José Agustín Ortiz Pinchetti
El Museo Nacional de Arte (Munal) se aloja en el porfiriano y grandilocuente Palacio de Comunicaciones, y a su vez aloja una exposición temporal: Materia y sentido. El arte mexicano en la mirada de Octavio Paz. Un verdadero curso de historia plástica iluminado por el talento ardiente del poeta. La recomiendo con entusiasmo. La he visitado y aproveché para rencontrarme con mi maestro, con quien sólo hablé en pocas ocasiones. Durante años leí con pasión, coleccioné y subrayé todo lo que escribió, particularmente sus ensayos sobre la vida de México. En sus años finales debilitó su pasión crítica y se acercó demasiado a Carlos Salinas, el peor príncipe, y también a la oligarquía y a Televisa, enemiga de la verdad y de la libertad. Me permití criticarlo (¡oh, araña, cómo te atreves a cuestionar al sol!), otros lo hicieron, entre ellos su gran amigo Gabriel Zaid. Paz, un progresista radical, se convirtió en icono de los reaccionarios. Su vigor poético permaneció intacto. Hay que leer Árbol adentro y la antología de Del Toro, de reciente aparición.
Es conmovedor volver a ver al premio Nobel en los videos de las salas del Munal y oír sus conceptos precisos, elegantes. Regresé y le quité el polvo a mi colección de sus libros. Cualquiera que se acerque a la sabiduría o a la capacidad crítica de Paz se asombra. La complejidad de sus observaciones, la riqueza y diversidad de los temas, el poder poético de su prosa tomarían años enteros para disfrutarlos. Es fácil rescatar las aportaciones de Paz: gracias a él revaluamos la libertad y el liberalismo y entendimos que el socialismo sin libertad es un monstruo. Aprendimos a criticar y nos alejamos de las tiranías que engendró el “socialismo” soviético. Enseñanza ejemplar: su renuncia a la embajada de India ante la matanza del 2 de octubre de 1968. Único funcionario en todo el sistema que dio ese paso. Hay que revisar sus entrevistas de los años 80. Los intelectuales pueden ser útiles dentro del gobierno… la condición es que sepan guardar las distancias con el ‘príncipe’… “tarde o temprano el intelectual descubre que su verdadera misión política es la crítica del poder y de los poderosos”. He releído entero el libro Pasión crítica, donde el Paz visionario critica las dos vertientes de la sociedad industrial moderna, la democracia capitalista y el colectivismo burocrático.
Y su intuición genial y final en Escombros y cenizas, a raíz de la noble respuesta del pueblo capitalino a los terremotos de 1985. Con lucidez penetrante predice el arribo de México a la democracia. Descubre y resalta los signos de madurez de nuestra comunidad en medio del desastre. Un pueblo mucho mejor que sus gobernantes.
jaorpin@yahoo.com.mx
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