jueves, 13 de octubre de 2011

Saludo en la Plaza Mariana


Sin importar creencias, todos somos guadalupanos: Calderón
Claudia Herrera y Bertha Teresa Ramírez

Periódico La Jornada
Jueves 13 de octubre de 2011, p. 5
En la apertura de la Plaza Mariana, contigua a la Basílica de Guadalupe, el presidente Felipe Calderón afirmó que los mexicanos somos guadalupanos sin importar fe o creencias y celebró que la libertad religiosa absoluta en el país no tiene vuelta atrás.

Anfitrión de la ceremonia, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México, reunió a Calderón con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el perredista Marcelo Ebrard, por primera vez más allá de las sesiones del Consejo de Seguridad Nacional.

Carlos Slim, presidente del Grupo Carso y patrocinador de la construcción de la plaza, también fue testigo del nuevo encuentro en el que panista y perredista se dieron la mano y sonrieron entre sí en dos ocasiones ante camarógrafos y fotógrafos.

Al darles la bienvenida a sus invitados, el purpurado recordó ayer que hace años el entonces jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, fue sensible a las necesidades de los vendedores ambulantes de la zona por el aumento de peregrinos y donó el terreno adjunto a la Basílica de Guadalupe a cambio de la edificación del mercado.

La convivencia entre jerarcas religiosos, políticos y el empresario tuvo lugar en el Centro de Evangelización, uno de los cuatro edificios que conforman la plaza, que a lo largo del día estuvo cercado por cientos de guardias del Estado Mayor Presidencial y de vallas metálicas.

Calderón llegó flanqueado por Rivera y Slim y a dos pasos de él caminaba Ebrard de la mano de su esposa, Rosalinda Bueso, con quien el Presidente tuvo una deferencia al ser el único en saludarla en su discurso. Cerca iba el secretario de Gobernación, José Francisco Blake.

En presencia también del nuncio apostólico, Christophe Pierre, Calderón calificó esta obra como un “momento cumbre” en la historia contemporánea del centro religioso “tan querido por todos los mexicanos” y como una “infraestructura pastoral para el tercer milenio.

“A final de cuentas, en muchos mexicanos, la mayoría de los mexicanos, la señora de Guadalupe es un signo de identidad y de unidad. Somos guadalupanos, independientemente, incluso me atrevería a decir, mucho de la fe, de las creencias y las no creencias y, desde luego, lo es para quienes profesamos la fe católica, a quienes congrega desde luego esta imagen tan representativa de México y de los mexicanos”, resaltó.
Destacó que la Basílica “es un lugar lleno de hechos significativos, desde la aparición de la Virgen a Juan Diego”, punto de referencia religioso, factor de integración social, de unidad nacional y de pluralidad cultural.

Calderón comentó que “la Villa o Villita, como cariñosamente se le nombra”, recibe 20 millones de nacionales y extranjeros, de los cuales nueve millones asisten el 12 de diciembre; entre ellos destacó que su esposa asiste ese día desde hace 30 años, “o por lo menos es lo que dice –bromeó–, sólo que en esta ocasión no pudo estar presente por estar fuera del país”.

Se declaró gustoso de que el diseño esté inspirado en el escudo papal de Juan Pablo II, quien –resaltó– es recordado con cariño por los mexicanos por su mensaje de paz que tanto necesitamos. “Hoy, más que nunca, la libertad de creencia es absoluta. Todas las mexicanas, todos los mexicanos tenemos el derecho de profesar o no en conciencia la religión que satisfaga o que más sea propia de las convicciones de cada persona, sin más límite que el respeto a la ley.”

Consideró que ésta es una conquista de la sociedad mexicana que debemos aquilatar y que el gobierno federal respeta sin cortapisas y “que estoy convencido, no tiene vuelta atrás”.

Por su parte, Marcelo Ebrard explicó que la obra se hizo muy rápido, en 16 meses, y por eso bromeó al decir que ya estaba pensando pedirle ayuda al cardenal en la supervisión de la edificación de los segundos pisos, a fin de apresurar el paso.

También recordó que el gobierno capitalino donó el terreno hace diez años con el “sueño” de recuperar este espacio público simbólico de 78 mil metros cuadrados que contará con un mercado, servicios para los peregrinos y áreas verdes.

A su vez, Carlos Slim se congratuló por el desarrollo arquitectónico del que, señaló, es el templo más visitado del mundo –aunque luego Calderón diría que es la Basílica de San Pedro, en Roma–, y destacó que su apertura se hizo en el aniversario de la coronación de la Virgen.

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