Presidente solitario

Editorial EL UNIVERSAL
Presidente solitario
15 de septiembre de 2009


Pocas veces Felipe Calderón había estado tan solo como ahora. Apenas presentó su propuesta fiscal para el próximo año y ya se generó un amplio consenso en su contra. Cámaras empresariales, universidades, opinadores, economistas y la mayoría de los grupos opositores en el Congreso de la Unión rechazan la iniciativa ya sea porque la consideran corta de miras o lesiva para la sociedad. Lo cierto es que nadie ve en ese documento una reforma de fondo al sistema tributario del país.
Dos cosas llamaron la atención en este tema. Por una parte, que a diferencia de otros años el gobierno no ha podido construir una coalición alrededor de su propuesta; y, por otro lado, que ninguno de los actores que rechazan el presupuesto 2010 del Ejecutivo haya presentado una alternativa coherente y con posibilidad de consenso.

Lo primero se explica porque al presidente Felipe Calderón y a Agustín Carstens, su secretario de Hacienda, los tiempos los agarraron con los dedos en el marco de la puerta. La tardanza de los partidos políticos en nombrar coordinadores parlamentarios hizo que, a diferencia de otros años, no hubiera espacio para convenir un proyecto aceptable para todos. El resultado fue un conejo sacado de la chistera que, en tiempos de crisis económica, no hizo gracia a nadie.

Sobre el segundo aspecto, la ausencia de una contrapropuesta de los opositores a la iniciativa del gobierno federal, todavía hay tiempo para la rectificación. Si los empresarios, los rectores, los priístas o cualquier otro sector inconforme presenta un proyecto de presupuesto es probable que el consenso a su alrededor sea mayor. El vacío de poder que deja el Presidente en este tema aguarda por algún valiente que desee asumir la más difícil de las tareas: actuar responsablemente