domingo, 12 de abril de 2009

Otra factura que pagará este gobierno

Ojo por ojo
Álvaro Cueva

2009-04-12•Acentos

Guerra contra el narco, guerra contra el IFE, guerra entre partidos. ¿Por qué no iba a haber una guerra entre religiones?

El caso de la Santa Muerte en México es impresionante. ¿Por qué? Porque es una demostración más de la incapacidad de nuestras autoridades para manejar temas de gobernabilidad.

¿Qué es esto de la Santa Muerte? Un culto que en los últimos años ha tomado una fuerza impresionante. De lo que se trata es de adorar a la muerte, representada por un esqueleto.

¿Por qué se adora a la muerte? Hay muchas explicaciones, pero todas coinciden en un punto: la muerte es lo único seguro que usted y yo tenemos independientemente de que seamos hombres o mujeres, niños o ancianos, ricos o pobres.

¿Cómo se adora a la Santa Muerte? Rezándole, pidiéndole favores, ofreciéndole sacrificios, poniéndole altares, construyéndole templos o acudiendo a servicios comunitarios.

¿Qué tiene esto de malo? Dicen que muchas cosas. Que si la figura está muy fea, que si se trata de un culto de delincuentes, que eso de andarle rezando a unos huesos está de locos, que si es puro negocio, pura superstición.

A ver, ¿pero qué tiene de feo un esqueleto? Todos los seres humanos somos esqueletos.

¿Entonces todos los seres humanos merecemos el rechazo por ser lo que somos? ¿De lo que se trata es de que neguemos nuestra propia anatomía?

No hay santo de ninguna iglesia que no tenga un esqueleto detrás y, en el caso de las figuras más antiguas del catolicismo, peor tantito, las modelos que se prestaban para posar ante los pintores que decoraban las viejas catedrales con imágenes de santas casi siempre eran prostitutas porque las prostitutas eran las únicas que se atrevían a participar en semejantes circos.

Cuando los católicos van a un templo y se postran ante la imagen de una santa que fue pintada hace más de 200 años, se postran ante el retrato una prostituta. ¡Y nadie es escandaliza!

¿Por qué nos tenemos que escandalizar si un señor se arrodilla ante un esqueleto? ¡Y luego en este país donde los esqueletos nos acompañan hasta en fiestas y comidas!

Sobre el asunto de que la Santa Muerte es una deidad sólo para delincuentes, ¿cuál es el problema? En el remoto caso de que eso sea cierto, ¿a poco los delincuentes no tienen derecho a tener una fe?

Y digo en el remoto caso porque en las imágenes de devoción a la Santa Muerte que se han publicado en diferentes medios, aparecen familias tan felices y decentes como las que aparecen en los servicios de los protestantes.

¿Por qué los seguidores de la Santa Muerte están mal y los otros están bien? ¿Porque le rezan a unos huesos?

Pues entonces hay que organizar una cruzada contra los católicos porque ellos son los primeros en rezarle a huesos, coágulos de sangre y a cosas peores a las que ingeniosamente llaman reliquias?

Cuando menos los huesos de la Santa Muerte son de mentiras, los que se exhiben en muchos templos católicos del mundo son de verdad.

¿A usted no le da asco rezarle al peroné de un pobre hombre cuyo cadáver fue desmembrado y repartido por diferentes lugares como botín de asesino psicópata?

No, y ni hablemos de las acusaciones que afirman que la Santa Muerte es puro negocio porque entonces sí vamos a salir de pleito.

¿De casualidad usted no ha ido a la Basílica de Guadalupe y se ha preguntado cuánto dinero le entra a diario a ese templo por concepto de estampitas, medallitas y souvenirs como de función de lucha libre? ¿Y eso no es negocio?

Seamos sinceros, aquí los conflictos son que la Iglesia católica dejó de ser una alternativa para miles de mexicanos y que los seguidores de esta nueva fe tienden a ser gente humilde. Es un problema de clase.

Darse de latigazos en Semana Santa se ve bien. Rezarle a la Santa Muerte, no. Ponerle una ofrenda a la Santa Muerte en una esquina es un acto de ignorancia. Colgarle listones de colores a San Charbel en un templo con aire acondicionado, no. Eso es cool.

Qué desgracia que nuestras autoridades, a estas alturas del siglo XXI, en lugar de hacer su trabajo, estén jugando a perseguir a la gente que no cree en lo mismo que ellas.

Además de que están creando mártires, le están dando elementos al pueblo para que las desobedezca, para que las sustituya y para que tarde o temprano les cobre la factura. Qué desgracia. ¿A poco no?

¡Atrévase a opinar!

alvarocueva@milenio.com

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