México SA
Nada para estimular la economía
País sin educación, país sin futuro
Carlos Fernández-Vega
Más allá de su 2 por ciento para los pobres”, la cadena de incrementos en los impuestos existentes y la “actualización” (léase aumentos) de precios y tarifas del sector público, la propuesta económica 2010 del calderonato sólo reporta decrementos. ¿Cómo crecería 3 por ciento el país, según la versión oficial, si el paquetazo carece de lo más elemental para echar a caminar y estimular la economía? Quién sabe, pero lo cierto es que el panismo actúa en riguroso sentido contrario de lo que una década atrás, como supuesta oposición, proponía: lo importante, decía el PAN que no se come, “es elevar a rango de política de Estado la política económica, profundizando en una reforma fiscal integral, en una política hacendaria no sólo recaudatoria sino comprometida con la micro, pequeña y mediana empresas para solventar el déficit creciente de empleos permanentes y productivos que demandan los mexicanos”.
Entre lo poco que registra incremento (algo tradicional en este renglón) para 2010 está el presupuesto destinado el servicio de la deuda pública (interna y externa): 11.2 por ciento con respecto a 2009 (contra una reducción de 17.7 por ciento en la SEP), o lo que es lo mismo, 238 mil millones de pesos. En sólo un bienio, de los bolsillos de los mexicanos habrán salido más de 450 mil millones de pesos para tal fin, mientras el endeudamiento se mantiene al alza. De allí en fuera, prácticamente todo cae.
Van algunos ejemplos, documentados por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados: para la “función desarrollo económico” la propuesta calderonista representa una reducción de 8.19 por ciento al gasto aprobado en el ejercicio fiscal 2009. Para el próximo año, con respecto al anterior, la propuesta es reducir las asignaciones presupuestales de la siguiente manera: energía, 2.56 por ciento; comunicaciones y transportes, 16 por ciento (para carreteras, por ejemplo, la caída es de 25 por ciento y de 32 por ciento en puertos); desarrollo agropecuario y forestal, 16.5; laboral, 7.69; empresarial (fundamentalmente apoyos a pequeñas y medianas empresas), 5.6; turismo (tercer captador de divisas), 30.8, y agro, 25.6.
Para la banca de desarrollo (propiedad de la nación, hasta donde se sabe, y uno de los grandes motores de la economía) la propuesta calderonista consiste en reducir su presupuesto en 97.4 por ciento, y en 55 por ciento los dineros públicos canalizados a los fondos de fomento.
Los dineros públicos para la conservación del medio ambiente y los recursos naturales se recortan en casi 20 por ciento; los destinados al Programa de Financiamiento y Aseguramiento al Medio Rural se desploman 58 por ciento; los canalizados al Apoyo para el Desarrollo y Mejoramiento Rural de plano desaparecen, al igual que los asignados a la Zona Metropolitana del Valle de México y al Fondo Metropolitano de Infraestructura para el Desarrollo, entre otros muchos. Además, se reduce el presupuesto para urbanización, vivienda y desarrollo regional (12 por ciento) y el de agua potable y alcantarillado (11.5 por ciento).
País sin educación, país sin futuro. Y en Los Pinos lo entienden bien: para el apoyo en Servicios Educativos Concurrentes la reducción presupuestal propuesta es de 33.4 por ciento; para cultura, 25.2; educación para adultos cae 2.8 y educación superior 2 por ciento. Posgrado “crece” 0.6 por ciento, educación básica 9.5, y educación media superior 9.5. A cambio, se borran del mapa (desaparecen) los recursos para lo siguiente: ampliación de la oferta educativa de los institutos tecnológicos; fortalecimiento a la educación temprana y el desarrollo infantil; Atención educativa a grupos en situación vulnerable; apoyos complementarios para el FAEB; fortalecimiento de la educación media superior en el Colegio de Bachilleres; fortalecimiento de la educación media superior en Cecytes; Sistema Nacional de Educación a Distancia; Universidad Autónoma de la Ciudad de México; programa de carrera docentes; fortalecimiento a las acciones asociadas a la educación indígena; apoyo a la infraestructura de las universidades interculturales existentes; fondo de apoyo a la calidad de las universidades tecnológicas; programa de apoyo a la formación profesional y Proyecto de Fundación Educación Superior-Empresas (ANUIES); Becas Fullbright García-Robles; fondo para la consolidación de la universidades interculturales; equipamiento de escuelas educación básica; fondo de apoyo para la calidad de los institutos tecnológicos (descentralizados); equipamiento e infraestructura (talleres y laboratorios); fortalecimiento de la educación media superior; Instituto Mexicano de Cinematografía Fidecine, y los programas de cultura en todos y cada uno de los estados de la República. Para el fortalecimiento de la calidad en las escuelas normales la caída es de 67 por ciento.
En Semarnat ni un centavo para el Sistema de información ambiental ni para los programas ecológico Texcoco, de desarrollo de infraestructura de temporal, de ampliación de infraestructura de riego, de rehabilitación y modernización en unidades y distritos de riego, y de conservación y rehabilitación de áreas de temporal tecnificado. En la Sener: cero pesos a los programas de establecimiento y promoción de medidas para el ahorro de energía y aprovechamiento de energía renovable, y el de sustitución de equipos electrodomésticos para el ahorro de energía. Y así por el estilo, secretaría por secretaría.
¿De dónde, pues, el 3 por ciento de “crecimiento”?
Las rebanadas del pastel
¿De qué país habla?: “no hay plan B, porque no vamos a endeudar al país”, aseguró el autodenominado dirigente nacional panista, César Nava, y precisó que “no vamos a aplicar las recetas del pasado que ya han quebrado varias veces al país”. Pues bien, el susodicho pasó por alto que en lo que va del calderonato la deuda del sector público federal se ha incrementado ferozmente: 77 por ciento en lo que toca al débito externo y 72 por ciento en el ámbito interno; al cierre del primer semestre de 2009 el saldo del primero fue de 84 mil 405.7 millones de dólares (comparable al registrado en 1995, el año de la “gran crisis”), y el del segundo de 2 billones 536 mil 98.1 millones de pesos (el mayor de la historia), según la estadística del tercer “informe” del propio inquilino de Los Pinos. Por lo demás, pues que no se estrese, porque con “las mismas recetas del pasado”, Calderón ya quebró al país.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
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