Las boletas electorales de 2006.
Foto: Karina Urbina
Foto: Karina Urbina
La petición del Comité de Derechos Humanos de la ONU para que se frene la destrucción de las boletas electorales de 2006 tiene en alerta al gobierno federal. La Cancillería incluso envió un documento al Instituto Federal Electoral para que desestime ese llamado. De lo que se trata es evitar a toda costa el recuento de los votos de esos cuestionados comicios, y los pretextos y argucias para lograrlo son muchos, entre ellos que acceder a esa revisión mostraría ante el mundo a un Estado mexicano “débil”.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- México se prepara para decirle no a las Naciones Unidas. No a las medidas provisionales para suspender la destrucción de las boletas de la elección de Felipe Calderón. No a su competencia para tratar este asunto y no, porque acceder a la petición de Proceso lo mostraría como un “Estado débil”.
Tales son las “consideraciones” que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) le entregó al Instituto Federal Electoral (IFE) para rechazar la petición de medidas provisionales que hace dos semanas le hizo el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Las recomendaciones están contenidas en el proyecto de respuesta elaborado por la SRE, fechado el jueves 8 y entregado a los consejeros del IFE, quienes el martes 13 deberán pronunciarse sobre la petición de la ONU.
La Misión Permanente de México ante los Organismos Internacionales con sede en Ginebra, donde están las oficinas centrales del Comité de Derechos Humanos de la ONU, elaboró para el IFE las “consideraciones sobre el curso a seguir respecto de la denuncia presentada” por el director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, y le propone “dos cursos de acción” para responderle a la ONU.
Amparado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el pasado 25 de octubre Rodríguez Castañeda recurrió ante esa instancia de Naciones Unidas para evitar la destrucción de las boletas de la elección presidencial de 2006, programada por el IFE para realizarse entre los próximos lunes 12 y lunes 26.
La línea del gobierno de Calderón al IFE no tiene equívocos: La SRE le dice a los consejeros electorales que no deben atender la petición de medidas provisionales porque el Comité de la ONU es más político que jurídico y sus decisiones “frecuentemente están influenciadas por el efecto que tendrán en la opinión pública”.
En la descalificación del organismo de la ONU añade: “El Comité de Derechos Humanos (CDH) es un órgano eminentemente político que no cuenta con competencias claras y cuyos procedimientos se ejercen con gran flexibilidad”, pero sobre todo sus medidas provisionales requeridas no son “legalmente vinculantes”, por lo que su incumplimiento “no acarrea consecuencias internacionales para el Estado”.
En franco desafío a la ONU dice que aun cuando el CDH admitiera la denuncia de Rodríguez Castañeda, el IFE demostraría la ausencia de violaciones al derecho a la información “aún después de haber procedido a destruir las boletas electorales”.
Destruidas las boletas aun antes de que el CDH se pronuncie, los actores ya no tendrían interés de continuar el caso, por lo que “no habría implicaciones jurídicas internacionales”, asegura.
Además de que no hay peligro para la vida ni integridad personal del solicitante, dice que acceder a la suspensión provisional de la destrucción de las boletas puede “multiplicar las instancias en las que se puede presentar un mismo asunto, abriría la puerta al abuso del derecho de petición y debilitaría el sistema interamericano de protección”.
En esa advertencia, el gobierno de Calderón alude a la negativa, en noviembre de 2011, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para admitir la queja promovida por el propio Rodríguez Castañeda en contra del Estado mexicano por su rechazo a darle acceso a los paquetes electorales de la elección de Calderón como presidente.
Argumenta que la denuncia ante Naciones Unidas es la misma que se presentó ante la CIDH, a pesar de que ésta “concluyó la inexistencia de violaciones al derecho de acceso a la información”. Según la Comisión Interamericana no hubo tal violación por “la transparencia de las elecciones” en México.
Para rechazar la demanda, la CIDH copió lo que dice el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) respecto a la organización en la jornada electoral y la participación ciudadana.
“Cursos de acción”
En su “curso de acción 1” la SRE les pide a los consejeros del IFE “cuestionar y debatir la admisibilidad y el fondo de la denuncia sin atender la solicitud de medidas provisionales”. Para fundamentar la negativa les dice que deben diferenciar entre un mecanismo regional de protección consolidado (CIDH) y una instancia internacional de carácter político (CDH).
En una clara manipulación, la Misión Permanente de México en Ginebra dice a los miembros del IFE que la CIDH resolvió “de fondo” la denuncia de Rodríguez Castañeda. No fue así. La Comisión Interamericana no alcanzó a pronunciarse sobre el fondo de la demanda, relacionado con las disposiciones de la Convención Americana de Derechos Humanos sobre acceso a la información y mecanismos de protección jurídica efectiva (Proceso 1829).
La dependencia a cargo de Patricia Espinosa de plano les pide a los consejeros del IFE “no abrir la expectativa de un posible recuento de boletas”. Lo que deben argumentar “de manera activa” los consejeros encabezados por Leonardo Valdés es la “interpretación del Estado mexicano en relación a la coherencia del sistema internacional de protección de los derechos humanos”.
En este escenario de rechazo a la solicitud de medidas provisionales, el gobierno de Calderón prevé la crítica de “algunos sectores que alegarían el ‘incumplimiento’ del Estado mexicano a sus obligaciones internacionales”.
Pero considera “debatible” esta crítica porque las boletas han sido preservadas más de cinco años en razón del procedimiento que se seguía en la CIDH, pero sobre todo la denuncia ante la ONU “puede ser entendida también por parte de la opinión pública nacional e internacional como un abuso del derecho de petición”.
En esta opción de abierto rechazo a la solicitud de las Naciones Unidas el gobierno de Calderón propone “una campaña de medios resaltando las diferencias” entre los procedimientos y consecuencias de la CIDH y del CDH. Además, pide “un escrupuloso contacto” entre las autoridades del IFE y la Cancillería “para orquestar una estrategia de comunicación social que no implique prejuzgar el curso de acción que ambos acuerden”.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- México se prepara para decirle no a las Naciones Unidas. No a las medidas provisionales para suspender la destrucción de las boletas de la elección de Felipe Calderón. No a su competencia para tratar este asunto y no, porque acceder a la petición de Proceso lo mostraría como un “Estado débil”.
Tales son las “consideraciones” que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) le entregó al Instituto Federal Electoral (IFE) para rechazar la petición de medidas provisionales que hace dos semanas le hizo el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Las recomendaciones están contenidas en el proyecto de respuesta elaborado por la SRE, fechado el jueves 8 y entregado a los consejeros del IFE, quienes el martes 13 deberán pronunciarse sobre la petición de la ONU.
La Misión Permanente de México ante los Organismos Internacionales con sede en Ginebra, donde están las oficinas centrales del Comité de Derechos Humanos de la ONU, elaboró para el IFE las “consideraciones sobre el curso a seguir respecto de la denuncia presentada” por el director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, y le propone “dos cursos de acción” para responderle a la ONU.
Amparado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el pasado 25 de octubre Rodríguez Castañeda recurrió ante esa instancia de Naciones Unidas para evitar la destrucción de las boletas de la elección presidencial de 2006, programada por el IFE para realizarse entre los próximos lunes 12 y lunes 26.
La línea del gobierno de Calderón al IFE no tiene equívocos: La SRE le dice a los consejeros electorales que no deben atender la petición de medidas provisionales porque el Comité de la ONU es más político que jurídico y sus decisiones “frecuentemente están influenciadas por el efecto que tendrán en la opinión pública”.
En la descalificación del organismo de la ONU añade: “El Comité de Derechos Humanos (CDH) es un órgano eminentemente político que no cuenta con competencias claras y cuyos procedimientos se ejercen con gran flexibilidad”, pero sobre todo sus medidas provisionales requeridas no son “legalmente vinculantes”, por lo que su incumplimiento “no acarrea consecuencias internacionales para el Estado”.
En franco desafío a la ONU dice que aun cuando el CDH admitiera la denuncia de Rodríguez Castañeda, el IFE demostraría la ausencia de violaciones al derecho a la información “aún después de haber procedido a destruir las boletas electorales”.
Destruidas las boletas aun antes de que el CDH se pronuncie, los actores ya no tendrían interés de continuar el caso, por lo que “no habría implicaciones jurídicas internacionales”, asegura.
Además de que no hay peligro para la vida ni integridad personal del solicitante, dice que acceder a la suspensión provisional de la destrucción de las boletas puede “multiplicar las instancias en las que se puede presentar un mismo asunto, abriría la puerta al abuso del derecho de petición y debilitaría el sistema interamericano de protección”.
En esa advertencia, el gobierno de Calderón alude a la negativa, en noviembre de 2011, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para admitir la queja promovida por el propio Rodríguez Castañeda en contra del Estado mexicano por su rechazo a darle acceso a los paquetes electorales de la elección de Calderón como presidente.
Argumenta que la denuncia ante Naciones Unidas es la misma que se presentó ante la CIDH, a pesar de que ésta “concluyó la inexistencia de violaciones al derecho de acceso a la información”. Según la Comisión Interamericana no hubo tal violación por “la transparencia de las elecciones” en México.
Para rechazar la demanda, la CIDH copió lo que dice el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) respecto a la organización en la jornada electoral y la participación ciudadana.
“Cursos de acción”
En su “curso de acción 1” la SRE les pide a los consejeros del IFE “cuestionar y debatir la admisibilidad y el fondo de la denuncia sin atender la solicitud de medidas provisionales”. Para fundamentar la negativa les dice que deben diferenciar entre un mecanismo regional de protección consolidado (CIDH) y una instancia internacional de carácter político (CDH).
En una clara manipulación, la Misión Permanente de México en Ginebra dice a los miembros del IFE que la CIDH resolvió “de fondo” la denuncia de Rodríguez Castañeda. No fue así. La Comisión Interamericana no alcanzó a pronunciarse sobre el fondo de la demanda, relacionado con las disposiciones de la Convención Americana de Derechos Humanos sobre acceso a la información y mecanismos de protección jurídica efectiva (Proceso 1829).
La dependencia a cargo de Patricia Espinosa de plano les pide a los consejeros del IFE “no abrir la expectativa de un posible recuento de boletas”. Lo que deben argumentar “de manera activa” los consejeros encabezados por Leonardo Valdés es la “interpretación del Estado mexicano en relación a la coherencia del sistema internacional de protección de los derechos humanos”.
En este escenario de rechazo a la solicitud de medidas provisionales, el gobierno de Calderón prevé la crítica de “algunos sectores que alegarían el ‘incumplimiento’ del Estado mexicano a sus obligaciones internacionales”.
Pero considera “debatible” esta crítica porque las boletas han sido preservadas más de cinco años en razón del procedimiento que se seguía en la CIDH, pero sobre todo la denuncia ante la ONU “puede ser entendida también por parte de la opinión pública nacional e internacional como un abuso del derecho de petición”.
En esta opción de abierto rechazo a la solicitud de las Naciones Unidas el gobierno de Calderón propone “una campaña de medios resaltando las diferencias” entre los procedimientos y consecuencias de la CIDH y del CDH. Además, pide “un escrupuloso contacto” entre las autoridades del IFE y la Cancillería “para orquestar una estrategia de comunicación social que no implique prejuzgar el curso de acción que ambos acuerden”.
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