Han pasado 10 años, 6 de Vicente Fox y 4 del Presidente Calderón, en que el problema campesino relacionado con el pago de la luz, no se ha resuelto.
Los directivos de la CFE en nuestro estado han comunicado que los campesinos de Chihuahua en número de 7 mil 500, adeudan la suma de mil 600 millones de pesos, de los cuales mil 100 están a cargo de 800 hombres y mujeres del campo.
Este tipo de adeudos y de problemas parecen eternos por la falta de políticas públicas para resolverlos. Hasta el día de hoy, brillan por su ausencia las soluciones que urgen implementar para que terminen estas dificultades, sin embargo, se ha perseguido con fiereza en los años pasados a los campesinos y en lugar de solucionar el asunto se les ha metido a la cárcel junto con sus líderes.
Nadie se compromete a establecer o dictar medidas prácticas para que el sector agropecuario reciba el beneficio de disposiciones que aligeren la carga de ese sector.
Sin embargo, el silencio absoluto ha sido la señal de la falta de voluntad para que esto termine.
Sin embargo, es notorio que otros sectores de capacidad económica manifiesta, reciben de inmediato los beneficios de electrificaciones sorprendentes como la que se estableció por toda la carretera a Casas Grandes hasta el kilómetro 40 y de ahí hacia el norte con una posteria que pasa los 20 kilómetros casi hasta llegar a la línea divisoria.
Esto no se ha informado oficialmente al detalle y la inversión monetaria que ha sido en elevada cantidad deja a los hombres del campo boquiabiertos pues al parecer esto lo absorbe la CFE y nadie sabe a ciencia cierta a quién beneficia.
Hay un principio bíblico que dice que quien debe a otro, se convierte en su esclavo y esto al parecer el sector agrícola tiene este carácter con respecto al uso de la luz eléctrica, pues pasan los días, los meses y los años y siempre están amenazados sus integrantes o con los cortes o con la cárcel cuando se oponen a los mismos.
La ausencia de medidas de solución ha sido característica en este tipo de cuestiones.
Pocas veces los funcionarios encargados de estos asuntos se dan una vuelta por las áreas en dificultades y cuando llegan los altos funcionarios, como el Secretario de Agricultura sólo se les ve a una velocidad supersónica con una cauda de periodistas de la capital del país, dando declaraciones a diestra y siniestra y sin que una sola de ellas sea aplicable a la problemática que se vive.
Las empresas y hombres conectados con la agricultura son entes y personas muy trabajadoras. Hemos visto a hombres y mujeres arriba de los 74 años, también arriba de los tractores preparando la tierra para la siembra.
Somos testigos de la lucha que se tiene contra los elementos, cuando el granizo, el aire y la misma lluvia desenfrenada, en unos minutos arrancan la esperanza y el esfuerzo puesto para producir la tierra.
Sin embargo, el afán de los moradores de las tierras no cede un sólo espacio al desánimo y vuelven a la faena, sólo secándose el sudor y empezando de nuevo.
Qué esperanzas que un labriego pueda percibir en un año lo que un juez federal o un diputado obtenga como emolumento en un mes; sin embargo, esos salarios que se son de servidores públicos distan mucho de los ingresos que perciben quienes día con día, buscan sacarle jugo al suelo chihuahuense.
Es tiempo de que no se anuncien con bombo y platillo los adeudos campesinos, sino las medidas que han sido tomadas para que la dignidad del trabajo esforzado vuelva a esas áreas y que a esos trabajadores se les dé el respeto y el lugar que merecen.
Se debe dejar de lado la política del dejo y estructurar los planes necesarios cargados de apoyos, para que en breve se vea la respuesta maciza de quienes en mucho tiempo no han dado un paso atrás en triunfar en estas faenas tan difíciles.
Que el gobierno voltee sus ojos al campo y entienda que tiene una importancia fundamental para el desarrollo y sobre todo para tener la autonomía alimentaría en un pueblo como el de Chihuahua con miles de campesinos esperando una respuesta.
Los directivos de la CFE en nuestro estado han comunicado que los campesinos de Chihuahua en número de 7 mil 500, adeudan la suma de mil 600 millones de pesos, de los cuales mil 100 están a cargo de 800 hombres y mujeres del campo.
Este tipo de adeudos y de problemas parecen eternos por la falta de políticas públicas para resolverlos. Hasta el día de hoy, brillan por su ausencia las soluciones que urgen implementar para que terminen estas dificultades, sin embargo, se ha perseguido con fiereza en los años pasados a los campesinos y en lugar de solucionar el asunto se les ha metido a la cárcel junto con sus líderes.
Nadie se compromete a establecer o dictar medidas prácticas para que el sector agropecuario reciba el beneficio de disposiciones que aligeren la carga de ese sector.
Sin embargo, el silencio absoluto ha sido la señal de la falta de voluntad para que esto termine.
Sin embargo, es notorio que otros sectores de capacidad económica manifiesta, reciben de inmediato los beneficios de electrificaciones sorprendentes como la que se estableció por toda la carretera a Casas Grandes hasta el kilómetro 40 y de ahí hacia el norte con una posteria que pasa los 20 kilómetros casi hasta llegar a la línea divisoria.
Esto no se ha informado oficialmente al detalle y la inversión monetaria que ha sido en elevada cantidad deja a los hombres del campo boquiabiertos pues al parecer esto lo absorbe la CFE y nadie sabe a ciencia cierta a quién beneficia.
Hay un principio bíblico que dice que quien debe a otro, se convierte en su esclavo y esto al parecer el sector agrícola tiene este carácter con respecto al uso de la luz eléctrica, pues pasan los días, los meses y los años y siempre están amenazados sus integrantes o con los cortes o con la cárcel cuando se oponen a los mismos.
La ausencia de medidas de solución ha sido característica en este tipo de cuestiones.
Pocas veces los funcionarios encargados de estos asuntos se dan una vuelta por las áreas en dificultades y cuando llegan los altos funcionarios, como el Secretario de Agricultura sólo se les ve a una velocidad supersónica con una cauda de periodistas de la capital del país, dando declaraciones a diestra y siniestra y sin que una sola de ellas sea aplicable a la problemática que se vive.
Las empresas y hombres conectados con la agricultura son entes y personas muy trabajadoras. Hemos visto a hombres y mujeres arriba de los 74 años, también arriba de los tractores preparando la tierra para la siembra.
Somos testigos de la lucha que se tiene contra los elementos, cuando el granizo, el aire y la misma lluvia desenfrenada, en unos minutos arrancan la esperanza y el esfuerzo puesto para producir la tierra.
Sin embargo, el afán de los moradores de las tierras no cede un sólo espacio al desánimo y vuelven a la faena, sólo secándose el sudor y empezando de nuevo.
Qué esperanzas que un labriego pueda percibir en un año lo que un juez federal o un diputado obtenga como emolumento en un mes; sin embargo, esos salarios que se son de servidores públicos distan mucho de los ingresos que perciben quienes día con día, buscan sacarle jugo al suelo chihuahuense.
Es tiempo de que no se anuncien con bombo y platillo los adeudos campesinos, sino las medidas que han sido tomadas para que la dignidad del trabajo esforzado vuelva a esas áreas y que a esos trabajadores se les dé el respeto y el lugar que merecen.
Se debe dejar de lado la política del dejo y estructurar los planes necesarios cargados de apoyos, para que en breve se vea la respuesta maciza de quienes en mucho tiempo no han dado un paso atrás en triunfar en estas faenas tan difíciles.
Que el gobierno voltee sus ojos al campo y entienda que tiene una importancia fundamental para el desarrollo y sobre todo para tener la autonomía alimentaría en un pueblo como el de Chihuahua con miles de campesinos esperando una respuesta.
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