jueves, 8 de abril de 2010
Paulette: se suicidó
Por María Teresa Jardí
No le busquemos más: se suicidó Paulette. Perdida por completo la capacidad que conduce, aun en la mentira, a que la misma tenga visos de cierta lógica que a la mentira convierta en posibilidad “verdadera”. Se suicidó Paulette, nos informa, en defensa de su procurador de injusticia, el “pirruris”, que la telebasura promueve para dejarnos como sucesor del usurpador Calderón. Que muera la inteligencia se establece como decreto por el poder fáctico que manda en México de la mano del político poder usurpado. La telebasura a modo del podrido sistema que a la mexicana se impone ya sin la menor de las reglas.
Porque vamos a ver. Una cosa es tomarse la foto con un guerrillero, que a fin de cuentas sus razones altruistas al menos al inicio de toda guerrilla se tienen y otra aceptar el abrazo que supone una relación de amigos o la admiración, que, sí, que se puede sentir por un guerrillero, pero jamás un hombre honesto la sentirá por un narcotraficante y menos aún en medio de una masacre que lleva 19 mil ejecutados achacables al fascismo usurpador, más los que no se conocen, más los anteriores y los que se sigan acumulando cada día, hasta que logren, entre todos, explotar al país, para entonces sí reprimirlo del todo, es decir, todos contra los pobres y contra los que protesten en aras de su aspiración a construir otra vida menos indigna para todos los mexicanos.
Reventar al país es lo que buscan, queda claro, para que los ricos sigan “suicidando” hijas discapacitadas con el apoyo del desarmado, en su estructura ética, aparato procurador de injusticia, muy posiblemente para que los padres, pobrecitos, tan parte ellos y sus familias también del sistema y con dinero suficiente para comprar las desaprensivas conciencias, que los funcionarios a la mexicana tienen, puedan cobrar millonarios seguros, antes hechos para las hijas discapacitadas, “tan vergonzosamente molestas”, con la alevosía del crimen decidido de antemano.
El infanticidio, también adquiriendo la carta de naturalización, que el permiso otorga a padres asesinos en México. Padres con hijos discapacitados: ¿quieren resolver su problema y además convirtiéndose en un poco más ricos: Vengan a México, donde el aparato procurador de injusticia a la mexicana les garantiza convertir el crimen en suicidio por una nada módica suma como pago a los encubridores a modo del sistema político y del que aspira a seguir bajando aún más a México en el despeñadero. Nada novedoso en el Estado de México, por otro lado. ¿A poco antes, el premiado con una curul a modo, Navarrete, no había convertido ya en suicidio también el asesinato nada menos que del hermano de un ex presidente de la república? En suicidio la ejecución, ya había sido convertida, por otro procurador a modo, que también sabía quiénes eran los responsables y él que también ofreciera que el crimen, cometido por familiares, también, en tres patadas quedaría resuelto, pero a quien también le llegaron al precio. El impune también asesinato del que en bananera, por Salinas, fuera condenada a convertirse, la república mexicana, en el momento mismo en que encubrió a la grotesca Gordillo poniendo en sus manos el aparato educativo para embrutecer más a un pueblo cuyo destino atroz empezaba, en ese momento, el inicio de la no reversa posible a otro mundo menos malo.
Que no nos venga Julio Scherer a decir que no conocía al narco con el que se retrata como amigo lejano compañero de parrandas o al menos que no mienta diciendo que no tuvo, para llegar a él, a un compadre político cuatacho y protector del narco.
Más allá de que es falso, completamente falso de que por la noticia lo que sea y Scherer lo sabe bien de cuando no permitió ni una palabra de la nota, que era, el secuestro de su hijo por cuestiones políticas. En un asco se ha convertido este país y lo más indignante es que nos quieran tratar a todos los mexicanos como operados del cerebro. Por supuesto que entrevistar a Bin Laden es una nota por la que cualquier periodista moriría y más aún si la entrevista se diera en el rancho de los Bush.
Pero sacar la foto como portada de revista con la mano de un narco compinche de “El Chapo” protegido por el poder, desde el poder, es un poco demasiado y además es una gran ofensa para el Ejército Nacional sacado a la calle a desprestigiarse y convirtiéndolo en encubridor de otra mentira. Quieren reventar al país y van a conseguirlo.
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