viernes, 29 de enero de 2010
Ulises Ruíz: un lastre electoral
José Gil Olmos
Connotados priistas oaxaqueños denuncian que, en su afán de imponer al diputado Eviel Pérez Magaña como candidato a la gubernatura de Oaxaca, Ulises Ruiz está dividiendo a su partido. Su mala gestión y la cada día más probable alianza opositora pueden determinar el fin de la hegemonía del PRI en el estado y la pérdida de medio millón de votos para los comicios presidenciales de 2012.
OAXACA, OAX, 28 de enero.- En vísperas de que se seleccionen los candidatos del Partido Revolucionario Institucional para gobernador, diputados locales y presidentes municipales en esta entidad, el mandatario Ulises Ruiz está perdiendo el control del proceso de sucesión.
No sólo eso. Ante el peligro de una derrota, Raúl Bolaños, quien fue presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado, senador y líder estatal priista, advierte que podría estallar una crisis más fuerte que la vivida con la rebelión de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006.
Por eso, subraya, ganar la elección es la tabla de salvación de Ulises Ruiz ante la posibilidad de ser enjuiciado por su manejo del movimiento social. Y en vista de que las rupturas, resentimientos y daños políticos causados en esa ocasión aún perduran en la sociedad oaxaqueña, opina que el gobierno federal y la dirigencia nacional de su partido deberían considerar las elecciones estatales como un asunto de “seguridad nacional”.
En su opinión, este proceso electoral se ha complicado, pues mientras en el PRI hay protestas y confrontaciones entre sus figuras políticas, en la oposición avanzan los acuerdos para una alianza entre el PAN, el PRD, el PT y Convergencia, con el propósito de poner fin a 80 años de hegemonía priista en Oaxaca.
En efecto, los representantes de los cuatro partidos de oposición han manifestado que están muy adelantadas las pláticas para formar una coalición electoral en varias entidades, entre ellas Oaxaca, con el fin de revertir el avance que el PRI mostró el año pasado. Y aunque no han decidido quiénes serán los candidatos, ya tienen puntos en común para lanzar una plataforma electoral única en los primeros días de febrero.
Esto puso en alerta a Ulises Ruiz, pero sobre todo le preocupan las protestas de los priistas oaxaqueños que no están de acuerdo con lo que él daba por hecho: que el diputado Eviel Pérez Magaña sería el candidato a sucederlo en la gubernatura.
José Antonio Hernández Fraguas, alcalde de la capital oaxaqueña y uno de los seis aspirantes a la candidatura del PRI al gobierno estatal, dijo que si la contienda interna no es equitativa, él puede abandonar el partido.
Varios priistas reconocidos en Oaxaca acusan a Ulises Ruiz de tomar como “rehén” al partido, y a la dirigencia nacional priista, que encabeza la diputada Beatriz Paredes, de no escuchar sus reclamos de garantizar un proceso de selección transparente y democrático.
“Yo he hecho mis pronunciamientos, los he hecho del conocimiento de la dirigencia nacional del PRI para que valore, revise y escuche a otros priistas, a otros líderes de la sociedad civil oaxaqueña, porque en Oaxaca ya no vamos a aguantar otro conflicto como el de 2006”, advierte el ministro Bolaños.
Añade: “Esta elección de 2010 será muy competida, porque hay una crisis social, económica, de salud, y nuevos actores en la vida política de Oaxaca. Hay algo también muy importante: está el dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la violación a las garantías individuales y derechos humanos (por parte) del gobernador Ulises Ruiz. Ante ese escenario, si el PRI quiere seguir gobernando en Oaxaca, debe ver todo escenario, valorar estos elementos y buscar el perfil de un candidato ganador, incluyente, que pueda incorporar a todas las fuerzas internas del PRI y luego a todas las fuerzas políticas”.
Entrevistado en su oficina particular, el magistrado con licencia –que solicitó ésta para competir por una candidatura– insiste en que ha exhortado a la dirigencia del PRI y a otros actores políticos locales para sumar fuerzas y buscar la reconciliación, porque no cree que Oaxaca resista otra crisis como la de 2006.
Desgraciadamente, admite, no ha tenido buena respuesta, porque el gobernador y su grupo tienen “secuestrado” al PRI estatal.
“Le dije a Beatriz Paredes que su discurso a nivel nacional en vías del triunfo en 2012, en Oaxaca sus dirigentes lo llevan por una ruta equivocada porque no es un discurso innovador, moderno, es el viejo discurso anquilosado, caciquil, autoritario, represivo, el que estamos viviendo en Oaxaca. Creo que el estado merece mejor destino”, señala.
Ulises une a la oposición...
Los partidos que contenderán en la elección del 4 de julio deben tener para febrero su lista de candidatos a gobernador, así como a 42 diputaciones y 150 presidencias municipales que se rigen por el sistema de partidos, de las 570 que existen. Además, hay en Oaxaca 3 mil asambleas comunitarias bajo el régimen de usos y costumbres.
La semana pasada las dirigencias nacionales del PRD y del PAN manifestaron que las pláticas para establecer coaliciones electorales en Oaxaca, Puebla, Durango e Hidalgo están muy avanzadas y que dejaron al final la selección de los candidatos para no entorpecer las negociaciones.
El diputado Guadalupe Acosta Naranjo, exdirigente nacional perredista y encargado de negociar estos acuerdos en Oaxaca, confirma en entrevista: “La alianza va por buen camino, vamos procesándola bien tanto el órgano estatal del PAN como nosotros en el PRD. Vamos a comenzar a trabajar con el programa y la plataforma de gobierno”.
En la Cámara de Diputados, el dirigente nacional del PAN, César Nava, y su correligionario Javier Corral, revelaron el miércoles 20 que las negociaciones con el PRD, el PT y Convergencia estaban adelantadas, aunque aclararon que sólo apoyarán a candidatos que reconozcan la Constitución y las leyes, en un claro mensaje al senador oaxaqueño de Convergencia, Gabino Cué, quien acompañó al excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador en una intensa gira por Oaxaca que duró meses.
A pesar de eso, Acosta Naranjo dijo que el siguiente paso será establecer los mecanismos para la selección de los candidatos y que hasta el final se definirían los nombres. En el caso de los aspirantes a la gubernatura, confirmó que aún no se ha elegido a nadie, aunque reconoció el peso del senador de Convergencia, Gabino Cué.
El viernes 15, en una conferencia en la ciudad de Oaxaca, Acosta Naranjo afirmó que el apoyo de López Obrador a Cué no influirá en las negociaciones, porque éstas las conducen las dirigencias nacionales de los partidos.
Pero fue Gabino Cué quien se desmarcó de López Obrador. En una entrevista publicada el viernes 22 por el diario El Universal, cumplió con la exigencia de los panistas de reconocer a Felipe Calderón como presidente de la República y precisó que no será el nombre del tabasqueño el que aparezca en las boletas electorales de Oaxaca.
Al respecto, Mario Mendoza, dirigente de Convergencia en Oaxaca, aclaró que la relación entre Cué y López Obrador es de mutuo respeto y que éste no hizo campaña a su favor, sino que lo acompañó por los 400 municipios del estado para conocer de cerca la pobreza en que viven 70% de los oaxaqueños.
“Nosotros respetamos a Andrés Manuel López Obrador, pero para la elección del candidato a gobernador estamos escuchando a los oaxaqueños que nos piden unidad, anteponer los intereses del estado, para poder derrotar al PRI”, aseguró Mendoza en entrevista telefónica.
Los avances de una alianza opositora provocaron la reacción inmediata de los priistas; el senador Manlio Fabio Beltrones la tildó de un “engendro” y el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, dijo que era “perversa”. Panistas y perredistas señalaron que el PRI estaba “nervioso” porque ya daba por adelantado su triunfo.
Acosta Naranjo considera que Ulises Ruiz es “uno de los gobernadores más nefastos en la historia del país”, y que para vencerlo se requiere un frente amplio opositor.
“Creemos –insiste– que es el momento de una transición a la democracia en Oaxaca, que se normalice un estado de derecho, que haya condiciones mínimas de seguridad para la participación ciudadana y que no haya encarcelamientos, persecuciones o incluso asesinatos, como ha sucedido en Oaxaca con Ulises Ruiz.”
... Y divide al PRI
Hasta finales del año pasado el gobernador Ulises Ruiz parecía tener un control absoluto del proceso de selección interno del candidato a gobernador del PRI. En un gesto de aparente competencia dio a conocer una lista de seis aspirantes, a quienes llamó “aspirinas para Oaxaca”, entre ellos al senador Adolfo Infanzón Toledo, los diputados Eviel Pérez Magaña y Jorge Franco Vargas; el presidente municipal de la capital, José Antonio Hernández Fraguas; el secretario de Administración de Gobierno, José Antonio Estefan Garfias, y Martín Vázquez Villanueva, secretario de salud estatal.
No obstante, con el paso de las semanas, el gobernador puso a disposición del diputado Eviel Pérez Magaña la estructura de gobierno y lo ha llevado a sus giras, placeándolo como su delfín. Otros aspirantes ni siquiera figuraron entre sus seis “aspirinas”. El ministro con licencia Raúl Bolaños-Cacho Guzmán es uno de ellos y lo manifiesta claramente:
“No estoy de acuerdo con que el PRI sea rehén del grupo que está en el poder, porque todos los que hemos luchado y trabajado por el partido lo hemos mantenido más de 80 años en el poder en Oaxaca.
“Veo con tristeza que actualmente el priismo oaxaqueño se está manejando de manera excluyente, sesgada. Nosotros aspiramos a que el PRI reflexione antes de que tome una decisión política, porque la fortaleza del partido en el estado ha sido la unidad, la cohesión, la integración de todos sus cuadros, pero vemos con mucha tristeza que ahora se está viendo sólo a un priismo que ocupa el poder, que busca una ampliación, una extensión.”
–¿Qué riesgos ve usted si no se da una elección más democrática y abierta en el PRI?
–El primer riesgo que veo es una fractura. Ya están las primeras manifestaciones y no veo que haya voluntad de sumar o de integrar a todos los cuadros priistas.
También observa la posibilidad de un conflicto poselectoral que desemboque en un conflicto social e impida que el 1 de diciembre asuma la gubernatura el candidato ganador.
“Veo que el tejido social en Oaxaca está muy atomizado, fracturado. Se han polarizado las fuerzas políticas, hay mucho encono. Los oaxaqueños debemos evitar que haya un choque de trenes”, advierte.
–¿Si hay un candidato impuesto, como ya se está viendo, está en riesgo la elección para el PRI?
–Totalmente. Con un candidato impuesto no creo que ganemos la elección, independientemente de toda la estrategia que el partido tenga.
Le preocupa, igualmente, que en el partido no se evalúe adecuadamente la figura del gobernador.
“Ulises Ruiz le vende a la dirigencia nacional que es un gran operador político –explica– y con base en eso tiene toda la confiabilidad y la seguridad de la dirigencia. Pero insisto en que es muy diferente ver el escenario en Oaxaca desde las oficinas de la dirigencia nacional en el Distrito Federal que desde el estado mismo.”
–En este ambiente, lo que se ve es que Ulises está buscando una tabla de salvación, ¿no?
–¡Claro! Una salvación política, porque no creo que tenga una salvación jurídica o legal, ya que en un año Ulises Ruiz será un ciudadano común y corriente, y el destino que los tribunales nacionales e internacionales le den a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación será de carácter legal.
“Creo que, si es así, se dará en un corto plazo y él debería ver las cosas a largo plazo, porque en 10 meses entrega el poder y todas las actuaciones de carácter judicial que se vengan van a durar mucho tiempo. Experiencias como la de Acteal o Aguas Blancas han durado mucho tiempo entablando demandas de los afectados contra los gobernadores de Guerrero o de Chiapas. Lo de Oaxaca, en ese sentido, va para largo.”
–¿No hay cohesión en el PRI de Oaxaca?
–Nunca había visto un gobierno priista en Oaxaca tan distanciado de todos los gobernadores anteriores. Ulises está alejado de José Murat, Diódoro Carrasco, de Heladio Ramírez, que es un activo desde la CNC... No hay un acercamiento, sino al contrario, hay una exclusión para todos ellos. Yo demandé ante la dirigencia nacional del PRI que fueran convocados estos exgobernadores para que conocieran su punto de vista, pero no ha habido respuesta.
–¿Qué significaría para el PRI perder en Oaxaca?
–Creo que sería, si no la pérdida de la corona, sí la derrota del priismo en el sureste mexicano. Creo que Guerrero ya tuvo una alternancia, también Chiapas; faltaría ver Oaxaca y Veracruz. Creo que esto influiría mucho en el desarrollo del proceso electoral de 2012. Oaxaca tiene un padrón electoral de 2 millones y aporta a la elección presidencial 500 mil votos, es decir que con una derrota en la elección de Oaxaca estaríamos perdiendo medio millón de votos para la elección presidencial.
–Decía que el estado no aguanta otra convulsión como la de 2006. ¿Usted ve que se puede presentar un problema parecido?
–Lo vería más agresivo, porque las heridas, los odios, los rencores, no se han superado. Ante este escenario veo un alto riesgo de corrientes desestabilizadoras, que eso es lo que hay que evitar.
“No es una elección simplemente política. Si en Oaxaca no se cuida el proceso electoral, de alguna manera esto puede ser el detonante de una situación mayor. Los oaxaqueños debemos cuidar que las elecciones sean blancas, que no se tiñan de rojo, es decir, que no se genere la violencia”, advierte el expresidente del Tribunal Superior de Justicia del estado.
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