martes, 11 de agosto de 2009

En ayuno, medio centenar de jóvenes en demanda de lugares en licenciatura



Los rechazados advirtieron ayer que no dejarán de movilizarse hasta que la Secretaría de Educación Pública atienda su exigenciaFoto Cristina Rodríguez
Karina Avilés

Un grupo de 50 jóvenes, entre ellos estudiantes con buenos promedios, alumnos que han repetido hasta seis veces la prueba para ingresar a la educación superior y hermanos y primos de éstos, comenzaron una huelga de hambre, para lo cual instalaron 14 tiendas de campaña frente a la Secretaría de Educación Pública (SEP), donde permanecerán hasta lograr una solución a su demanda de ingreso a una de las principales instituciones de enseñanza.

Al grito de “¡Calderón decía que todo cambiaría; mentira, mentira, la misma porquería!”, los jóvenes determinaron que únicamente se alimentarán con agua, té con miel y cinco gomitas de azúcar al día.

Todos están desesperados y coinciden en que están dispuestos a hacer mucho más con tal de ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al Instituto Politécnico Nacional (IPN) o a la Universidad Autónoma Metropolitana, entre otras instituciones.

Entre las personas en ayuno se encuentran varios miembros de una familia. Se trata de los gemelos Braulio y Miguel Jácome Ramírez, así como de su primo Javier Nava Jácome. Los hermanos, de 21 años, quieren ingresar a la UNAM y estudiar la carrera de odontología. Ambos tienen ocho de promedio en el bachillerato y han presentado el examen de ingreso seis veces en tres años.

Miguel dice que han pensado en inscribirse en un colegio privado, pero ello no es posible. Primero, “porque no nos hallamos”. Luego, porque a sus padres no les alcanzaría el dinero “y para escoger a uno estaría difícil”. Su primo Javier cuenta que es la segunda vez que hace la prueba y sólo le faltaron tres o cuatro puntos para ingresar a la licenciatura en ingeniería civil.

“Pero ya es desesperante. Le buscas por todos lados y no encuentras dónde estar”, añade Miguel Jácome.
Stephanie Masielly es una chica que decidió sumarse a la huelga de hambre para obtener un lugar en el IPN. Está acompañada por su madre, Rosa María Esquivel, ya que con frecuencia la joven, de 18 años, presenta hemorragias en la nariz y su madre teme que esta decisión pueda afectar la salud de la estudiante.

Dice que su hija mayor, Marlene, logró nueve de promedio en la preparatoria y tampoco ingresó. Entonces, la SEP le ofreció media beca en una escuela privada, pero después ya no pudo pagar la colegiatura, de mil 800 pesos mensuales, y acabó por desertar. “Terminó su sueño de ser profesionista.” Ahora no quiere que a Stephanie le ocurra lo mismo, ya que también ha tenido un buen desempeño escolar: logró 8.5 de promedio en el bachillerato.

Pasadas las 11 horas, una comisión de estudiantes ingresó a la SEP. Mientras tanto, afuera, en la plancha de Santo Domingo surgieron las tiendas de campaña del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior.

Al mismo tiempo, los integrantes del Movimiento de Estudiantes no Aceptados, quienes marcharon desde el Ángel de la Independencia, bloquearon la calle de Brasil para exigir un lugar en el bachillerato.

Con ellos llegó el diputado electo por el Partido del Trabajo Gerardo Fernández Noroña, quien les sugirió realizar “medidas un poquito más gruesas” si las autoridades de la SEP hacen caso omiso a sus peticiones. “Si no entienden, hay que ayudarlos a entender.” Luego explicó que esas acciones son pacíficas, pero firmes. Al cierre de esta edición las comisiones de estudiantes y de la SEP aún se encontraban en pláticas.

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