viernes, 14 de octubre de 2011

La usurpación panista va por el PRI



María Teresa Jardí
La usurpación panista va por el PRI
Sólo un diputado nos representa. La medalla Belisario Domínguez debería ser entregada a Gerardo Fernández Noroña. Si tuviéramos un Poder Legislativo que nos representara, el miércoles pasado Genaro García Luna habría salido cesado por el Congreso y sujeto a investigación para ser encarcelado.
A través de la historia ha quedado demostrado que la estupidez de los humanos es infinita. Deseducados por la telebasura e incapaces de apagar el maligno aparato usado como arma contra el pueblo, por los que imponen el sistema que mata a millones de personas porque no tienen cabida en él, los mexicanos somos el ejemplo de que la estupidez acaba por tornarse en forma de vida.
Más seriedad ameritan los inventos que como cuentos chinos matan de risa al mundo. El imperio yanqui, con la anuencia del usurpador, está interviniendo para decidir quién será el próximo ocupador de la silla del Ejecutivo: “haiga sido como haiga sido”. Ya se sabe que a los gringos eso los tiene sin cuidado porque también la presidencia de EU, cuando les conviene, del mismo modo se ocupa. Ahí está Bush como ejemplo. Y si para repetir se necesita tumbar unas Torres, se tumban. Y si ahora se necesita inventar un complot, para imponer aquí a otro entreguista de derecha, se inventa. Como también los yanquis adolecen de deseducación televisiva, no les da el cerebro para inventar algo más creíble que: “el gobierno iraní contrató a un vendedor de autos usados, convicto por un fraude con cheques, para que contratara a capos mexicanos con el fin de asesinar al embajador saudita en Washington”. Imaginación les falta y ya empiezan a decir, bien, los analistas gringos que el invento no cuela incluso porque va “... en contra de todo lo que se sabe del servicio iraní de inteligencia, altamente sofisticado”.
De cara a la militarización que se lleva a cabo en nuestro país, de momento en los estados gobernados por el PRI. Ahora van por Coahuila. Lo que a fin de cuentas era una crónica anunciada. Calderón no va a perdonar a Moreira el que no se le haya entregado ese estado a otro de sus favoritos, uno de los porros denunciantes de la exagerada deuda que el hermano, del triunfante, a ese estado le dejara. Lo que se explica por la obra realizada, dice Humberto Moreira, sin ahondar en su defensa, revirando tan sólo lo de la deuda que todos los gobernantes, devenidos en caciques, acumulan a nivel federal y en el resto de los estados.
Los yanquis apoyan la militarización y quieren imponer en México a un gobernante de derecha, para ello tienen que convertir el narcotráfico en terrorismo y están en ello.
Al oído les soplan a los más abyectos las bondades de las coaliciones, que la historia mundial ha probado están destinadas al fracaso. Los partidos dejaron de ser representantes incluso de sus votantes al aceptar a los prófugos de los otros partidos, dando al traste con las ideologías, que es lo que garantiza que los jerarcas de los partidos no se pudran del todo. En el momento en que todos adquieren la misma ideología para acceder al gobierno, lo mismo da a los ciudadanos que lleguen uno o el otro. Ideología que en el caso mexicano ha convertido a la corrupción en su única oferta. Y con esto no quiero decir que debería regresar el PRI al gobierno. Pero es claro que el PRI tiene razón por cuanto a lo que las coaliciones que proponen el PAN y el PRD son perversas. Es claro que el único que genera esperanza de no vivir también sumando, a las guerras en marcha, una guerra entre hermanos que lo único a lo que aspiramos es a vivir una vida digna, es AMLO.
Y por eso, a pesar de nuestra gran estupidez, mayoritariamente le apostamos a que llegue Andrés Manuel. Es la única esperanza que nos queda incluso para impedir que los yanquis nos acaben de invadir inventando el terrorismo que como regla imponen en el mundo para ocupar los territorios de los países a los que quieren robar todos sus bienes. La usurpación panista va por el PRI. El imperio yanqui quiere intervenir, militarmente incluso, a México.

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