Felipe hablando de legitimidades
Grandísimos empresarios
Marchar contra Lo Nazi
Julio Hernández López
Largamente cuestionado acerca de su legitimidad electoral, Felipe Calderón aprovechó su estancia en el municipio presidido por el vengador no anónimo, Mauricio Fernández Garza, para hacer un sesgado ajuste de cuentas con este heterodoxo empresario que se opuso a principios del presente año al dedazo de Los Pinos que con un absoluto descuido de formas impuso al senador, entonces con licencia, Fernando Elizondo, como candidato panista a gobernador de Nuevo León y, con esa designación desabrida y divisoria abrió las puertas al continuismo del priísta-salinista Natividad González Parás mediante su inmaduro delfín velador, Rodrigo Medina.
Calderón dijo ayer, sin referirse directamente a Fernández Garza, aunque sus palabras fueron promovidas por los aceitadores de prensa como referencia inequívoca al controvertido presidente municipal de San Pedro Garza García, que se debe “hacer cumplir la ley sólo por la vía de la ley misma, que es la fuente de toda legitimidad”. Además, soltó algunas otras frases igualmente acomodables a cualquier circunstancia y auditorio, encomiando el presunto estado de derecho en que los mexicanos según eso vivimos. Las palabras felipillas solamente son un pleito grupal en las alturas, entre el jefe pinolero de una facción que ha dividido y agraviado no solamente al país, sino a su propio partido, y un presidente municipal que desde su trinchera local se ha opuesto a los desmanes del circulito íntimo calderónico, como sucedió cuando el mencionado Fernández Garza amagó con renunciar al PAN (aunque finalmente sólo lo hizo al consejo estatal de ese partido), e incluso competir bajo las siglas del Partido del Trabajo por la presidencia de San Pedro, en protesta por las maniobras hechas para imponer al citado Fernando Elizondo como candidato a gobernador, llegando el lic Calderón, según versiones periodísticas, a citar a reuniones de corte electoral a panistas neoleoneses en la residencia oficial de los ocupantes del ejecutivo federal, en una de ellas para ofrecer la embajada en el Vaticano al principal opositor a ese dedazo, Fernando Margain, para que declinara a favor del aspirante oficial, Elizondo.
El vicepresidente fílmico de este país, ingeniero (en producciones) Genaro García Luna, también utilizó los foros de una cumbre de negocios que se realiza en la zona metropolitana que tiene como cabecera a Monterrey, y repartió culpas por doquier: en Colombia la cosa está peor que en México, con más secuestros; en Ciudad Juárez, las broncas principales son por los giros negros que deberían ser combatidos con más ahínco por la presidencia municipal; y en el país los actos ilícitos relacionados con el narcotráfico solamente son “de impacto mediático”, pues 94 por ciento de los delitos están relacionados con lo patrimonial, particularmente los robos.
Por desgracia, los organizadores de la mencionada cumbre no invitaron a otro especialista en impactos mediáticos relacionados con el narcotráfico, Jeffrey Max Jones Jones, que hasta fines del mes pasado cobró como subsecretario de fomento a los agronegocios de la Sagarpa y fue despedido por haber invitado a los campesinos mexicanos a analizar y poner en práctica el esquema de comercialización de los productores y transportadores de drogas, pues, a juicio del entonces funcionario, tal visión empresarial narcótica sería todo un ejemplo a seguir (en lo empresarial, no en lo ético). Ahora, Jo Jo ha revelado que en realidad lo cesaron del cargo porque la oficina de comunicación social de la Sagarpa “se asustó” y le impidió hacer las aclaraciones del caso. Pero, convencido de la bondad de sus dichos, el ex funcionario insiste en que México no debe actuar con visión “productivista”, primero produciendo y luego pensando en estrategias de mercado (por cierto, la antedicha cumbre de negocios ha producido discursos y declaraciones de altísimos empresarios deseosos de complacer al mercado político popular cada vez más nervioso e inestable: causantes de las crisis que tienen a México como está, cómplices de los poderosos, beneficiarios de las mil transas que les han dado riquezas de concurso, evasores fiscales y verdugos laborales, especuladores y transas, hoy emiten sentidas piezas analíticas y proponen fórmulas supuestamente patrióticas, convencidos de que dar atole discursivo con el dedo es una forma de saciar el hambre y la irritación crecientes).
Mientras el mundo de las ilusiones institucionales sigue adelante con sus juegos de discursos y forcejeos íntimos, la protesta social se abre camino rumbo a este miércoles en que se realizará una jornada de lucha en la ciudad de México que dará cuenta de la pluralidad y fuerza que conserve o haya perdido el movimiento de resistencia al golpe fascistoide contra trabajadores electricistas. La campaña de difamación y linchamiento contra el SME, y las tretas dictatoriales de Javier Lozano Himmler (¿Lozano, o Lo Nazi?) no han podido vencer a la defensa social y laboral que, entre otras cosas, ha encontrado asideros jurídicos suficientes para conservar la esperanza de que su lucha pueda triunfar (aunque ha de tenerse presente el tamaño de los intereses concentrados en los negocios de fibra óptica que han motivado la embestida calderónica contra el “obstáculo” sindical). Además de las formas de protesta que en sí desarrollen los trabajadores, se sumará la presencia de múltiples organizaciones opuestas a las políticas calderonistas y de ciudadanos en lo individual que coinciden en la defensa de los electricistas, a sabiendas de que dejar que pase el golpe fascistoide de LFC, es decir, de Lozano y Felipe Calderón, es dejar que más delante pasen golpes similares contra todo aquello que critique, resista y se oponga.
Y, mientras van acomodándose las piezas procesales que en estricto sentido de justicia dejarán en libertad a Juan Manuel Martínez Moreno, encarcelado por el ulisismo para tener un chivo expiatorio por el asesinato del periodista independiente Brad Will, ¡hasta mañana, con la playera mundialista futbolera recibiendo su pizca de sal en Los Pinos!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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