En su artículo “La existencia de una mente maestra” (La Jornada, 26/feb/09), Jorge Carrillo Olea –quien conoce las cañerías de la eufemísticamente llamada “inteligencia”, que no es más que tareas de espionaje y recontraespionaje− adelanta una hipótesis que asusta por sus visos de ley que se confirma con la realidad.
Como militar y ex-director del espionaje político mexicano, a la vez que cabeza del combate al narcotráfico en la PGR, antes de ser gobernador de Morelos (de donde cayó por sus presuntas ligas con el narcotráfico), bien conoce el paño, como los buenos sastres.
El eje de su planteamiento es para preocupar: hay una “Master Mind” o mente maestra que controla, dirige y supervisa todos los movimientos, aparentemente inconexos (“simples coincidencias”, les llama), como:
1) la compra-venta y trasiego de toneladas de droga costosa (cocaína, heroína, anfetaminas, no la muy barata mariguana que presumen en los decomisos de la PGR y el Ejército);
2) el reclutamiento de militares de élite a quienes se dota del armamento más moderno adquirido en China o Europa del Este siempre vía Estados Unidos;
3) el “lavado de dinero”, tolerado, encubierto y protegido con “toda la fuerza de la ley” por el “secreto bancario”, resguardado por mucho organismos oficiales;
4) la Comunicación Social criminal realizada con narcomantas colocadas en sitios públicos sin que la policía se “entere”, cuando los panfleteros son detenidos cuando pegan un cartel anunciando un baile, y, lo peor,
5) la infiltración de los cuerpos policiales, mandos militares, instancias judiciales y dependencias gubernamentales hasta el más alto nivel, jamás aclarada hasta su última etapa (siempre se detienen en los segundones).
El ya general Carrillo Olea se pregunta: "¿Es todo esto autónomo e independiente?" Y desliza la idea de una orquesta que ejecuta el “narcotráfico”, pero... ¿sin un director?
Por eso plantea, con mucha lógica aterradora, que para dirigir este fenómeno antisocial debe tratarse de una multinacional con tentáculos en todos lados, un consorcio internacional del crimen, una pirámide, una corporación altamente calificada, multidisciplinaria y bien organizada.
Ello explica las influencias intocables que esta corporación criminal tiene en diversos estratos sociales, económicos y políticos, en infinidad de países, que entrelazan una tupida telaraña de intereses y complicidades de muy alto nivel financiero y político.
Supuestamente es condenada y combatida en todo el mundo, pero se ha visto capaz de inducir la economía internacional hacia sus fines y empobrecer países que a fuerza de circunstancias manipuladas por sus mismos gobiernos, se vuelven cultivadores y productores de la materia prima o procesadores y transportadores del producto final (la ingeniería productiva), dando origen a subproductos como el narcomenudeo y la violencia incontrolada por la disputa sangrienta por territorios (la ingeniería operativa).
Pero, ¿acaso los nombres que las autoridades difunden como capos, son realmente quienes dirigen la sinfonía criminal?
Carrillo Olea, que conoce de lo que habla, sentencia que los capos que mencionan los medios por informes de las autoridades, efectivamente son “poderosísimos y controlan grandes territorios, pero nada más (...) son solamente las capas intermedias del crimen, los operativos. La dirección estratégica está más allá.”
Ésa es la verdad que más asusta.
Aunque capturen a los nombres difundidos, que son desechables y fácil y rápidamente sustituidos, el negocio seguirá creciendo y enriqueciendo a la corporación.
La Mente Maestra está más allá de los capos perseguidos. Está a salvo en sus alturas financieras y políticas.
lunes, 2 de marzo de 2009
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