Estudio de empresarios revela que 56% de los mexicanos opina que los sondeos fueron manipulados
Tiene mala opinión de esos ejercicios 40% y otro 50 disminuyó su disposición a responder
Encuestas de salida, frente a las casillas, el pasado primero de julioFoto José Antonio López
Claudia Herrera Beltrán
Periódico La Jornada
Viernes 7 de septiembre de 2012, p. 5
Viernes 7 de septiembre de 2012, p. 5
La credibilidad de las casas encuestadoras en México cayó después de las elecciones y está demostrado en cifras del mismo gremio: 56 por ciento de los mexicanos considera que estos sondeos fueron manipulados y 40 por ciento tiene una mala opinión de estos ejercicios.
En 50 por ciento de los entrevistados disminuyó su disposición a responder cuestionarios, revela el estudio
¿Qué opina la gente de las encuestas después de las elecciones?, aplicado en todo el país por medio de 500 entrevistas telefónicas por las empresas Mercaei y Marketing Group.
Sí hubo un golpe, concluyó Lauro Mercado, presidente de Mercai, al dar a conocer estos resultados en el congreso de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y de Opinión Pública (AMAI).
Las encuestas electorales se llevaron
un raspón y las comerciales no salieron tan golpeadas. No salimos tan limpios del zafarrancho, añadió Pólux Arañó, de Marketing Group.
La demostración del aumento de la desconfianza de los mexicanos se hizo precisamente frente a ejecutivos de encuestadoras como Berumen, lo que llevó a Arañó a reconocer:
Hay un sentimiento de que fue un mal suceso para la industria. Lo que quizá quedó demostrado al inicio de la semana, cuando inconformes por el manejo de estas empresas lanzaron huevos a Roy Campos, director de Consulta Mitofsky.
Este mea culpa de la industria se da una semana después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) rechazó los alegatos del Movimiento Progresista sobre que el caudal de encuestas difundidas fueron un factor promovido intencionalmente en favor del ahora presidente electo, el priísta Enrique Peña Nieto, y configuraron actos de manipulación.
Los magistrados rechazaron todos los alegatos con el argumento de que si bien las encuestas ejercen una influencia variable en el electorado, no generan un efecto unidireccional a favor o en contra de una candidatura. Además, arguyeron que las empresas son reguladas por el Instituto Federal Electoral (IFE).
Pero la opinión de la gente sobre encuestas –que dieron hasta 20 puntos de ventaja a Peña Nieto sobre López Obrador (al final fue de menos de 7 puntos) es distinta. Al preguntarles a qué atribuían la diferencia entre el pronóstico de las encuestas y el resultado de las elecciones, 56 por ciento señaló que fueron manipuladas, 23 por ciento que la gente cambió su voto, 10 por ciento que hubo errores y 6 por ciento no sabe.
Quienes consideran que las encuestas fueron manipuladas votaron en su mayoría por el PRD (85 por ciento), después por el PAN (57 por ciento) y hasta los simpatizantes del PRI (27 por ciento) lo creen.
Para la mitad de las personas entrevistadas, las encuestas sí reflejan los resultados y para la otra mitad, no.
Cuando se les interrogó si los sondeos influyeron en su preferencia electoral, 69 por ciento respondió que no. Otro hallazgo fue que 56 por ciento de la población sabe que estas empresas están reguladas.
Las opiniones
En el estudio cualitativo, efectuado con grupos de enfoque, se encontraron opiniones mostradas en un video, como las siguientes:
Aunque también hubo quien expresó:
Los resultados demuestran además una escasa cultura en el manejo de encuestas: sólo 20 por ciento señaló haber visto alguna nota metodológica, la mitad respondió que para nada y otro 30 por ciento ni se fijó. De quienes las vieron, 70 por ciento aseguró que eran claras.
Otra tarea pendiente, explicó, es buscar tender puentes con los medios de comunicación para que sea cada vez más clara la información tanto de las notas metodológicas como de la información difundida y la regulación existente para la industria.
Cuando se les interrogó si los sondeos influyeron en su preferencia electoral, 69 por ciento respondió que no. Otro hallazgo fue que 56 por ciento de la población sabe que estas empresas están reguladas.
Estas dos láminas son matadoras, planteó Arañó, al demostrar que para 48 por ciento de los participantes, las encuestas electorales son buenas o muy buenas, y esta cifra sube a 74 por ciento para las comerciales (por ejemplo, para la investigación de productos).
Las opiniones
polarizadasde los mexicanos sobre las casas encuestadoras provocaron el
asombrode Arañó, quien comentó:
Me puso los pelos de punta descubrir lo que la gente conversa sobre nuestra profesión.
En el estudio cualitativo, efectuado con grupos de enfoque, se encontraron opiniones mostradas en un video, como las siguientes:
La empresa que hace la encuesta la vende, y entonces quien paga más la puede modificar a su antojo.
Están lejos de ser representativas como te las mostraban y ya estaban imponiendo al próximo presidente.
Para mí es como propaganda. Televisa, Tv Azteca, Canal 28 e incluso Canal 11, también insistieron al pueblo con que Peña Nieto estaba hasta arriba. Para mí, engañaron al pueblo.
Aunque también hubo quien expresó:
Creo que el resultado de las encuestas es real, sí es confiable.
Los resultados demuestran además una escasa cultura en el manejo de encuestas: sólo 20 por ciento señaló haber visto alguna nota metodológica, la mitad respondió que para nada y otro 30 por ciento ni se fijó. De quienes las vieron, 70 por ciento aseguró que eran claras.
Cómo recuperar la imagen
A partir de eso, Arañó aconsejó que las publicaciones electorales en televisión debieran contener una nota metodológica –en una pequeña cápsula– para abonar en el terreno de la cultura de las encuestas.
Tras encontrar estas opiniones, Mercado sugirió a quienes elaboran estudios electorales que expliquen en qué fallaron en el aspecto técnico para tratar de recuperar la imagen que fue afectada. De hecho, próximamente habrá un seminario del gremio para analizar este asunto.
Otra tarea pendiente, explicó, es buscar tender puentes con los medios de comunicación para que sea cada vez más clara la información tanto de las notas metodológicas como de la información difundida y la regulación existente para la industria.
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