jueves, 27 de enero de 2011
Que se vayan, por el bien de Juárez… El Diario de Ciudad Juárez, Chihuahua, México
Héctor “Teto” Murguía no fue el candidato de El Diario para que llegara a gobernador del Estado. Con frecuencia hemos cuestionado algunas de sus decisiones y lo seguiremos haciendo en la medida de su actuación como autoridad local. Sin embargo, en esta ocasión le manifestamos todo nuestro apoyo, a él y a sus escoltas, porque la figura del presidente municipal electo por la mayoría de los juarenses fue irrespetada y pisoteada por los elementos de la Policía Federal.
A pesar de que se identificó como el alcalde que es de esta ciudad –la más violenta del mundo, por cierto–, Murguía fue insultado y ridiculizado por agentes indignos de su investidura, cuando fue a reclamar el asesinato de su guardia que sólo cumplía con su función, mientras él se hallaba de visita en la casa del padre Hesiquio Trevizo, el vocero de la diócesis católica.
Y aun cuando el mismo “Teto” solicitó, en la rueda de prensa posterior a este lamentable hecho, que los elementos involucrados en el homicidio de su custodio fueran presentados de inmediato ante la Fiscalía General del Estado, y que la Policía Federal aseguró, en un comunicado oficial emitido casi a la medianoche del martes, que esos uniformados ya habían sido puestos a disposición de la instancia estatal, lo cierto es que la PF se volvió a burlar de la investidura municipal y derivó ayer a los oficiales al Ministerio Público Federal.
Por lo anterior, le pedimos al gobernador del Estado libre y soberano de Chihuahua, César Duarte Jáquez, que exija al Gobierno federal que estos agentes sean juzgados aquí por las instancias estatales, no sólo porque el crimen cometido por esos dizque servidores públicos es del fuero común, sino porque se atentó contra la figura del presidente municipal electo –sin impugnación alguna– por la mayoría de los juarenses.
Nos aunamos, asimismo, a la voluntad popular que demanda el retiro de la Policía Federal de nuestra entidad federativa.
Junto con la partida de estos elementos, el Estado debería agilizar la instrumentación de la Policía única que se encargue de labores preventivas, así como entablar acuerdos con el Gobierno de la República para permitir el ingreso de una corporación federal enfocada a la investigación e inteligencia, que opere aquí, reporte a la Federación, pero bajo el mando del Gobierno estatal.
Y es que el artero asesinato del escolta y el agravio hacia el alcalde vinieron a ratificarnos una vez más que, a tres años de que los gobiernos de los tres niveles emprendieron en esta frontera operaciones conjuntas, el problema sigue siendo el mismo: la carencia de coordinación, la desconfianza recíproca, sumadas a un paupérrimo o imaginario trabajo de inteligencia.
Es absurdo, por decir lo menos, que agentes federales, supuestamente miembros de un cuerpo de investigación, y cuya presencia aquí no es de ayer, no tengan identificados a los guardias del presidente municipal.
Hace unos días, el presidente Felipe Calderón confirmó en público que con la administración estatal de José Reyes Baeza no hubo colaboración, por lo que ambos engañaban a los juarenses cuando se reunían aquí, al montar su teatro de sonrisas y apretones de manos para mostrar una realidad ilusoria.
Ahora, agregó el jefe de la Nación, se está viendo “un poco más” de coordinación con Chihuahua.
¿Qué significa esa expresión para el Ejecutivo federal? Porque exponer que no hubo, y que ahora sí hay “un poco más”, es como decir que la relación continúa siendo inexistente.
Lo cierto es que las acciones de su Gobierno expresan más que las palabras. Exhiben que la falta de confianza y de respeto hacia Chihuahua y sus instituciones aún están vigentes.
Asimismo, que la interconexión entre los policías y, más allá, de los gobiernos, es una falacia, para desgracia de los juarenses.
Exigen juarenses se retiren federales y entreguen al asesino
Staff
El Diario
Una significativa cantidad de ciudadanos y representantes de sectores exigieron que la Policía Federal (PF) se retire de la ciudad dado el cúmulo de abusos que han cometido contra juarenses, el más reciente el homicidio del guardaespaldas del alcalde Héctor “Teto” Murguía.
Incluso algunos enfatizaron que los presuntos responsables de ese asesinato deben ser juzgados por autoridades estatales aquí en la ciudad, dado que la PF turnó, sin identificarlos, a cuatro de sus elementos ante el Ministerio Público Federal como presuntos responsables del asesinato del escolta Jorge Muñoz Pérez, de 29 años.
Los entrevistados manifestaron que existe desconfianza de que se vaya a hacer justicia, ya que se han registrado casos similares que no han tenido alguna resolución favorable a las víctimas.
Armando González Baylón, del Comité Juarense por la Democracia, exigió que la PF se vaya, como un primer paso para que la ciudad comience a normalizarse.
Dijo que hasta antier el presidente municipal no se había dado cuenta de los abusos que han cometido estos policías. Lamentó el asesinato y consideró bueno que se le haya caído la venda de los ojos al alcalde y que se dé cuenta de lo que la población exige.
Sentenció que no es la primera vez que se da a conocer la fuerza excesiva con la que a veces proceden los elementos federales contra la ciudadanía indefensa. Recordó que el año pasado le dispararon a una jovencita mientras iba al ensayo para su fiesta de 15 años, y más recientemente le dispararon a Darío, un estudiante de Sociología que incluso se encontraba adentro de las instalaciones de su universidad.
Víctor Quintana Silveyra, integrante de la organización “Red de defensoras y defensores de los derechos humanos”, exigió también la salida de los efectivos de la PF, en los mismos términos en que lo hizo cuando era diputado local.
“Hace mucho que la Policía Federal comete atropellos en Juárez y en otros municipios del estado, y no hay avances en el combate a la delincuencia”, agregó el ex legislador.
Recordó casos de agresiones cometidas por agentes de la PF como, aparte del universitario Darío, el del joven asesinado en Guadalupe, en abril del año 2008.
En este momento debemos cuestionarnos para qué sirvió el envío de agentes de la Policía Federal a Juárez, agregó.
A su vez, Emilia González, fundadora de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos (COSyDHAC), consideró que la presencia de la Policía Federal en esta frontera ya le hace demasiado daño a la gente.
Los hechos ocurridos la noche del martes demuestran que los jefes de la Policía Federal ya no ejercen mando ni tienen control sobre sus efectivos, lamentó.
Señaló que la gente de Juárez se queja en la calle de la protección que le da la PF a las organizaciones a las cuales debería combatir.
Hay más fundamento para decir que la corporación está complicando la violencia y que hay falta de control, y la que ha salido perdiendo es la gente más pobre, la que vive en las colonias más marginadas, añadió.
Francisca Jiménez, del Movimiento Ciudadano por la Paz y la Vida Digna, afirmó que el altercado deja en claro que no hay coordinación de la Policía Federal con las policías estatales o municipales.
Esta clase de hechos abundan entre la sociedad juarense, según Vanesa Manríquez, del Comité de Denuncia Ciudadana.
Comentó que se reciben muchas quejas en relación con que elementos federales abusan de su poder y de la confianza de los ciudadanos. No es la primera vez que hacen uso excesivo de su fuerza, abundó.
Por su parte, Hernán Ortiz Quintana, dijo que no hay información certera sobre las acciones buenas o malas que han realizado los agentes, y la transparencia es la base de la confianza.
No obstante, reconoció que la actitud de ellos hacia los juarenses es desafiante en sus operativos diarios en la ciudad, como en los retenes.
A la vez, cientos de lectores de El Diario exigieron, a través de la página digital del periódico, el retiro de la PF.
“... Por favor Señor Presidente Municipal, haga las gestiones necesarias y que se vayan, sólo vienen a robar, o a hacer actos vandálicos, amparados tras una placa que indignamente portan, y siempre escudados en su rango de federales. Si eso le pasa a usted Sr. Murguía ¿se ha preguntado lo que nos pasa a nosotros los ciudadanos comunes?, que se vayan”, demandó un lector identificado con el seudónimo de “curioso”.
Otro de los comentarios al respecto, publicado por un cibernauta que se identificó como “albita”, pide “Teto: recupera la ciudad, saca a esos asesinos, drogadictos y rateros, devuélvenos nuestra ciudad”.
Además, algunos lectores lamentaron que las agresiones de los federales tuvieran que llegar cerca del presidente municipal para que éste se diera cuenta de la forma en que proceden.
“Vaya, hasta que se dio cuenta de lo que hacen los federales, me sorprende que haya tardado tanto, porque nosotros ya le habíamos dicho, pero como no somos sus escoltas, no importaba tanto”, reprochó otro cibernauta identificado como “pazdejuaritos”.
Responsable debe ser juzgado por el fuero común
“Lo óptimo, desde el punto de vista social, sería que el caso lo juzgara el fuero común”, mencionó sobre el caso Salvador Urbina Quiroz, presidente del Consejo de Vigilancia de la Confederación Nacional de Abogados de México.
Los acusados son elementos en activo de la PF, la competencia es de la Procuraduría General de la República (PGR) dado que fue un homicidio en funciones, pero existe una gran desconfianza de que sea esta instancia la que resuelva el caso porque la Federación podría convertirse en juez y parte, reiteró.
No hay confianza porque todo comenzó mal, las circunstancias, la contaminación de la escena del crimen, el enfrentamiento posterior, añadió.
Dijo que el incidente ocurrido la noche del martes es un asunto relevante, por lo que las instancias estatales deben intervenir al menos como coadyuvantes.
Además, consideró que los antecedentes que existen señalan que por lo general no se castiga a los policías federales acusados de diversos delitos, incluido el homicidio, por lo que el crimen del escolta del alcalde podría quedar impune.
Enfatizó que de antemano se sabe que va a existir una manipulación de las investigaciones y que en el caso de los policías cuando hacen algo sólo los cambian de lugar y ya no pasa nada.
Haciendo un balance de las actividades realizadas por la PF desde su llegada a la ciudad, son más las cosas negativas y los conflictos que han generado, dijo.
Consideró que el hecho de sangre refleja una descoordinación entre las corporaciones policiacas.
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