lunes, 25 de enero de 2010
El desencuentro Gómez Mont y César Nava
Federico Berrueto
2010-01-24•Al Frente
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Agua y aceite. Enero de 2010. Foto: Alfredo Guerrero/Notimex
El tema de la alianza electoral PRD y PAN no sólo ha dado lugar a cuestionamientos severos del PRI, el adversario a vencer, sino que ahora se traslada al seno del PAN. Pareciera que el desencuentro entre el responsable de la política interior, Fernando Gómez Mont, y el dirigente nacional del PAN, César Nava, son perspectivas de partido. No es el caso. La diferencia es estructural: es la contradicción de la lógica del gobierno con la del partido. Desde su propio plano, cada cual tiene la razón. El secretario Gómez Mont hace valer la credibilidad del gobierno para cumplir compromisos. Sin embargo, Nava ha dicho que es tema del partido la definición de con quién habrá de ir el PAN en las complicadas elecciones de 2010.
El PRI está en lo suyo, cuestionar al adversario, sobre todo, cuando se unen. Agua y aceite no hacen síntesis, pero sí pueden coexistir, sobre todo, cuando deben enfrentar expresiones autoritarias y de previsible tergiversación de la voluntad popular como Oaxaca y Puebla, donde, si los mandatarios estatales se reproducen en el poder con sus candidatos, es difícil que haya una elección justa. Como ocurrió en 1988 con el Frente Democrático Nacional, la oposición tiene frente así el desafío de vencer en las urnas. En este entrono, la alternancia se vuelve propuesta sustantiva, insuficiente, pero con capacidad para que exista un gobierno que haga del tema social el objetivo y el fin de la desbordada venalidad. La conclusión de Haití en México.
Fernando Gómez Mont acredita inteligencia y carácter. Queda claro que el acuerdo del PAN con el PRD deja en dificultad al gobierno por el compromiso que suscribió con el PRI de que no habría alianzas con el PRD. Contó con la aprobación del Presidente y el PRI exige cumplimiento. Gómez Mont tiene que salir con todo a repudiar las alianzas, a manera de mantener credibilidad. De la misma forma que Santiago Creel rechaza, en entrevista radiofónica, el acuerdo con el PRD, un mensaje a los panistas de que él está desmarcado de lo que hace la dirección nacional de su partido.
Son tres planos los del desencuentro: el gobierno, el partido y la disputa por la candidatura presidencial. Hizo bien Gómez Mont en descartarse y asumirse secretario con todo lo que implica. César Nava pretende un poco de oxígeno con algún triunfo en las 12 elecciones venideras de gobernador. Santiago hace propio el desencanto de la base panista por el pobre desempeño del gobierno federal y el de su partido. Empero, la voz más articulada en la base es la de Manuel Espino, quien habrá de reanudar proselitismo en todo el territorio nacional; la intriga del círculo cercano del Presidente y la mala entraña dejaron en libertad a Creel y Espino. El favorito, Cordero, y el segundo en turno, Alonso Lujambio, no pintan y al igual que Nava serían baja si se materializa la derrota en 2010.
La víscera anula la inteligencia; la trayectoria y experiencia políticas del Presidente de poco sirvieron. No se dio cuenta que con la grosera remoción de Santiago Creel y de Manuel Espino y un poco más comedida, la de Alberto Cárdenas, Josefina Vázquez Mota, así como el encumbramiento de los incondicionales, el Presidente perdió margen en la sucesión, particularmente, porque asume todo el costo del desastre electoral al que ha llevado a su partido, no se diga, las discutibles cuentas de su gestión.
Josefina Vázquez Mota ha sido superviviente de la entraña vuelta estilo de gobernar. En Sedesol se vio bien; en la SEP pudo contener al sindicato y a la profesora Gordillo, dio un espacio de dignidad a la secretaría y al mismo Presidente. A Lujambio eso no preocupó y ahora, en lugar de mantener lo alcanzado, entrega la SEP y busca ser candidato con un carnet azul reciente y con un libro irrelevante a los problemas de país. A Josefina la han desmovilizado y es momento de tomarse la libertad que le han regateado.
Paradójicamente, y por la inteligente declinación de Gómez Mont, al momento, la candidatura presidencial del partido gobernante se resuelve en la tríada maltrecha por el Presidente: Creel, Vázquez Mota y Espino, quienes al igual que hiciera Calderón hace seis años, buscan construir la alianza en el territorio. Para alcanzar la candidatura cuentan con el blindaje que se deriva de su propia dificultad: no les afectan las malas cuentas del gobierno y de su partido. Su mayor desafío será mantener la brújula en medio del desprecio de los propios en la cúpula y las aguas inciertas; convocar a panistas y no panistas que con ellos la elección de 2012 no está cantada.
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