viernes, 8 de febrero de 2013

Amigos del IFE o el IFE-GATE



Hoy, cuando aparecen las cuentas mochas del IFE en la presidencial del 2012, vuelven a surgir los olores de un arreglo en lo oscurito. Como en el 2000
 
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Esa película ya la vimos. Un partido y otro partido se desenmascaran sus excesos electorales. Y terminan en la mesa negociando una amnistía mutua
Lo vivimos en todo su esplendor cuando descubrimos el Pemexgate que transfería millonarias cuotas del Sindicato Petrolero a la campaña presidencial priista de Francisco Labastida.
Para fortuna de los priistas, los panistas también traían cola. Se llamaba Amigos de Fox. Afines al candidato presidencial azul levantaron, entre empresarios, millones. Nadie los contabilizó.
Al final del día el desafuero del entonces senador Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato petrolero, fue boicoteado desde adentro del PAN. Bastó que ningún panista ratificara la petición, para cerrar el caso.
En pago, los priistas acabaron por hacerse de la vista gorda con unos Amigos de Fox. De haberse desnudado, exhibirían que el Presidente del Cambio era más de lo mismo, pero con factura del sector privado.
Por eso hoy, cuando aparecen las cuentas mochas del IFE en la presidencial del 2012, vuelven a surgir los olores de un arreglo en lo oscurito. Como en el 2000.
La diferencia es que no es un asunto entre el PRI y el PAN, sino entre el PRI y el Movimiento Progresista. El común denominador es el PRI.
Y también a contrapelo del 2000, los del Movimiento Progresista –PRD, PT y Movimiento Ciudadano- nada tienen qué esconder. Sus cuentas ahí están, aritméticamente no se exceden.
Desde adentro del IFE les hicieron cuentas de gran capitán, que terminaron por mostrar excesos que en los hechos, no se dieron
Peor aún, el IFE de Leonardo Valdéz Zurita no fue ni cuidadoso ni parejo al momento de revisar los costos de  espectaculares, artículos promocionales y rentas de sitios públicos.Crearon dos raseros para medir a modo.
Por eso cuando en su veredicto concluyeron que Andrés Manuel López Obrador fue el más gastón de los candidatos presidenciales, el asombro no se hizo esperar. Y Peña Nieto, ¿impecable?
Se exhibieron el órgano fiscalizador y el IFE por entero. Mostradas las discrepancias, las hojas de cálculo de los gastos de campaña fueron devueltas a revisión. El golpe de credibilidad estaba dado.
Y por si alguna duda faltaba, el affaire de Sergio García Ramírez acabó de enrarecer el ambiente. Sobre todo en lo que toca al caso Monex.
El afamado jurista, de enorme prestigio, se había excusado de votar el caso Monex por el conflicto de interés que le representaba su relación de amistad, con los promotores de las tarjetas priistas. Lucía digno.
Pero en una decisión de última hora, votó. Y su opinión  fue la que definió la exoneración del cuestionado Monexgate. Días después, García Ramírez anunciaba su renuncia al IFE.
¿Una carrera tan fructífera como admirada acabaría sepultada entre la duda y el escándalo?Hacen falta explicaciones.
Lo único cierto hoy es que una vez más el IFE está en el tocadero. Como lo estuvo con Luis Carlos Ugalde en el 2006 en la controvertida elección del haiga sido como haiga sido.
Hasta ahora solo el IFE de José Woldenberg puede acreditar con solidez una trayectoria confiable, reconocida por todos los partidos, aplaudida por la sociedad.
Ojalá que se rectifique y se despejen las dudas. Pero sobre todo, que se alejen las sombras de las concertasesiones, como las que se dieron entre el Pemexgate y los Amigos de Fox.
¿O es que alguien está empecinado en adueñarse del presidente, instalando sobre sus hombros la duda de la legalidad?

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