaria de una tienda de abarrotes y quien observó que de pagar en promedio 3 mil 600 pesos bimestrales subió a 17 mil pesos la tarifa.
En un viacrucis se ha convertido su andar por diversas dependencias en busca de una solución.
Gabriela Sánchez relata a La Jornada: “En abril de 2009 llegó una notificación de adeudo por 10 mil 95 pesos por un supuesto ajuste de tarifa. Este cobro era independiente de los recibos normales y en los cuales no había adeudo. Nunca dijeron el motivo de este cobro.
Llegué a un acuerdo con la CFE y pagué en 6 meses.
Sánchez Madero renta un local en la colonia La Joyita, delegación Gustavo A. Madero. En el inmueble hay tres juegos de lámpara de neón de 20 watts y un foco ahorrador, cuatro enfriadores y una vitrina.
El 26 de julio de 2011 un representante de la CFE de apellidos Martínez Zedillo realizó una revisión de medidores, sin mi presencia, y dejó una constancia de verificación informando que los medidores trabajan bien.
El 2 de marzo de 2012 recibió una notificación en la que se decía que el 11 de agosto de 2011 se hizo una revisión de medidores y que estaban destruidos, por esa razón hacían un ajuste por 61 mil 11 pesos. “Tomé fotos de los mismos y no se veía daño alguno. Mis recibos de luz llegaban por cantidades variables entre 2 mil 800 y 3 mil 800 y nunca he tenido retrasos en los pagos. en mano acudí a la sucursal de avenida Granjas, pensando que había un error.
Ya en la sucursal, el empleado se molestó y me dijo que debía pagar y que luego investigaba. Días después llegaron unos contratistas de CFE con una orden de corte, situación que evité diciéndoles que había un trámite de aclaración. En la última orden de corte las personas que vinieron me informaron que el documento de la Profeco no evita el corte. Acudió al órgano de control e la CFE, a la CNDH, a Profeco, a la Sener y al sindicato de electricistas, pero sin éxito.
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