Sostiene que es inevitable una transformación política y social en México y el planeta
Insta a reconocer triunfos como la revolución cubana y la creación de los caracoles zapatistas
Luis Villoro llama a la “resistencia organizada” para abrir “el camino a un mundo diferente”
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Periódico La Jornada
Domingo 3 de enero de 2010, p. 3
San Cristóbal de las Casas, Chis., 2 de enero. La convicción de que un cambio social y político es inevitable en México y en el mundo fue sostenida por el doctor Pablo González Casanova, subrayando lo que fue el punto de mayor acuerdo entre los participantes del Seminario internacional de reflexión y análisis, celebrado durante cuatro días en el Cideci-Unitierra de esta ciudad, que concluyó hoy por la noche.
González Casanova profundizó en que, para conseguir la “organización pacífica” de este cambio, es necesario identificar “lo que no conocemos bien y que deberíamos reconocer mejor para alcanzar la victoria”. Sobre todo, convocó a reconocer lo que “ya son triunfos”, hechos de cambio profundos e irreversibles, entre los que destacó la Revolución cubana y la creación de los caracoles zapatistas.
Cuba “es la única nación victoriosa en la historia que tras una revolución socialista sentó las bases para impedir el retorno del capitalismo”; y las novedosas formas de gobierno de los indígenas chiapanecos poseen una “dimensión universal”, al ser las juntas de buen gobierno “una organización que permite lograr y preservar la libertad, la democracia, la justicia y la paz para todos, y preservar la vida en la Tierra”.
También anoche, el filósofo Luis Villoro enunció la necesidad de devolver la ética a la política desde el multiculturalismo y superar la visión “occidental” como única explicación del mundo.
Retorno de saberes indígenas
En sentido similar, la sicoanalista Sylvia Marcos destacó lo trascendental que ha sido “el retorno de los saberes de los pueblos indígenas” a la conciencia general en este momento de crisis, y el surgimiento de “la visión de un futuro que sea nuestro pasado también, gracias a conocimientos que se creían desaparecidos”.
El escritor John Berger envió al seminario un mensaje para presentar su ensayo Cómo resistir la prisión-mundo: “Es el principio de un nuevo año, el principio de una nueva década. ¿Qué historia estamos viviendo? ¿Qué le pasa al mundo? Lo más claramente que podamos responder estas preguntas, lo más activamente podremos actuar. No tengo respuestas, sólo algunas observaciones”. Ofreció “lo que veo cuando cierro los ojos para pensar en lo que he visto, y después con los ojos bien abiertos”, para “actuar y ser persistentes”.
González Casanova aseveró que el capitalismo mundial ha llegado a su “crisis terminal”, y tras describir sus rasgos más evidentes y destructivos, insistió en identificar los cambios que son victorias. “La cultura de la negociación sigue prevaleciendo, pues la inmensa mayoría de la población está pidiendo todavía cambios pacíficos”, admitió, y recordó que durante los diálogos de San Andrés Larráinzar entre el EZLN y el gobierno federal, en 1995-1996, los zapatistas determinaron el límite: “la dignidad no se negocia”.
Consideró necesario comprender la “historia emergente” de nuestros días (donde se juntan de manera inusual categorías como “Estado-pueblo y moral colectiva como fuerza colectiva”), así como “profundizar en una política revolucionaria que asegure el éxito de otros modos de producción y acumulación que se vinculen en una nueva relación con la naturaleza y la vida”.
Agregó que también es indispensable registrar “el inmenso enriquecimiento que significa la lucha por los pueblos oprimidos de la Tierra”, así como “la nueva presencia colectiva de las mujeres con su activismo revolucionario” y las luchas contra los prejuicios acerca de los homosexuales, que han establecido espacios para la tolerancia y la libertad.
Instó a fortalecer las “redes de redes” nacidas en años recientes, “apoyadas desde sus orígenes por el movimiento zapatista, por Cuba y por muchas otras fuerzas progresistas y revolucionarias”, pues la organización de los trabajadores y los pueblos en estas redes “es la clave de la transformación mundial”.
Villoro sostuvo que “frente al sistema capitalista mundial otra visión del mundo es posible”. No “bastan las buenas intenciones” para realizar cambios, invocando los derechos universales, como hasta ahora. “Contra los males del capitalismo mundial sólo cabría una resistencia organizada que abriera el camino a un mundo diferente, y aun contrario al capitalismo mundial”. Un “orden plural que respondiera a la multiplicidad de culturas, y no una pretendida cultura mundial (occidental)”, que impone “formas de vida no elegidas”, lo que ha llevado al individualismo y la destrucción de la naturaleza, a diferencia del comunitarismo indoamericano.
Sergio Rodríguez Lazcano, director de la revista Rebeldía, saludó a Villoro y González Casanova como “maestros-compañeros de su generación, la del 68”, y enseguida hizo eco a la opinión zapatista de que el colapso del capitalismo no necesariamente es inminente; resulta necesario juntarse para hacerlo caer. “No son posibles los parches al sistema, pero son posibles, y necesarios, los movimientos antisistémicos”, que de “abajo y a la izquierda” construyen “otra política”.
Durante su participación, el escritor y pensador social Walter Mignolo, prudentemente, señaló: “no sé si va a caer el capitalismo, pero sí perderá su carácter unicéntrico”. De la crisis ambiental “nadie escapa, ni siquiera los países centrales capitalistas”.
Estamos, dijo, en un “momento crucial que va a definir los próximos 30 ó 40 años”. Aquí destacan “los nuevos órdenes que se están construyendo en la actualidad, como el zapatismo”, al cual consideró “un ordenador de conocimientos y prácticas que parecían dispersos”.
El propio Mignolo sostiene en un ensayo que también presentó ahora Cideci-Unitierra: “La revolución teórica del zapatismo, con sus consecuencias éticas y políticas, indica que ha llegado el tiempo de mirar más allá de las herencias europeas”, para “imaginar y levantar futuros democráticos”, en un contexto de verdadera “descolonización”.
Catherine Walsh, procedente de Perú, propuso ir “más allá de lo antisistémico”, desde la “insurgencias” de Abya Yala (esa noción andina del mundo que también está lista para la transformación del planeta, con base en el “buen vivir” por el cual se lucha hoy en Bolivia, Ecuador y Perú).
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