sábado, 11 de diciembre de 2010

Marcha en Apatzingán exige la salida de las fuerzas federales

Denuncian abusos de la PF y el Ejército Mexicano
Aspecto de la manifestación de miembros de la sociedad, este viernes, para denunciar abusos de las fuerzas federales en ApatzingánFoto Quadratín


Eduardo Ferrer y Ernesto Martínez
Corresponsales
Periódico La Jornada
Sábado 11 de diciembre de 2010, p. 5
Morelia, Mich., 10 de diciembre. Un centenar de ciudadanos de Apatzingán aprovecharon que los enfrentamientos de fuerzas policiacas y castrenses contra sicarios de La Familia Michoacana se concentraron en la Sierra Madre del Sur, para marchar esta tarde por calles de la cabecera municipal y exigir la salida del Ejército y la Policía Federal.

Los manifestantes, encabezados por los padres de Santiago Trinidad Magaña Flores, el bebé de ocho meses alcanzado por una bala durante los tiroteos ocurridos el miércoles en la ciudad, denunciaron violaciones de los derechos humanos cometidas por las corporaciones federales de seguridad. “¿Quién me devolverá a mi hijo, señor Presidente?”, inquiría la leyenda escrita en cartulina que portaba la madre del pequeño.

Durante las exequias de su hija Emma Ayari Jaimes Mendoza, de 17 años, el perredista Guadalupe Jaimes Valladares –quien asumió la alcaldía tras la detención de su correligionario Genaro Guízar Valencia en el michoacanazo del 26 de mayo de 2009– recibía condolencias envuelto en lágrimas y denunciaba la “brutalidad” de la PF como causa principal de la tragedia.

La ciudadana María Ángeles Rodríguez envió una carta a la redacción de La Jornada Michoacán, donde refiere que la presencia de la PF propagó el pánico y tras las refriegas hay un clima desolador agudizado por la llegada de más infantes de Marina y elementos del Ejército. “Los comercios están cerrados, se suspendieron los servicios bancarios y no trabajó ninguna oficina municipal”, relató.
Su escrito fue corroborado por todos los testigos, y entre ellos Pedro López Avilés añadió que jueves y viernes todas las farmacias, tiendas de autoservicio y pequeñas tiendas de abarrotes también cerraron.

En otras cartas la gente deplora en lo que se convirtieron las ciudades, lugares de estudio, trabajo y convivencia. “Nuestras casas ahora son refugios frágiles donde nos guarecemos de las balaceras, las esquirlas y el fuego amigo. Uno ya no entiende nada de nada”, manifiestan. Además, entre los gobiernos federal y estatal hay una confrontación política que se traduce en desvinculación y un incremento de la violencia contra los ciudadanos, que sólo están presentes en la expresión del “daño colateral”, escribió Rogelio Guillén. En otra misiva, Mario Cortés exige parar el discurso de “buenos contra malos” y poner un alto a la “violencia estúpida” que llegó junto a la impunidad y el terror.

El Colectivo de Organizaciones No Gubernamentales de Derechos Humanos del estado emitió un pronunciamiento donde informa de diversas manifestaciones recabadas en que los michoacanos afirman ser presa del miedo y la zozobra por los ataques contra civiles y el robo de vehículos y negocios.

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