Por Mineko Kia.
Andrés Manuel López Obrador es un hombre que no siempre cae muy simpático porque sabe tocar llagas y además es sumamente terco: las toca una y otra vez. Tampoco es un político que siga al pie de la letra las poses diplomáticas. A las cosas las llama por su nombre.
¿Pecado?: pareciera que sí, pero siempre se agradece a una persona que hable directo, de manera honesta y, como se dice, 'al tiro', en lugar de aquellas que nos dan una sonrisa de frente y la puñalada por la espalda.
Una de las características de la derecha, pero sobre todo, de la derecha PANista, es precisamente esa: la hipocresía, el juego de la doble cara, de la doble moral.
Hablando de doble moral y de que Andrés Manuel es terco tocando llagas, además de que he venido siguiendo sus últimos discursos, hay algo que me llama la atención y que quiero compartir: después de que se consiga una legislación que establezca un tope a los salarios máximos de los altos funcionarios –y por supuesto, vigilando que sea una legislación sin trucos, sin huecos legales que se presten a interpretaciones y/o posibles argumentos al estilo 'si no está textualmente prohibido entonces puede ser permitido' y a la que vamos a tener que darle seguimiento en su cumplimiento–, es casi seguro que él siga insistiendo en otros gastos excesivos y a los cuáles son aficionados esos que se hacen llamar servidores públicos: desde viáticos hasta los servicios de salud a los que se allegan, mismos que nos salen bastante caros a nosotros, los ciudadanos de a pie que pagamos impuestos.
Últimamente es algo que ha venido tocando mucho Andrés Manuel como punto importante a tomar en cuenta para no perderlo de vista.
En lo que toca a servicios de salud y como bien sabemos, nuestra clase política, posada en el pedestal de los poderosos y privilegiados, ¡ya parece que va a ir a atender sus necesidades médicas a una clínica del IMSS o del ISSSTE! Imaginarlo parece hasta bizarro… porque así nos hemos acostumbrado a ver muchas cosas: como si fueran lo "normal", como una costumbre hecha ley no escrita, sin embargo, no sé ustedes, pero siempre he pensado que no por ser "normal" tenga que ser necesariamente correcto y si no es correcto, entonces tenemos que señalarlo y también cambiarlo.
Hace poco leí un artículo que tiene que ver con investigación en medicina. Yo no sé mucho del tema en el sentido técnico y tan profesional, pero en el artículo se explicaba bastante bien lo relativo a la investigación y experimentación con células madre (también llamadas células embrionarias). En otros países se han hecho ya experimentos al respecto y han comenzado a arrojarse resultados positivos (p.ejemplo: en males que aquejan en la médula espinal, ya sea por deficiencias congénitas, ya sea por accidentes que dejen secuelas de por vida), mismos que, tarde o temprano, pasarán a utilizarse con seres humanos.
En México se había planteado la posibilidad de proveer de más presupuesto para también promover la investigación con las células madre, sobre todo después de que el Presidente de Estados Unidos, Barak Obama, reactivara e incentivara la investigación en ese rubro en específico. Pero en nuestro México nunca falla el obstáculo sustentado en absurdos argumentos más de doble moral que de sincera preocupación y aplicación de esa moral. Me explico plasmando de manera textual un párrafo que leí del mencionado artículo: Ernesto Saro Boardman, Presidente de la Comisión de Salud del Senado de la República (PANista, por supuesto) afirma que en nuestro país no está permitida la investigación con células madre. También dice que este tipo de investigación 'nos mete a la parte ética de la discusión de donde comienza la vida. Y comienza, creo yo, en el momento de la fecundación. Es un ser vivo y es imposible matarlo. Respetamos que el presidente Obama envíe una señal a su comunidad científica, pero en México no veo viable que el "presidente" (¿?) Felipe Calderón aplique fondos públicos para la investigación con células embrionarias'.
El artículo me dejó pensando en una posible situación hipotética y que, sabiendo cómo se comporta nuestra clase política (reitero: sobre todo la PANista), no está muy alejada de la realidad: en el supuesto caso de que este hombre que se dice "representante" de los intereses del pueblo se viera en una situación de tener que recurrir a un método en donde se aplique el uso de células madre, ya sea porque peligra su vida o la de algún familiar cercano a él, ¿irá a detenerse a pensar en la moralidad que pregona al respecto, o se iría volando a Houston para intentar salvar su vida, porque él sí tiene la posibilidad ($$$) de hacerlo y porque allá, seguro, sí se aplicaría este tipo de alternativa?
No es necesario plasmar una respuesta, ya que ésta es de suponerse, así que no solo estamos hablando de hipocresía, también estamos hablando del tremendo egoísmo, un egoísmo no ignorante, pero sí negligente porque se priva a otros –sus "representados"–, de la posibilidad de allegarse a un método que está frenando su mentalidad retrógrada y que, por el simple principio del derecho a la salud, debe estar accesible a todos por igual.
Pero no es éste ejemplo en lo único en donde el PAN obstaculiza las cosas de manera casi inquisitoria. Siguiendo en la misma línea de la salud y atención médica, recientemente Proceso publicó un artículo en donde, por presiones 'de muy arriba' la obligatoriedad del Estado para otorgar a mujeres recién violadas la oportuna atención de la anticoncepción de emergencia y de realizarles a aquellas que hayan resultado embarazadas la Interrupción Legal del Embarazo se está viendo frenada, de tal forma que la publicación de la Norma Oficial Mexicana sobre violencia familiar, sexual y contra las mujeres parece que no puede ver la luz, a pesar que, de acuerdo a lo que informa el semanario, desde el 21 de julio del año pasado el gobierno debió haberla publicado en el Diario Oficial.
Ante semejantes obstáculos, no me entra en la cabeza como un pseudo-gobierno puede llenarse la boca y trate de llenarnos la cabeza con spots en donde a cada rato nos taladran con frases de que 'trabajan para nosotros' y de que 'vivimos mejor', cuando en la realidad vemos justo lo contrario.
No dudo que en mucho de este tipo de visiones tenga que ver el fundamentalismo católico, fiel a su tradición de entrometerse en decisiones que atañen ya ni siquiera a la sociedad misma, sino a la persona como individuo. La iglesia católica, histórica obstaculizadora del desarrollo científico y tecnológico, parece que no entiende que asuntos como el aborto y la sexualidad son como la Fe en una creencia religiosa: un asunto de cada quién que se debe respetar.
Es cierto, PAN y PRI son lo mismo, pero el PAN supera al PRI en un aspecto: va de la mano con una religiosidad muy mal-entendida y que no siempre predica con el ejemplo (si Dios existe, ¿qué pensará el pobre de sus emisarios y defensores?). Si bien es cierto que el PRI es ese dinosaurio que ni se extingue, pero tampoco avanza, el PAN y su cercanía al clero católico no es sano para una sociedad cambiante. El catolicismo no es propenso a la evolución, sino al estancamiento de ideas. Además de estar en contra de todo lo que vaya con sus estúpidos y cerrados dogmas, también es cierto que es la más grande misógina que ha existido.
Por eso es que, mientras sus ideas obstaculicen los derechos de todo individuo a decidir libremente, ni un voto más debe ir al PRI y al PAN.
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El colofón: Al referirse a presiones 'de muy arriba', ¿los políticos PANistas le estarán echando la bolita a Dios, como es su costumbre de lavarse las manos? ¿?
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