jueves, 8 de octubre de 2009

Uno como sea, pero… ¿y las tristes putas?

Política cero



Jairo Calixto Albarrán

2009-10-07•Al Frente

.El texto de Ciro Gómez Leyva es perturbador desde su título: “El macho que Beatriz Paredes lleva dentro”. No se diga la argumentación: armada de su pulcra colección de huipiles políticamente correctos, Beatriz Paredes ha llevado al tricolor a compartir las estrategias ultraconservadoras del PAN en su cruzada contra el aborto. Una mujer poderosa hace todo lo posible por desproteger a las mujeres débiles. Incluso llevando a las pécoras a la cárcel por atreverse a tener conciencia y control de su cuerpo.



¿Pero por qué una mujer que se pasea rotunda en los territorios del pensamiento libertario, pasta en los congresos de la Internacional Socialista y presume de progresista como dirigente de un partido político que aspira a superar las cosas de su pasado, coopera mansamente con los más patibularios y medievales intereses de Acción Nacional?



Quiza Matrix Paredes comprendió que el camino no está en la confrontación y sí en el Gordillo style para ser la consentida de Jelipillo. ¿Para qué perder el tiempo en escaramuzas estériles si, con un par de genuflexiones sobre temas moralinamente plausibles y decimonónicamente aceptables por su naturaleza providesca, se pueden obtener canonjías presidenciales como una posible disolución de la coalición PRD-PAN en Oaxaca, por ejemplo?



Ah, la Paredes tomando la estafeta de Serrano Limón.



No me hubiera extrañado ver a la muy machina dirigente apoyando al góber precioso ahora que las fundamentalistas de la pederastia demandaron a todos los involucrados en el filme de Memoria de mis putas tristes. Incluyendo a García Márquez que, gracias a Lydia Cacho & Co. ha pasado a ser pederasta honorario, casi casi al nivel de Roman Polanski.



Creer que Memoria… es un canto a la pedofilia, es como creer que Moby Dick es una novela de marineros.



Es curioso que combatieran con empeño talibán el supuesto mensaje maligno del texto, en vez de combatir esta historia literariamente desmejorada del colombiano.



Supongo que el macho que lleva dentro la Paredes debe estar muy contento porque, como dice el espléndido reportaje de Omar Sánchez de Tagle en MILENIO sobre la tolerancia al homicidio de mujeres infieles, “en al menos 14 estados, el marido ofendido puede evitar la cárcel si demuestra que se trató de una cuestión de honor”.



En Campeche, la penalidad por homicidio en caso de infidelidad conyugal es la misma que por el robo de ganado.



Ya lo dice @PezDiablo, uno como quiera, pero ¿y las tristes putas?



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