viernes, 14 de enero de 2011

Caldero grande Julio Hernández López

Astillero
Violencia política temprana
Moreira, bravucón
Estética Edomex



Todo es violencia política ya, en el temprano arranque de la guerra, perdón, de la lucha por la sucesión presidencial de 2012. Las frases, el tono, el contexto e incluso ciertos encuentros físicos dan cuenta del creciente grado de rispidez de las relaciones entre instituciones y personajes políticos. Presagios preocupantes, pues pareciera estarse desarrollando un libreto de crispación que dañará y condicionará los resultados electorales del año venidero e inclusive podría llegar a obstruirlos o impedir su realización.
El bravucón estelar es Humberto Moreira, el representante del cártel de los gobernadores priístas que apenas ha sido declarado presidente electo del partido tricolor y ya ha comenzado a disparar oratoriamente contra los panistas, en lances que sin duda deben contar con la aprobación de su virtual jefe, el desbordado precandidato Enrique Peña Nieto que finge concordias con el felipismo mientras el mandatario coahuilense con licencia se enzarza en pleitos con los secretarios “montoneros” del gabinete blanquiazul, entre ellos el propio Javier Lozano, que parece tener al fin una contraparte priísta dispuesta al abuso verbal, la etiquetación negativa, el desdén e incluso la recordación del pasado tricolor del funcionario del trabajo que hoy, en aras de ganar puntos en su nueva adscripción partidista, se ha esmerado en descalificar a su anterior capilla. Otro de los secretarios tocados por el fuego verbal de Moreira es Alonso Lujambio, el atildado subsecretario general de Educación Pública (la titularidad verdadera, es decir, la responsabilidad de ejercer la secretaría, ha sido cedida a la profesora Elba Esther Gordillo, que a título de negocio familiar ha impuesto a su yerno como otro de los subsecretarios, ni más ni menos que el de educación básica).
En el estado de México se vive una violencia contenida. Las poderosas y nada piadosas fuerzas que se han nucleado en torno al proyecto estético de sucesión presidencial están listas para entrar en acción en cuanto tácticamente sea necesario: dinero a ríos, “ingeniería” electoral probada, manipulación de leyes e instituciones, control y abuso de los medios de comunicación para hacer que el copete toluqueño gane los comicios locales y pase a la siguiente etapa del concurso Señorito México 2012. El mayor peligro para esa primera fase, la de vestido regional, lo constituían las posibles alianzas que PRD y Acción Nacional acordaran. Para conjurar tal amenaza se llegó incluso al magno despropósito de consignar por escrito y firmar el compromiso de los priístas de aprobar alzas impositivas federales en San Lázaro a cambio del desistimiento panista de aliarse con el PRD para enfrentar al candidato del peñanietismo a la sucesión.
Sin embargo, la estrategia nacional de Andrés Manuel López Obrador logró separar en el estado de México lo que la necesidad pragmática parecía haber unido, desviando el curso de los entendimientos entre Chuchos y Felipenses hacia una aparente postulación de un vaso medio lleno o medio vacío, según se quiera ver, llamado Alejandro Encinas, como sustituto de una primera postulación hecha en la persona de Yeidckol Polevsnky. Pero resulta que el aparente triunfo de la selectiva postura de López Obrador está siendo sometido a la presión y torsión de las cúpulas partidistas que se niegan a dar por muerta esa opción unitaria.
Y anoche el vicepresidente nacional del PAN, Gustavo Madero (el presidente real de esa agrupación es el licenciado Calderón), lanzó un llamado al dirigente de lo que ahora se denomina Morena para que reconsidere la posibilidad de las alianzas, con el objetivo de que la negativa persistente de AMLO sirva de testimonio utilizable en propagandas oscuras que lo culpen de hacerle el juego al PRI y a Peña Nieto, en una vuelta más de tuerca que va preparando el terreno para los desenlaces duros, fuertes, violentos, que el cúmulo de intereses densos acumulados en esa entidad, de cara al 2012, alista para salir adelante a como dé lugar.
En lugares como Guerrero, la violencia política ni siquiera proviene de la confrontación de proyectos distintos, cuyos perfiles y propuestas significaran a futuro cambios contundentes. Allí, donde la izquierda social tiene historia, base y arraigo, los estrategas del oportunismo calculador han transformado un pleito casi familiar (Añorve y Aguirre son primos), prácticamente interpriísta, en presunta contienda de fondo. Esos despechos y sentimientos de traición y revancha, incubados en la misma matriz original, la del priísmo que hizo gobernador interino a Aguirre y ahora peleará con todo para sacar adelante a Añorve, generan hechos de violencia como el que por desgracia tiene al borde de la muerte, según los reportes dados a conocer ayer, al representante de la facción priísta, escudada hoy en el perredismo, ante el instituto estatal electoral.
Caldo nacional, caldero grande, de cultivo de problemas graves. El propio Manlio Fabio Beltrones, dotado ante los riesgos institucionales de una sensibilidad ahora rara, casi en extinción, proveniente de la escuela política en la que fue formado, advierte del peligro de que desemboque en crisis social el aumento de precios en curso. Crisis social, no política ni electoral. Irritación colectiva, desahogos violentos, desesperación sin salida es lo que puede ser provocado por el mantenimiento de las linduras macroeconómicas, del despilfarro y la corrupción en el manejo gubernamental, del aumento insensato de tarifas por servicios públicos y el lucro excesivo de empresarios y comerciantes acostumbrados a nunca perder, ni siquiera a dejar de ganar.
Felipe, el ya desmemoriado de su historial guerrero y sangriento, sigue, mientras tanto, metido en otras cruzadas. Por ejemplo, la del negocio de las cédulas de identidad personal para menores de edad, a cuya instauración algunos consejeros del IFE se oponen abiertamente. Y los senadores están preocupados por la fecha de estreno de su nueva sede, largamente pospuesta. Bendito México. ¡Feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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