Vacunados (¿contra sí mismos?)
Pederastia virtuosa
Panistas insurrectos
Doctor Cándido
Julio Hernández López
Los santos varones que dirigen a la Iglesia católica en México han realizado el milagro de la conversión de la pederastia en virtud que creen les esclarece y da título moral para emprender cruzadas contra la diversidad sexual y sus consecuencias en la vida civil. A través de su órgano de revelaciones semanales, intitulado Desde lo que fue, perdón, Desde la Fe, la demarcación específicamente adjudicada al cardenal que es el jefe de fes, Norberto Rivera, ha respondido con alto sentido de practicidad a quienes reprochan a los hombres de sotana sus constantes involucramientos en abusos de menores que, por tanto, les invalidarían para asumir un rechazo militante a los matrimonios de personas del mismo sexo y a la facultad de que estas parejas adopten niños: si decimos que esos matrimonios y adopciones son pardos es porque tenemos los pelos de la pederastia en la mano (el tecleador ofrece disculpas si resultan malsonantes los términos capilares en que ha quedado esta adaptación de un dicho popular).
La “vergonzosa y dolorosa” experiencia de que hombres presuntamente consagrados a la religión católica hayan caído en los fondos de la sexualidad pervertida (el simple celibato ya es en sí una anomalía promotora de perversiones: comentario del monacal columnero) le da a esa misma iglesia, según las sabias y expertas palabras del cardenal Rivera, la capacidad de advertir que hombres solos (no explicó si en pareja legal o en convivencia eclesial) pueden usar a menores de edad para pornografía, prostitución o el bien sabido abuso de menores. Esa reivindicada autoridad práctica deviene en moral a partir del lavado de dineros espirituales que la casa de cambio vaticana entiende que ha hecho cuando, según la revista semanal antes mencionada, esa reconfortante institución ha reconocido los casos de agresión sexual a menores, ha ofrecido “perdón” y ha tomado “medidas para corregirlos y evitarlos”. Lo malo del rollo riverino es que en realidad, y con él como principal ejemplo, esa iglesia no ha hecho más que proteger a sus sacerdotes sexualmente delincuentes, utilizando sus influencias y poder para esconderlos y ayudarlos, siendo los pastores mayores los encubridores de sus colegas bajo acusación y moviéndolos a través de la red católica mundial para que sigan en las mismas andanzas pederastas.
En esa misma tónica de vacunarse contra cualquier brote de prudencia política, Cesarín y Marianita han iniciado la consulta panista con que pretenden saber si la gente está de acuerdo con los matrimonios entre homosexuales y la facultad de adopción. La recurrencia a las urnas públicas es un mecanismo que el PAN ha rechazado cuando lo practica la izquierda, pero ahora es santificado para poner la plataforma de blanco y azul al servicio de la convergente iglesia neocristera. Los panistas dirigentes están desconociendo la misma institucionalidad que histéricamente defienden cuando los movimientos sociales someten a votación popular lo que las leyes ordenan o los órganos oficiales de representación política pretenden decidir en sus ámbitos restringidos.
Otro fresco desmemoriado es Vicente Fox, que a la salida de su acostumbrada asistencia dominical a misa en su feudo guanajuatense se permitió hacer análisis económicos rezumbantes (el adjetivo se construyó a partir de zumbar, no de “buznar”, verbo éste que no existe pero sí se puede escuchar). Dijo el millonario sexenal que le llevará unos cinco años a México volver a los niveles que se tenían durante... ejem, ejem, antes, es decir, en su gobierno. Responsable del hundimiento del país, ejemplo campante de impunidad personal, familiar y conyugal, el susodicho Chente ha anunciado que este año no tendrá tiempo para hacer campaña en favor de candidatos panistas porque su monumento a la megalomanía derrochadora, llamado Centro Fox, requiere de toda su embotada atención. Y ha recordado que lo necesario para salir del bache es aprobar reformas y más reformas privatizadoras.
Desde la fe, Lipe se hace acompañar del “doctor” Cándido Pérez para lanzar una campaña propagandística de confirmación de las bondades de la vacuna contra el A/H1N1. Escenográfico, pone el brazo para que le inyecten lo que se dice que es una de las impugnadas vacunas productoras de una recuperación económica colosal y acelerada de ciertos laboratorios farmacéuticos trasnacionales. Calderón ha asegurado con vehemencia que el material comprado por millones es bueno y seguro, como si las acusaciones hechas por el comité de salud del Consejo de Europa fueran arengas de plaza pública u ocurrencias de opositores desbocados: la Organización Mundial de Salud se ha comprometido a hacer una indagación con investigadores externos para atender las críticas fundadas de un órgano formal de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en el sentido de que se exageraron los términos de gravedad de la variante gripal surgida el año pasado y que en esas anomalías estuvo presente el interés comercial de las grandes firmas productoras de vacunas. El Consejo de Europa (www.coe.int/t/es/com/about_coe/) representa a 800 millones de europeos pertenecientes a 47 países, tiene a cinco estados observadores –el Vaticano, Estados Unidos, Canadá, Japón y México–, y entre sus objetivos tiene “buscar soluciones comunes a los problemas a los que se enfrenta la sociedad, tales como (...) la bioética y la clonación (...)”. Pero Calderón cree posible vacunarse contra esas acusaciones, que le torpedean directamente, mediante doctores Cándidos, propaganda televisiva y discursos simplones.
Y, mientras Estados Unidos se fortalece militarmente en el Caribe, bajo las circunstancias de la desgracia de Haití pero con visos de estratégica estancia duradera, y Venezuela sigue en la mira de las provocaciones gringo-colombianas, y en Chile es roto el retablo subcontinental de ciertas formas de izquierda en el poder, ¡hasta mañana, con la negra narcopoesía forzada de una flor roja en la oreja de una ofrenda de decapitación colocada a la entrada de la tumba del ex Jefe de jefes!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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