Facebook, Nuevo Campo de Odio del PAN

De Blogotitlán.

La red social Facebook ya fue invadida por los neonazis incrustados en el Partido Acción Nacional (PAN), desde donde esparcen mensajes de odio, esta vez contra una indefensa niña que fue contratada para transmitir mensajes del PRD, igual que hacen artistas de Televisa para promover al Verde Ecologista y al PRI, o deportistas ya devaluados a favor del mismo PAN.

Los ataques sólo van contra la niña del PRD, pues a Maité Perroni, Raúl Araiza y los demás, se les considera "gente bonita" que habla por "la gente decente y nice".

Esta campaña de odio tiene una línea similar a la seguida contra el plantón de seguidores de Andrés Manuel López Obrador que reclamaban un recuento legítimo de la votación 2006, hoy tenidas como fraudulentas.

En ambas se trasluce el sello racista del asesor confidencial de Felipe Calderón y el PAN, el español Antonio Solá Reche, convertido en "mexicano" a toda prisa para legalizar su inconstitucional intervención en el "triunfo" electoral de Calderón.

Entonces, mediante "cadenas" nacidas en servidores del Tec de Monterrey y de empresas privadas, como antes desde el mismo IFE y la residencia oficial de Los Pinos, no sólo denostaban e insultaban con epítetos racistas como "nacos" y "feos" a ciudadanos que ejercían su derecho, sino que hasta exhortaban a matarlos o envenarlos, tal como ahora hacen con la niña que el PRD emplea en sus anuncios electorales.

Sin deberla ni temerla, esta niña ya es blanco del odio de estos "pacíficos" emblemas de la sociedad civil, tan intolerante con muchos, como serviles con los muy pocos.

Esta demostración clasista, pretendidamente aristocrática, en tono marcadamente beligerante, ha distinguido a los más fanáticos militantes ultrarreaccionarios del PAN, proclamados seguidores de Felipe Calderón, quienes en todo ven "fantasmas" que quieren derrocarlo, y llaman a exterminarlos.

Por todo ello es oportuno recordar al clásico: Tal vez no se esté de acuerdo con lo que dicen, pero defenderemos hasta la muerte su derecho a decirlo y a ser replicado con razones y argumentos, no con insultos y amenazas.