jueves, 26 de noviembre de 2009

Desde 1982 no hay centro priísta, sino sólo derecha (PAN-PRI) y socialdemocracia (PRD y sus variantes)



Política
Pedro Echeverría V.

25 noviembre 2009
pedroe@cablered.net.mx

1. Se ha comenzado a hablar del PRI como si fuera un hecho que recuperará la Presidencia de la República en 2012. Muchos piensan que ante nueve años de una rabiosa o extrema derecha conformada por el PAN podría aceptarse al PRI que es también de derecha, pero no tan peor. Otros dicen que es mejor que el pueblo tenga al frente a un gobierno facho/panista porque es inconfundible, que un gobierno del PRI que es igual de proempresarial pero sabe esconderse tras su demagogia populista. Qué prefieres: ¿tener a un gobierno facho para combatirlo de frente o un gobierno que se diga centrista que se te esconda y se escabulla? ¿O prefieres, acaso, un gobierno como el PAN que coloca al ejército en las calles y firma acuerdos militares con los gringos, o un gobierno del PRI que sabe esconder todo bajo el manto dorado, mientras te jode?


2. Y otra vez lo mismo: escoger entre el maldito y el peor partido de derecha porque la izquierda está súper dividida y no se ven muchas posibilidades de unificarse en un trabajo conjunto de masas tan indispensable. No sólo no se unifica para elecciones sino que la parte más radical y valiosa de la izquierda no participa de los electoral o de plano ha perdido la confianza en todos los partidos. La realidad es que aunque los discursos del PRD y otros están más identificados con los trabajadores, la realidad es que las prácticas partidarias son idénticas a los partidos de derecha, repiten las mismas formas que en un momento se denunciaron como burguesas: políticas de alianzas, salarios insultantes, décadas en los cargos, verticalismo, autoritarismo, corrupción total. ¿Puede la socialdemocracia convencer acerca de sus diferencias prácticas con la derecha?


3. Aunque los inversionistas yanquis y los poderosos empresarios del país -por lo menos desde el siglo XX- dominan la línea política de la nación, la intervención abierta de los empresarios en el gobierno mexicano, es decir, cuando ya se reconoce que los empresarios y el gobierno norteamericano determinan el rumbo del gobierno, o cuando –como diría Fox- se dice que “el gobierno de México es de empresarios y para empresarios”, es a partir de 1982. Los gobiernos de Echeverría Álvarez (1970/76) y de López Portillo (1976/82) serían los últimos gobiernos centristas del PRI y los gobiernos de De la Madrid y Salinas los primeros abiertamente neoliberales o de derecha. Por ello no sólo brincó de alegría el PAN porque “el PRI estaba aplicando su programa”, sino que el mismo Salinas quiso enterrar al PRI para sustituirlo con otro partido neoliberal.


4. Durante 50 años el PRI se manejó como partido de centro, como decían, “ni de izquierda ni de derecha, todo lo contrario”. La realidad es que por mantenerse en esa posición oscilatoria el PRI pudo gobernar medio siglo sin mayores problemas. Desde su posición de fuerza: controlando el 95 por ciento del poder y de los votos electorales, ese partido/gobierno favorecía a los empresarios, pero también sabía repartir entre sus tres sectores básicos: Confederación Nacional Campesina (CNC), Confederación de Trabajadores de México (CTM) y Confederación de Organizaciones Populares (CNOP). Benefició siempre a los empresarios pero el PRI se daba ínfulas por “regañar” a los empresarios por no tratar bien a los obreros. El PRD no existía, el PAN era casi inexistente y subsidiado, y la izquierda estaba en las universidades y apoyando huelgas.


5. El PAN comenzó a tener cierta presencia hasta que sus dirigentes, Luis H. Álvarez, Carlos Castillo y Fernández de Cevallos tuvieron la “inteligente” idea de firmar un pacto con Carlos Salinas que consistió en reconocer el “triunfo presidencial electoral” del priísta en 1988, apoyarlo para que tome posesión y de colaboración total en su sexenio. Ya Salinas –durante el gobierno de De la Madrid- le había dado al PAN la primera gubernatura (en Baja California) de su historia. Dato interesante: a fines de los años 50 Trinidad Molina Castillo fue diputado del PAN yucateco porque el PRI retiro su apoyo a Antonio Bustillos Carrillo. En 1968, después de errores garrafales del PRI, llegó a la presidencia municipal de Mérida el panista Víctor Correa Rachó cuando la candidatura correspondía a Solís Aznar. El PRI dejaba al PAN los restos del banquete.


6. La izquierda fue esencialmente, hasta 1977, antielectoral; durante muchos años vivió (vivimos) en la polémica sobre tipos de partido, programas, estrategias y guerrilla. Los partidos, Comunista y Socialista mexicanos fueron nacionalistas, antiimperialistas y electoreros; junto al PAN vivieron siempre –según su comportamiento- de subsidios de gobierno. Al PAN, PPS y PARM, desde 1964, el gobierno les regaló “diputados de partido” y dineros para sus campañas políticas y edificios de la organización. La derecha panista nunca realizó algún movimiento de masas; su política se basaba en la presión que, junto a los empresarios, podía ejercer. La izquierda estuvo presente, como fuerza de apoyo, en todos los movimientos estudiantiles, de maestros, ferrocarrileros, médicos, obreros y campesinos; aunque también hizo manifestaciones antiimperialistas.


7. Pero el PRI gobernó hasta 1985 sin mayores problemas. La devaluación del peso de 1976 y la crisis petrolera de 1981-82, fueron el pretexto aprovechado por los empresarios y banqueros para intervenir directamente en el gobierno. Todavía se recuerda al gran jefe del Consejo Coordinador Empresarial, Manuel Clouthier –que buscaba una candidatura del PRI- encabezando las protestas de las organizaciones empresariales desquiciadas por la “nacionalización de la banca”. Con el nombre de “México en la libertad” los sectores privados construyeron un discurso contra el “fantasma del comunismo ateo y la socialización de México”. El funesto gobierno priísta de López Portillo abrió el camino a los empresarios para asaltar el poder y recuperar bancos, empresas paraestatales y demás con el apoyo De la Madrid/Salinas.


8. A partir de entonces el “centrismo” priísta que dejaba aunque fuera un poco a los sectores populares de su enorme partido (CNC, CTM, CNOP) fue hecho a un lado por “populista” para dar paso a políticas “realistas” instrumentadas desde el Fondo Monetario Internacional que había firmado con el gobierno de De la Madrid la llamada “carta de intención para salvar a México de su crisis”. Así que toda la basura panista de estos últimos nueve años no ha sido otra cosa que la continuidad de las políticas salinistas. Así que todo aquel PRI que nació en 1929, como hijo de la revolución burguesa mexicana, respaldando algunas demandas populares, desapareció en 1992. El llamado “nuevo PRI” no podrá volver a ser popular o populista sino que continuará con la misma ruta neoliberal que impusieron De la Madrid-Salinas en los ochenta.

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