Patricia Dávila en Proceso.com
Después de cinco años de gestión y a unos meses de entregar su cargo (tras las elecciones de julio próximo), el gobernador Ulises Ruiz mantiene a Oaxaca en el primer lugar de pobreza y marginación. Y mientras la entidad enfrenta una elevada deuda y carece de servicios básicos, la familia del mandatario se dedica, literalmente, a administrar su riqueza.
A medio año de la elección para gobernador de Oaxaca, no cabe duda de los resultados de la gestión del priista Ulises Ruiz: dejará un estado endeudado, líder en pobreza y marginación, mientras que su familia ostenta una cuantiosa fortuna.
Por si fuera poco, en el aspecto político siguen impunes sus arbitrariedades. Ni siquiera enfrenta consecuencias por el dictamen que la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió el pasado 14 de octubre, en el sentido de que él fue responsable de que se violaran los derechos de la población oaxaqueña (al acceso a la justicia, a la integridad personal, a la vida, a la paz y al acceso a la información) durante el conflicto social que vivió la entidad entre mayo de 2006 y enero de 2007.
La conclusión de la Corte es el resultado de una investigación que realizó a petición de la Cámara de Diputados en 2007, pero no implica sanción alguna para el gobernador. Esa decisión le corresponde al Congreso, donde el partido de Ulises Ruiz, el PRI, constituye la mayoría.
Aun así, desde 2007 la Procuraduría General de la República (PGR) sigue dos procesos penales interpuestos por la Secretaría de la Función Pública (SFP) contra la administración estatal. Se trata de las averiguaciones previas 008/UEIDCSPCAJ /2007 y 007/ UEIDCSPCAJ /2007, contra el Sistema de Salud del estado en su totalidad, “por posible peculado en el ejercicio indebido y administración fraudulenta”.
Mientras tanto, la familia del gobernador de Oaxaca sigue acumulando riqueza: posee terrenos, departamentos, gasolineras, compañías de representación industrial y clínicas de diagnóstico que aparecen a nombre de la esposa de Ruiz, María de Lourdes Salinas; de su mamá, Juventina Ortiz Vizario; de su tía Adelina Ortiz Vizario, de su hermano Edgar Cutberto Ruiz Ortiz y de los hermanos de su consorte, Adolfo y Alma Salinas Ortiz.
Entre esas propiedades destacan, en el Distrito Federal, un departamento en el fraccionamiento Fuentes del Pedregal y otro en la Colonia del Valle, así como empresas en que la esposa de Ruiz Ortiz figura como la principal inversionista: Inmobiliaria Gieshuba, Inmobiliaria Giechachi (con un capital inicial de 10 millones de pesos cada una), Videos Médicos Científicos (iniciada con 2 millones) y Sedna Hospital (con un millón de pesos).
Por eso, aquel 14 de octubre el anuncio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no opacó la euforia del gobernador: ese día se inauguró la nueva Torre de Especialidades de Sedna Hospital, del cual es accionista mayoritaria su esposa, María de Lourdes Salinas Ortiz (Proceso 1655).
El primer edificio de Sedna Hospital comenzó a funcionar el 31 de mayo de 2007. Su sitio web dio a conocer la apertura de la más reciente adquisición de la esposa del gobernador de Oaxaca: “Por tu bienestar ¡crecemos! Sedna cuida de ti”. El promocional de la Torre de Especialidades se publicó en internet el mismo día que los magistrados presentaron el resultado de su investigación.
Y mientras la familia Ruiz Ortiz acrecienta su patrimonio, Oaxaca se hunde. Es el estado con mayor índice de pobreza extrema del país, ocupa el último lugar en indicadores como luz eléctrica, drenaje, agua potable, pisos y paredes dignas.
También es el estado con menor acceso a los servicios de salud, el que registra la mayor mortalidad femenina y el más alto índice de analfabetismo. La mayoría de la población económicamente activa percibe solamente un salario mínimo o menos.
Una familia privilegiada
Hace meses, en el número 5268 de la avenida Periférico Sur, delegación Coyoacán, se levantaba una sola torre de cristal de cuatro niveles que contrastaba con los añosos edificios de alrededor. Sedna Hospital –bautizado como la diosa del mar de los inuit o esquimales– es un conjunto arquitectónico “inteligente”, equipado con tecnología médica de vanguardia.
El año pasado, cuando el gobierno federal le asignó a Oaxaca 2 mil millones de pesos, expertos en bienes raíces y equipamiento médico valuaban ese inmueble en mil 500 millones.
Sedna está entre los hospitales más lujosos del país. Además del equipo médico de punta, tiene un helipuerto. Su arquitectura es ecléctica, con detalles high tech.
La entrada está adornada por palmeras y los accesos son escalinatas y rampas de cantera gris. El piso del lobby es de mármol beige y en los interiores se emplea al máximo el cristal. A la derecha de la entrada se encuentra el restaurante Sila, para 24 comensales, que consta de dos niveles unidos por una escalinata de mármol, con pasamanos de aluminio y vidrio.
En el tercer piso hay dos puertas: una lleva al interior, donde están el auditorio de 71 butacas y un estudio audiovisual; y la otra lleva a la terraza, destinada a convivencias familiares. En el mismo nivel se encuentra un oratorio adornado por un vitral con tema indígena. Además, hay un púlpito para los servicios religiosos.
Para llegar a la Torre 2 es necesario pasar ante dos guardias uniformados y con radio. Desde la banqueta, uno de ellos monitorea la entrada al estacionamiento que da acceso a la Torre 2, y ya dentro espera un valet parking. El costo por hora es de 25 pesos.
Este edificio cuenta con una sala VIP de médicos, dotada de un televisor de plasma de 42 pulgadas, monitor para vigilancia de trabajo de parto, internet y teléfono con tecnología IP.
La torre, pintada de azul, debía funcionar desde el pasado 21 de septiembre, pero el proveedor de vidrios para los ventanales exteriores se retrasó. Después de tres semanas, está lista para comercializarse.
De sus ocho niveles, los primeros cuatro son de estacionamiento. Del quinto en adelante se ofrecen en renta consultorios de 30, 27, 23 y 14 metros cuadrados. El costo mensual es de 500 pesos por metro e incluye servicios de agua, luz, limpieza, seguridad, aire acondicionado, línea telefónica con llamadas locales y sala de recepción. Uno de sus atractivos es “una excelente vista hacia Periférico y el Estadio Azteca”, dice su promocional en línea.
Al público se le ofrecen las especialidades de medicina física y rehabilitación, además de un exclusivo spa. En el último piso se construyó una cancha de tenis con pasto sintético para esparcimiento de los familiares de pacientes. Por si fuera poco, el hospital amplió su perfil de género: “Lo mejor para la mujer”, para incluir “Sedna Hombre”.
El carácter elitista del negocio contrasta con las posibilidades de acceso a la salud que tienen los oaxaqueños, e incluso está dentro de su concepto original:
“Su servicio multidisciplinario deja a un lado los grandes y fríos complejos de salud, con interminables filas de espera y atención masificada… No es casualidad que un gran porcentaje de sus pacientes sean extranjeros y elijan a Sedna como el lugar idóneo para su recuperación, pues los inmejorables resultados así lo demuestran”, dice la página web.
Fue necesaria una cuantiosa inversión familiar para levantar este complejo de salud. La Torre 1 esta construida en dos predios, cada uno de 450 metros cuadrados y adquirido por Inmobiliaria Gieshuba en 72 millones de pesos. Cuando Ulises Ruiz llevaba apenas un año en la gubernatura, la misma empresa de la señora Salinas Ortiz adquirió el predio de 2 mil 270 metros cuadrados donde ahora se asienta la Torre 2, a un costo de 16 millones 530 mil 352 pesos, según consta en la escritura 108,731 del Registro Público de la Propiedad (RPP), fechada el 6 de diciembre de 2005.
Asimismo, en la escritura 57036 del RPP, del 26 de julio de 1995, consta que la esposa del gobernador del estado más pobre del país es propietaria de un departamento ubicado en la colonia Toriello Guerra, delegación Tlalpan, del Distrito Federal, por el cual pagó 216 mil pesos. En el mismo domicilio compró un cajón de estacionamiento por 15 mil pesos.
La señora Salinas Ortiz también invirtió en el sector petrolero. De acuerdo con el RPP, el 11 de junio de 1997 ella registró bajo la escritura 113121 a su empresa Ju-Vita, S.A. de C.V., para la comercialización de gasolinas y diesel suministrados por Pemex-Refinación.
El capital inicial de esta compañía fue de 4 millones de pesos y tiene 4 mil acciones. La esposa de Ulises Ruiz es propietaria de 2 mil 500; Juventina, la mamá del gobernador, posee mil; mientras que la tía Adelina tiene 500. Días después de su registro, el 26 de junio, Pemex le otorgó una concesión por 15 años para operar una estación de servicio que está en la avenida Javier Rojo Gómez número 53, colonia Paseos de Churubusco, en el Distrito Federal.
Los hermanos de la señora Salinas Ortiz son dueños de la empresa Gabimarc Representación Industrial, destinada a la compra, venta, arrendamiento y exportación, temporal y definitiva. Se registró el 4 de agosto de 1987 mediante la escritura número 2027, con un capital inicial de 250 mil pesos. Y en la escritura 20809, del 14 de marzo de 1994, consta que su capital aumentó a 160 millones de pesos. En este último registro ya aparece María de Lourdes Salinas como accionista.
Por su parte, Edgar Cutberto Ruiz, hermano del gobernador, es el director general de Sedna Hospital, pero adicionalmente el 25 de septiembre de 1991 registró la Clínica de Diagnóstico y Prevención del Cáncer de la Mujer, bajo la escritura 4178, con un capital mínimo de 38 millones de pesos.
Pobreza, la enfermedad estatal
Un desolador panorama económico del estado se aprecia en el informe que el pasado 20 de agosto dio a conocer la calificadora Fitch Ratings.
El documento, proporcionado por Carlos Velasco, director de la revista El Correo de Oaxaca, establece que hasta el 30 de junio de 2009 la deuda directa de Oaxaca ascendió a mil 157.2 millones de pesos y estaba compuesta de dos créditos: uno con la banca de desarrollo, por 719.3 millones de pesos y con vencimiento en 2016; y el segundo con la banca comercial (Scotiabank 07) por 437.9 millones, a un plazo de 8.5 años. Esta segunda transacción fue catalogada como “de Alta Calidad Crediticia”.
En el documento se puntualiza que en 2007 el estado colocó 2 mil 800 millones de pesos en el mercado bursátil (OAXCB 07U), suma respaldada con el cien por ciento de los ingresos derivados de la recaudación del Impuesto Sobre Nómina (ISN) y del cobro de derechos vehiculares, mediante una emisión a 30 años denominada en Udis.
Estos recursos se destinaron a liquidar parte de la deuda directa (que en julio de 2008 ascendía a mil 308.5 millones de pesos) y a financiar inversiones enmarcadas en los ejes estratégicos del Plan Estatal de Desarrollo Sustentable.
De acuerdo con Fitch Ratings, la calificación crediticia del estado se “fundamenta en las características favorables en el perfil” y en la estructura de la deuda pública. No obstante, aclara, “presenta altos niveles de endeudamiento, en términos de sus ingresos disponibles y ahorro interno”.
La calificación de la entidad se ve igualmente limitada por la baja participación del empleo formal en su economía, el muy alto nivel de marginación y los significativos requerimientos de infraestructura y servicios públicos.
Desde 2007, cada año Fitch Ratings le hace al gobierno de Ulises Ruiz esta advertencia: “La situación financiera de la Comisión Estatal del Agua (CEA) representa una contingencia para el estado, ya que éste asumió la prestación de los servicios en 15 sistemas municipales, cuya situación financiera puede representar una ‘contingencia’ en el mediano plazo para las finanzas de la entidad”. Por lo que se advierte en el informe citado, el gobernador no tomó ninguna medida al respecto aunque ya sólo le queda un año para concluir su mandato.
Fitch Ratings agrega: “El rezago en cobertura de agua potable y alcantarillado con respecto al promedio nacional es de 60.8% contra el 85.9%, y de 62.9% frente a 85.9%, estatal y nacional, respectivamente”.
De acuerdo con la calificadora, en el ejercicio fiscal de 2008 los ingresos totales del estado “más marginado del país” fueron de 40 mil 776.6 millones de pesos.
En cuanto a los egresos, en ese mismo año el gasto corriente creció 3.1%, relacionado principalmente con el gasto indirecto de la inversión estatal (contratación de técnicos, renta de maquinaria, gasto de difusión y materiales, entre otros rubros) y con el pago de servicios de largo plazo para las nuevas oficinas de gobierno denominadas “Ciudad Administrativa Tlalixtac de Cabrera”.
Precisamente las autoridades de ese municipio demandaron al gobierno de Ulises Ruiz ante el Tribunal Unitario Agrario por no construir la obra pública que prometió a cambio de la utilizar sus terrenos para edificar la Ciudad Administrativa, que albergará la oficina del gobernador y las secretarías de Economía, Administración, Asuntos Indígenas, General de Gobierno y Atención al Migrante.
A cambio de las tierras, el gobierno estatal prometió construir tres represas y dos puentes, además de ampliar el Palacio Municipal. “Desde el año pasado le iniciamos un juicio agrario y no vamos a firmar hasta que cumpla”, declaró Epifanio López, tesorero de Bienes Comunales, al periódico Reforma, según la nota publicada el pasado 20 de julio.
El gobierno de Ulises Ruiz entra en su tramo final con el estado sumido en la pobreza: según el Inegi, los hogares oaxaqueños tienen siete habitantes en promedio, lo que implica hacinamiento e insalubridad, ya que 39.5% de las viviendas tienen pisos de tierra y 67.5% cuenta con techos elaborados con materiales ligeros, naturales y precarios.
Sólo 65.5% de los oaxaqueños cuentan con agua entubada y 72% carecen de servicios de salud. Las estadísticas de mortalidad infantil del año 2000 indicaban que la mayoría de las defunciones eran provocadas por deficiencias de nutrición, alarmante situación que cinco años del actual gobierno no han modificado en nada.
La falta de agua entubada y potable, de sanitarios dignos y viviendas higiénicas, mantienen deteriorada la salud de los oaxaqueños. El resultado es la presencia de enfermedades infectocontagiosas, ya sea cutáneas, respiratorias o estomacales, así como la incidencia de hepatitis.
No es de extrañar que de los 100 municipios más pobres de México, 58 sean oaxaqueños y, de éstos, 10 se encuentren en la Mixteca, donde los programas federales no llegan porque el acceso es difícil, o al menos esa es la explicación que dan las autoridades locales.
En esa lista de los municipios con menor Índice de Desarrollo Humano que elabora la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), el de Metlatónoc, estado de Guerrero, es el más pobre del país; le siguen Coicoyán de las Flores, Oaxaca; Tehuipango y Mixtla de Altamirano, en Veracruz. En San Simón Zahuatlán, Oaxaca, viven 2 mil 481 personas en condiciones de miseria parecidas a las del África subsahariana, publicó el pasado 15 de agosto, en su sitio web, la revista La Mixteca Hoy.
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