Carta de Héctor Suárez a Emilio Azcárraga Jean: “en su empresa someten a trabajadores y pisotean sus derechos”
En la edición No. 1827 de la revista Proceso, que circula a partir de este domingo, apareció la siguiente carta del comediante Héctor Suárez, quien denunció en Twitter la censura a uno de sus cápsulas cómicas en el programa Iniciativa México. A continuación su propia versión.
Al ver que mis anteriores misivas mandadas a usted hace unos días, para conciliar y darle a usted mi versión, sobre lo ocurrido en la emisión de Iniciativa México, y por la que se me culpa de rebeldía, de actor difícil y conflictivo, injustamente, jamás tuvieron respuesta de su parte, no me deja más alternativa que hacerlo por este medio.
¿Está usted enterado que durante más de 38 años colaboré en la que ahora es su empresa, en programas que no sólo dieron rating sino mucho dinero a Televisa? Y por ende a mí también, naturalmente. ¿Sabe usted que la emisión creada por mí y titulada ¿Qué nos Pasa? Fue una punta de lanza que vino a revolucionar las anodinas comedias que se hacían en televisión?
Comento lo anterior porque ¿Qué nos Pasa? Le dio a Televisa la altura y madurez de una televisión inteligente, analítica y pensante además de valiente. Esta es la televisión y el trabajo que hago y que siempre me ha caracterizado a lo largo de mi carrera. Me pregunto, entonces, ¿por qué solicitar mis servicios en Iniciativa México?
Con respecto a lo acaecido en torno a la emisión Iniciativa México, donde de seguro los señores Rubén y Santiago Galindo, productores de dicho programa, ya le dieron su particular versión de los hechos; pero es mi deseo que usted conozca la mía y así, juntando los dos pareceres, se pueda dar una idea de lo que ocurrió.
Comprendo que los señores Galindo cuiden su fuente de trabajo. Entiendo también que hay muchos medios involucrados en Iniciativa México y que los contenidos deben ser cuidadosos, pero la esencia de la comedia es, por antonomasia, crítica y burla. No se puede pretender hacer reír al público sin ejercer dichos elementos y menos con el temor de “molestar a alguien”. Temerosa y prejuiciosa constante de los señores Galindo, de ahí los repetidos desacuerdos que tuve con los mencionados productores.
¿Le informaron a usted estos señores que para cuidar los contenidos de los tres sketches que cada ocho días salían al aire, acordamos entonces que yo les entregaba mi trabajo editado con 72 horas de antelación? Para que si algo no les parecía, me lo informarían y así tener yo el tiempo suficiente para reeditarlos y corregirlos. En las seis semanas en que se los entregué puntualmente; por alguna razón que desconozco, mi trabajo nunca fue checado en el tiempo acordado. Siempre lo hicieron a última hora, cuando ya no había tiempo ni oportunidad de corregir ni hacer nada. De ahí que los señores Galindo, con una falta de respeto por mi trabajo como creador y enarbolando la bandera de la moral, censuraban y decidían lo que el público debía ver, mutilando siempre con torpeza, desconsideración y un desconocimiento del género y sin participármelo.
Otro de sus trabajadores, el señor Juan Antonio Mateos, pretende pagarme sólo seis semanas argumentando que debía haber trabajado diez semanas, de las cuales repito, el señor Galindo jamás me habló.
¿Está usted enterado de que algunos de sus empleados decidieron dar órdenes estrictas de no permitirme la entrada a la empresa a recoger mis pertenencias, mi vestuario, mi maquillaje, mis pelucas?
¿Está usted enterado también de que me encontraba yo trabajando en la serie que produce Televisa Deportes que se titula Cloroformo? Con un rol importantísimo, el de un ex boxeador y que por la misma razón, fui retirado de dicha serie, afectando con esto la producción que ya estaba lista y a su director Gustavo Loza, obligándolo a buscar inmediatamente quien me sustituyera.
Señor Azcárraga: Acepté gustosamente colaborar en Iniciativa México, porque sinceramente creí en el proyecto, sin tomar en cuenta el veto que llevo padeciendo en su empresa desde hace doce largos años.
Si no está enterado lo invito a tomar medidas y obligue a sus subordinados a cumplir sus compromisos como hombres con ética profesional y laboral. Señor Azcárraga, en su empresa están acostumbrados a someter a sus trabajadores y en muchas ocasiones a pisotear sus derechos. Pero habemos personas como yo que por ningún motivo lo permitimos y nos arriesgamos a sufrir las consecuencias antes que perder la dignidad. Y eso, señor Azcárraga, no me hace ni rebelde ni mucho menos conflictivo. Me hace un hombre valiente, honorable, confiable y respetable ante mis hijos, mi familia, el mundo que habito y ante Dios.
Le pregunto ahora señor Azcárraga, por estas palabras que hoy le externo: ¿Me esperan otros doce años de veto? ¿Extenderán sus medidas a mi familia como lo hicieron injustamente con mi hijo Héctor Suárez Gomís, quien sin deberla ni temerla también fue “castigado” y vetado?
Dígales que si ya me “castigaron” otra vez, no volviéndome a llamar en su empresa para trabajar, por lo menos me den mi resto… ¿no?
¿Tiene usted el valor… o le vale?
Atentamente
Héctor Suárez.
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