Los Pinos desmiente a FC
Habla
erróneamente
Visiones nubladas
Don Julio y José Cuervo
Julio Hernández López
Dos entes distintos y una sola mentira verdadera: la Presidencia de la República desmintió ayer a Felipe Calderón Hinojosa, en un mágico y sintomático desdoblamiento, porque el citado individuo había dicho por la mañana que un administrador aduanal de Veracruz, desaparecido desde julio de 2009, había sido asesinado. En un párrafo de colección, a falta de Rubencito Aguilar del cual echar mano, la autónoma casa presidencial precisó las faltas del antedicho personaje de apellido... de apellido, ¡ah, sí, Calderón!: ... la referencia en el sentido de que el señor Serrano Aramoni había sido encontrado asesinado es una información errónea, basada en versiones ofrecidas por personas implicadas en las averiguaciones, las cuales no han sido corroboradas. Por lo tanto, el señor Serrano Aramoni está en calidad de desaparecido. ¿Cuál es la mentira verdadera?
Son recurrentes las pifias declarativas del oficialmente denunciado Calderón quien, sin embargo, pareciera mantener privilegios de memoria en cuanto a letras de canciones interpretables en sesiones íntimas con recursos públicos. Lo mismo ha dicho desde el extranjero que jóvenes asesinados en Ciudad Juárez habían sido víctimas de ajustes de cuentas entre pandillas que, en invasión de terrenos de medicina forense, ha dictaminado con gran anticipación que una mujer violada en Veracruz había muerto de gastritis crónica. Pero nunca se había dado el tragicómico espectáculo de que la propia oficina precariamente ocupada tuviera que salir a reconocer la mendacidad de su propio titular.
El tropiezo del licenciado Calderón se produjo en un acto de su especial estima. En el puerto de Veracruz encabezaba la ceremonia conmemorativa de la defensa hecha en 1914 frente a tropas estadunidenses y de jura de bandera de cadetes pertenecientes a la Escuela Naval Militar. En su estrategia bélica, al licenciado FCH le es particularmente útil el apoyo de la Marina, sobre todo en operaciones especiales a las que no se convida al Ejército por temor a filtraciones, según los criterios de la gerencia local y, sobre todo, de los asesores-instructores estadunidenses. Por ello dedicó elogios en general a la Armada de México hasta desembocar en el tema favorito, la lucha contra los narcotraficantes, en que nuestros marinos han librado decisivas batallas y han infligido importantes derrotas y severas y trascendentales capturas al enemigo. Allí soltó el párrafo que daría pie a la posterior rectificación: “Ha sido el caso, por ejemplo, de Braulio Arellano, alias El Gonzo, líder de Los Zetas en este estado; o de José Osiris Cruz, criminal y presunto secuestrador de un funcionario administrador de la aduana de este puerto, quien fuera encontrado asesinado, por citar dos ejemplos recientes”.
Los Pinos tuvo que pasar el trago amarguísimo de descalificar al huésped actual, y resucitar al asesinado, porque de otra manera al ligero declarante se le podría exigir que diera a conocer los informes criminales que sobre el caso tuviera. El incidente demuestra el grado de influencia que los informantes de índole militar, marina y policiaca tienen sobre el ánimo y la voz de su jefe formal. A Calderón constantemente lo embarcan con información falsa, sesgada o incompleta. Gran irritación social provocó en Ciudad Juárez que hubiera pronunciado en conferencia de prensa internacional la versión que algún acomedido le dio respecto al presunto origen de la masacre de jóvenes. García Luna Productions ha metido al mismo Calderón en graves y constantes problemas, como el referido a la ciudadana francesa encarcelada a pesar de que demostrado está que el influyente productor Genaro cometió violaciones procesales determinantes al recrear las escenas de ese episodio de secuestro. Ahora, FCH aparece hablando con base en información errónea, en dichos de implicados en las averiguaciones, en versiones no corroboradas.
La credibilidad del licenciado Calderón ha sido constantemente lastimada por la profusión de datos alegres, fanfarronería estadística y bravuconería declarativa que le ha caracterizado. No hay, en él, sobriedad ni precisión, y con frecuencia se le ve en las tomas electrónicas con ánimos fluctuantes y posturas exageradas. El día que con gran desatino habló de que los civiles muertos eran los menos, acompañaba sus palabras con un aire relajado, casi sonriente, como si hablara de la natural merma que en una exitosa cosecha debe aceptarse y asumirse con naturalidad. ¿Cuántas de las declaraciones del lic. Calderón provienen de informaciones erróneas, de versiones sin corroborar dadas por sus funcionarios cercanos? ¿Cuántas de las difícilmente aceptables palabras del lic. (con ele y sin hache) FC tienen su origen en ánimos fluctuantes, en relajamientos institucionales, en visiones nubladas desde la víspera?
La revista Contralínea ha hecho saber, en nota de Mayela Sánchez, que “tan sólo 14 entidades del gobierno federal –incluida la Presidencia de la República– gastaron casi 4 millones de pesos en bebidas alcohólicas desde que Calderón asumió la titularidad del Poder Ejecutivo. Las dependencias argumentan que ‘es necesario organizar eventos sociales’; sin embargo, en muchos casos la compra fue hecha a petición expresa de un funcionario; en otros, nunca se justificó el motivo de la adquisición”. La revista dirigida por Miguel Badillo y recientemente vuelta a asaltar en términos amenazantes, puntualiza que de enero de 2007 a noviembre del año pasado, la oficina de la Presidencia desembolsó 685 mil 837 pesos en alcohol. El producto más socorrido fue el tequila, del que se adquirieron 999 botellas de las marcas Don Julio y José Cuervo Reserva de la Familia, cuyo costo es de 865 pesos por botella. ¡Salud!
Y, mientras el porrismo de la Secretaría del Trabajo sigue abonando el camino hacia la represión en Cananea, ¡hasta mañana, en esta columna que ve a la República de la Simulación anunciar acciones contra el tráfico de bases de datos!
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