Evidencian problemas que genera el “capitalismo corporativo”. Son esperanza para humanidad, dice.
Alfredo Valadez, corresponsal
Publicado: 17/10/2011 09:52
Zacatecas, Zac. La movilización global de los indignados representa “una nueva lucha en que están presentes todas las luchas anteriores por la emancipación humana” y, por su fuerza y alcance mundial, este levantamiento social “ya se volvió una esperanza para la humanidad”, afirmó el sociólogo Pablo González Casanova.
Luego de acudir al 30 aniversario del posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Zacatecas, el académico e investigador señaló en entrevista que la nueva manifestación global puso en evidencia “los problemas que el capitalismo corporativo está creando”.
Incluso, afirmó González Casanova, entre los indignados de todo el mundo existe “la percepción creciente de que detrás de todas las medidas de los gobiernos, y de toda la crisis de los partidos y de las organizaciones estatales, se encuentra el capi- talismo corporativo, que es realmente el que tiene la soberanía en sus manos”.
Consideró que “los soberanos del mundo actual son las corporaciones, y eso lo están descubriendo de manera variada. Algunos lo perciben con una gran realidad, otros más vagamente, pero lo que ocurre en Wall Street y en Estados Unidos es uno de los indicios de esta conciencia”.
El sociólogo y humanista mexicano –quien ha recibido en 13 ocasiones doctorados honoris causa de distintas universidades– indicó, en cuanto a las manifestaciones en decenas de ciudades del mundo en contra del modelo económico neoliberal: “Hay mucho que decir sobre los indignados. Es un movimiento histórico de una gran riqueza; representa un nuevo proyecto histórico, distinto de los anteriores en muchos aspectos, y al mismo tiempo con un desarrollo de la memoria histórica del saber de los pueblos, de las experiencias de los pueblos, y de la imaginación y la capacidad creadora que tienen.
“Quiero decir con esto que el movimiento de los indignados tiene ciertos rasgos comunes de tipo universal que hacen de este movimiento algo histórico, de gran importancia, que corresponden a una nueva lucha en que están presentes todas las luchas anteriores por la emancipación humana.”
De casi 90 años de edad, González Casanova, quien con orgullo se identifica como “un zapatista”, desglosó en detalle su perspectiva de lo que podría significar para el orbe la movilización de los indignados, quienes “ya no están pensando nada más en las formas de la democracia que surgieron a raíz de la revolución francesa. No están pensando nada más en el proyecto marxista y revolucionario que surgió a mediados del siglo XIX”.
En este movimiento, prosiguió, “tampoco están limitándose a los planteamientos que surgen con el marxismo leninismo por una parte, con el socialismo parlamentario por otra, con el nacionalismo revolucionario en los albores del siglo XX. Tienen una memoria de esos acontecimientos históricos, muchas veces implícita, pero que tienen una riqueza de valores muy grande, muy superior a las anteriores. Ya se volvió una esperanza para la humanidad”.
De hecho, sostuvo Pablo González Casanova, la insurrección indígena de Chiapas en 1994, con su pensamiento e ideología zapatista, fue el germen de las nuevas movilizaciones globales. “El planteamiento más general se encuentra precisamente en los pueblos mayas de México, que se rebelaron y que son conocidos como zapatistas. Ellos hicieron los primeros planteamientos de una alternativa de organización de la vida, y de relaciones con la tierra, que tienen grandes posibilidades de resolver no sólo los problemas de los pueblos indios de México, sino de todos los pueblos del mundo.”
Ésa, insistió González Casanova, es una parte de las aportaciones del zapatismo al movimiento de los indignados, “parte riquísima, pionera, y donde ahora surgen nuevos planteamientos, que nos hacen ver cómo se trata de un proyecto que tiene posibilidades de resolver los problemas que el capitalismo corporativo está creando a un nivel de gravedad cada vez mayor”.
Interrogado sobre si las protestas en distintos países podrían encontrar banderas comunes, como la lucha contra la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias, González Casanova refirió que desde su perspectiva, son dos los objetivos principales.
Uno es la organización de la democracia directa, de la democracia real, de que sea el pueblo quien tenga el poder. “Eso quiere decir democracia en griego, la raíz etimológica es muy buena. Quieren el gobierno del pueblo”, sostuvo.
El investigador mexicano, quien la semana pasada compartió ideas con los indignados que protestan bajo la Puerta del Sol en Madrid, España, indicó que el otro objetivo de la nueva rebelión mundial es “la creación de espacios laicos, de espacios de dialogo, de espacios de debate en que se respeten las distintas religiones y las distintas ideologías. Y hay otro factor a destacar, y es el peso que la moral colectiva tiene como decisión de luchar.
“A estas características de un proyecto realmente democrático se añade la percepción creciente de que detrás de todas las medidas de los gobiernos y de toda la crisis de los partidos y de las organizaciones estatales se encuentra el capitalismo corporativo, que es realmente el que tiene la soberanía en sus manos”, acotó.
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