No es la primera vez que escucho esta interrogante, al contrario, la inquietud crece en cuanto a la participación del Ejército y la Marina en la lucha contra la delincuencia organizada, y más aún cuando en el Congreso no se escuchan las voces que deberían promover el marco legal y legítimo para esta participación.
“¿Qué se quiere hacer con las fuerzas de defensa?”, es otra arista de la interrogante general, formulada por un ameritado militar ya en retiro.
Pero el más reciente cuestionamiento es el texto que publica Jorge Carrillo Olea, en el diario La Jornada el pasado 21 de junio. General del Ejército, Carrillo Olea gobernó el estado de Morelos de 1994 a 1998.
“¿Saben a dónde están llevando a las fuerzas armadas?”, es la pregunta que se hace Carrillo Olea, un hombre cuyo historial es más negro que la noche, pero que en este caso no le falta razón para considerar que “se está echando mano, y parece que de mala manera, del último recurso para la defensa del Estado Nacional. No queda otro, Ni dilapidar todas las reservas en divisas o cambiar de punta a punta al gabinete o cosas por el estilo, tendrían el peso tremendo de estar comprometiendo tan irresponsablemente a las fuerzas armadas”.
Y es que el gobierno federal en general y el Presidente en particular han hecho de la seguridad una cruzada en la que los soldados y marinos han cargado con la parte más pesada y sangrienta, cruzada que, por lo demás, sólo afecta la libertad emocional y física de la sociedad.
Son ya tres años de un discurso monotemático en el que los fantasmas empiezan a regresar, como es el caso el chino Ye Gon, y el desarrollo de esta “guerra” sigue “sin opción aparente, de simulación mediática y sin fin, por las condiciones en las que se está librando”.
Mientras, el Partido Acción Nacional, una vez más, en voz de su presidente Germán Martínez, coloca al Ejército como un artículo comerciable y asegura que detrás de la lucha contra el crimen organizado no hay juego político ni fueros partidistas del gobierno.
“Ni el Ejército ni el jefe del Ejército están actuando de manera electoral”, dijo Germán y pidió al PRI definir cuál ruta apoya: la de pactar, tolerar y simular la lucha contra la delincuencia o el combate decidido que enfrentan el Presidente y el Ejército mexicano”.
Pero como el joven Germán Martínez es simplemente un golpeador, no se ha dado cuenta de que el Ejército, lamentablemente, actuará como se lo ordene Calderón, que para eso, también lamentablemente, es su Comandante Supremo.
Y más aún, el propio Calderón se metió de lleno con el Ejército a la contienda electoral, diga lo que diga Germán, cuando en Morelos se refirió a quienes han lanzado críticas contra los operativos aplicados contra funcionarios locales en diversos puntos del país (en su mayoría perredistas).
“Aquí en el estado de Morelos debo decir que el gobierno federal ha encontrado la voluntad de colaboración, la determinación para combatir juntos a la delincuencia, porque el gobierno de Morelos, en lugar de ponerse a reclamarle al gobierno federal que porqué hace su tarea, que porqué atrapa delincuentes, que porqué atrapa funcionarios, lo que hace es colaborar, y decir por supuesto queremos limpiar la casa y ponerla en orden y eso estamos haciendo”.
Calderón no gana nada con enfrentar a gobiernos de diversas filiaciones políticas, al contrario, está perdiendo posiciones confiando en que las fuerzas armadas lo van a sostener a cualquier precio, quizá aún a costa de la libertad e incipiente democracia.
La pregunta pues, sigue siendo válida: “¿A dónde se quiere llevar a las fuerzas armadas?”. Porque cuando verdaderamente no quede otra opción, habrá que “tomar el riesgo, porque siempre será un riesgo, de ordenarle a las fuerzas armadas su intervención”, por más que esa orden ya se haya dado.
El tiempo se le viene encima y Calderón enfrentará el próximo 5 de julio su prueba de fuego con las elecciones intermedias. Ya se especula que dará antes otro golpe mediático en el terreno de la lucha contra la delincuencia organizada, tarea toral de su gobierno.
Lo malo es que ni se gana la “guerra” ni se avanza en otros rubros del progreso del país.
No soy afecto a citar frase celebres de personajes ilustres, pues con ello demuestra el periodista su falta de recursos, pero ésta viene que ni mandada hacer para lo que nos ocupa.
Decía Benjamín Franklin que “una sociedad que está dispuesta a sacrificar su libertad por conseguir seguridad, no se merece ni la una ni la otra”.
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