viernes, 13 de noviembre de 2009

Astillero

Pelé(le)
Encuesta sonora
Empresarios consolidados
¿SME? Yo no fui
Julio Hernández López




Erase que se era un fugitivo ensueño balompédico que con una rechifla de estadio nuevo se topó. El pequeño Felipe deseaba trotar por campos futboleros arreglados (los directivos tuzos pachuqueños siempre cómplices le habían dado foro mundialista) mientras sus alrededores socialmente ardían y electricistas despojados marchaban y peleaban. Todo de rechupete evasivo hasta que el pateador institucional a tierras laguneras llegó, enmedio de su acostumbrada y abusiva marabunta militar que impidió, cerró, maltrató e irritó. “Fraude, fraude”, gritaban con sentido comercial, no electoral, en alguna puerta del inmueble ciertos enojados lugareños que se indignaban por el guarurismo obstructor que les impedía entrar a la inauguración del llamado Territorio Santos Modelo –un estadio de vanguardia a cuyo financiamiento han concurrido algunas de las empresas que tanto han dañado a esa región: mineras altamente contaminantes, lecheras saqueadoras del agua colectiva, enviciadoras de bote y botella, supermercados laboralmente explotadores; firmas socialmente depredadoras que a los agraviados suministran PAN –o PRI, más o menos lo mismo dan– y el circo del futbol que inflama regionalismos compensatorios.
Ya a la hora de cortar el listón tradicional se dejaban escuchar las silbantes protestas, pero la historieta subió de tono cuando el pequeño visitante cometió la imprudencia mayúscula de pronunciar algunas palabras de protocolo para simplemente dar por inaugurado el estadio cuyas tribunas le cobraron sonoramente las incomodidades y abusos del momento, la descomposición sangrienta de esa comarca convertida en cruel escenario de guerras narcopolíticas en las que favoritos del circulito íntimo pinolero han querido posicionarse como nuevos capos, y la desgracia económica en curso. Lipe, perdida la fe en sí mismo; Derón, perdida la cal y también la arena, parecía no entender lo que sucedía, como si la reacción popular adversa le fuera desconocida o inexplicable. Leía la fórmula ritual de la apertura mientras la rechifla le avasallaba, hasta que el Estado Mayor de Televisión Azteca decidió cancelar el audio ambiental y dejar solamente el del micrófono felipesco al que de cualquier manera se colaba, disminuido por los artificios técnicos de la censura teveaztequista, el ofensivo telón sonoro de fondo.
A Díaz Ordaz lo abuchearon al abrir las Olimpiadas y a De la Madrid en un Mundial, pero a Calderón la desgracia previsible lo alcanzó en un estadio cervecero en el que una verdadera encuesta pública de opinión no reflejó lo que los mercaderes del acomodo de resultados al gusto del cliente suelen presumir (¡Oh, sí, la popularidad de Calderón es muy alta, según tantas encuestas aplicadas con metodología alquimista en nuestras cuentas de cheques!, dicen algunas empresas “respetabilísimas”). El pequeño Felipe sabe que no puede exponerse a la opinión pública libre, y por ello se mueve rodeado de guaruras, aislado, confinado entre paredes panistas, empresariales o de públicos vigilados y amedrentados por ese aparato militar circundante (a una final futbolera en Pachuca llegó a escondidas, sin ser anunciado, oficialmente clandestino). A contrapelo de su desgracia sonora, otros asistentes a la fiesta lagunera se llevaron grandes ovaciones, el goleador Jared Borgetti entre los mexicanos y el ícono brasileño que fue la estrella de la noche. Álan Quiroz diría, en Facebook: “¡Pelé y Pelele, unidos por un balón!”.
Pero nuevamente viajero, ahora rumbo a Singapur, el polifacético inaugurador abucheado habría de tratar de remontar el marcador que él mismo había escrito. Primero contra los empresarios, luego postrado ante ellos, casi pidiendo perdón, y ahora nuevamente en pie... de guerrita de saliva, al acusar a los grandes jefes del capital de ir en contra del paquete fiscal original del calderonismo, a pesar de los puntos compartidos. Ese activismo empresarial habría sido causa de que no hubiera el ambiente político adecuado para aprobar tan grandes ideas fiscales. Todo a causa de que Felipe se quiso poner con los Sansones a las consolidadas, pues mediante esa figura, la de la consolidación fiscal, “empresas en México han realizado ingenierías fiscales durante muchos años que les permiten pagar mucho menos impuestos de los que pudieran pagar”.
Y ya en Alaska, no se sabe si a causa de las crudas temperaturas, el mercurial Felipe dijo que siempre no fueron los sindicalistas los culpables de la crisis de Luz y Fuerza del Centro, pues el sabadazo no fue una medida contra el SME, sino en contra de una empresa que era insostenible “y por eso se liquidó”. Aprovechó para relevarse de cualquier culpa pues, dijo, a esa decisión “el gobierno fue llevado y presionado” por las circunstancias económicas.
En canchas religiosas también le metían un gol al presunto portero antinarco. Los obispos reunidos en conferencia anual se lamentaron de la terrible situación del país y lanzaron un “¡Ya basta!” al comercio de drogas y sus consecuencias. El diagnóstico clerical refiere que en el país, ante “el dolor y la angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas que lloran la pérdida de seres queridos”, no sólo hay “la indignación y el coraje natural”, sino “lo que empieza a brotar en el corazón de muchos mexicanos: la rabia, el odio, el rencor, la sed de venganza y de justicia por propia mano”. Todo, a causa de corrupción, pobreza, desigualdad, impunidad, falta de oportunidades, afanes de lucro y de ganancia fácil e insensibilidad política. ¡San Felipe ¿nos proteja?!
Por si no fueran suficientes los frentes de guerra abiertos, el prianismo revanchista ha decidido tratar de excluir de sus favores presupuestales a los gobernadores pertenecientes al PRD, para que ellos y los legisladores de esas ambiguas siglas aprendan a respetar. El diputado del PAN, Luis Enrique Mercado, proveniente de las filas del periodismo de finanzas, alega que deben recibir ventajas quienes cargaron con el costo político de sacar adelante el polémico paquete fiscal, es decir, los gobiernos panistas y priístas. ¡Uf: feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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