martes, 1 de febrero de 2011

La realidad juarense contra Davos Sergio Conde Varela Abogado


Cada año, en un ritual inacabable, se reúne el grupo de los 8, así se le conoce. Dicho grupo está compuesto por los países más ricos del mundo y a esa reunión acuden empresarios, gobernantes y académicos, según nos consigna en sus noticias El Diario en su edición del pasado domingo.

El propósito fundamental de los congregados es revisar la situación económica y social por la cual atraviesa el mundo. Desde luego que lo que se habla en Davos, Suiza, difícilmente favorece a un juarense, chihuahuense o mexicano chicoteado por la crisis y la inseguridad que percibe el salario mínimo, a pesar de que nuestros gobernantes acuden puntualmente a pasearse y codearse con los suizos. Se convocan y se realizan los mencionados foros, entre manifestaciones contrarias, las cuales le han hecho a la tal reunión, como decimos los fronterizos, “lo que el aire a Juárez”.

Desde luego, que las ideas que en esa ciudad alpina salen a la luz, nada han hecho para que los miles de millones de pobres en México y en el mundo entero, disminuyan y no solamente quienes sufren de extrema pobreza sino también la clase media que va derrumbándose poco a poco y formando parte, por ausencia de medidas apropiadas, en clase de bajos, muy bajos ingresos.

Resulta pues que en Davos, quienes sostienen siempre su poderío económico son el grupo de los 8 con sus protegidos inversionistas, banqueros , empresarios de postín, cuyas ganancias nunca disminuyen de los miles de millones de dólares por anualidad. En el corte de caja que practican en Davos, en el grupo octópodo (formado por ocho brazos iguales, como en el caso del molusco pulpo) siempre se siente la algarabía de las enormes ganancias y la ausencia de poner en práctica medidas sociales que combatan la hambruna que se pasea con sonrisa burlona por todos los continentes del orbe.

Realmente son similares esas reuniones a la carabina de Ambrosio que no tiene ningún fin práctico para resolver las graves cuestiones por las que atraviesan las grandes multitudes, especialmente aquellas relacionadas con lo mas indispensable para vivir. Los llamados foros sociales que se han convocado en contra de la reunión de Davos, poco han hecho, pues “poderoso caballero es don dinero y los personajes que acuden a Suiza han borrado de su diccionario la palabra solidaridad que significa “unido a…; junto a…”

Curiosamente y paralelo al mencionado foro, se manifestaron miles y miles de personas en Túnez y Egipto en contra de la falta de empleo y la ausencia de inclusión política de muchos grupos, pero los que estaban en el “aparheid” suizo solo declararon a los medios que estaban interesados en que no hubiera tantos pobres y desempleados, pero ninguna medida práctica pusieron en marcha para que siquiera brotara un poco de esperanza para que se compusiera una pequeña parte de las economías devastadas de las grandes mayorías. En otras palabras, la crisis existe para todos, con excepción de unos cuantos.

En algunas ocasiones de piensa que quienes están o estamos denunciando estas cosas, estamos furibundamente enojados en contra de quienes detentan el 80 por ciento de la riqueza del mundo y eso no es así. Entendemos que sus posesiones las defienden a ultranza y que es difícil que cambien de ideas y quizás en el devenir de la historia esto tenga que pasar para el bien futuro de mucha gente, porque es el resorte que hará surgir nuevas ideas que desplacen a las arcaicas que se quedaron estériles porque se que creía que iban a durar para siempre. Quizás cuando se entienda a cabalidad que el dinero es una creación para facilitar el intercambio y no un instrumento de poder, no se darán más reuniones como las de Davos, pues éstas poco han hecho para la marcha triunfal de la humanidad.

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