En menos de 15 días, el Tellezgate escaló de nivel y de gravedad: de ser primero un escándalo que involucraba la vida privada de un miembro del gabinete presidencial, a destapar un caso de espionaje telefónico ilegal del que estuvo enterado el Presidente de la República antes de que se hiciera público, y a volverse finalmente el prolegómeno y la expresión pública de una fuerte lucha de poder y de mercado entre las dos empresas más importantes del sector de las comunicaciones en este país y en Iberoamérica: Telmex y Televisa
Fuentes cercanas al secretario aseguran que esta semana que concluyó planeaba hacer pública su renuncia. Si el anuncio no se produjo, algo debió ocurrir
En menos de 15 días, el Tellezgate escaló de nivel y de gravedad: de ser primero un escándalo que involucraba la vida privada de un miembro del gabinete presidencial, a destapar un caso de espionaje telefónico ilegal del que estuvo enterado el Presidente de la República antes de que se hiciera público, y a volverse finalmente el prolegómeno y la expresión pública de una fuerte lucha de poder y de mercado entre las dos empresas más importantes del sector de las comunicaciones en este país y en Iberoamérica: Telmex y Televisa.
La competencia en la telefonía y en la televisión satelital y por cable apareció como telón de fondo de este choque de titanes, en el que se vio atrapado el gobierno calderonista que, en su indefinición, vacilaciones de autoridad y divisiones internas, terminó siendo parte de un pleito entre las dos poderosas empresas, que para terminar de agravarse se contaminó con pasiones personales de los hombres del poder, guerra sucia y los millonarios intereses económicos que involucra.
El desgaste personal y político para Luis Téllez, el principal protagonista de este escándalo, ha sido brutal. El secretario de Comunicaciones y Transportes quedó, en los hechos, inhabilitado políticamente para el cargo y expuesto en su credibilidad e imagen pública. El propio Téllez lo sabe y, en días pasados, comentó con cercanos suyos la posibilidad de renunciar al cargo para evitar que lo sigan utilizando como catalizador del encontronazo entre Carlos Slim y Emilio Azcárraga.
Fuentes cercanas al secretario aseguran que esta semana que concluyó Téllez planeaba hacer pública su renuncia y habría tratado el tema directamente con el presidente Calderón. Si el anuncio no se produjo, como se preveía, algo debió ocurrir que cambió o sólo retrasó los planes del titular de la SCT.
Es posible que en la difícil coyuntura que se vivió esta semana para el gobierno calderonista —atentado contra un gobernador, agravamiento del desempleo, guerra PRI-PAN y los duros informes de Washington—, si Téllez informó de su decisión de tirar la toalla, le hayan pedido esperar porque no era el momento una baja en el gabinete.
Por lo pronto, en la valoración personal y política que ha hecho Luis Téllez, seguir en el cargo, aún con el respaldo que ya le había dado el Presidente, significa ahondar el desgaste y arriesgarse a que terminen de hacerlo pedazos. Téllez sabe que quienes lo espiaron tienen más grabaciones de sus conversaciones telefónicas. Por eso pidió “disculpas anticipadas” a los mexicanos y a quienes aparecen mencionados o referidos en esas grabaciones en las que el secretario destroza a varios actores de su sector y a personajes públicos, de los que se expresa mal y de forma soez.
En el cálculo del secretario de Comunicaciones, al pretender dejar el cargo, está parar las filtraciones en su contra y evitar que salgan a la luz más grabaciones. Al mismo tiempo, podría darle un giro a su situación si, en su decisión de separarse, anuncia que lo hará para exigir que se investigue a fondo y se castigue a los culpables de el espionaje ilegal de que fue objeto.
Así que la pregunta inicial en el Tellezgate cambió y ya no es si Calderón relevará a su emproblemado secretario de Comunicaciones; hoy la duda es: ¿lo dejará irse?
ABUSOS Y ATROPELLOS EN YUCATÁN
A raíz de los decapitados aparecidos en Yucatán en agosto del año pasado, la gobernadora Ivonne Ortega pidió que se reforzaran el apoyo militar y los operativos para detener el avance de Los Zetas en la entidad. Pero con el aumento de operativos llegaron también las quejas de la ciudadanía por abusos y violaciones de garantías cometidos por los cuerpos policiacos tanto estatales como federales, y por personal del Ejército.
En las últimas semanas ha habido en el estado 32 cateos, la mayoría en Mérida, y en sólo seis se encontró que había vínculos con el narcotráfico, lo que arroja un alto porcentaje de error en las acciones: un cateo exitoso por cada cinco realizados. Las quejas de ciudadanos por los operativos han crecido en las últimas semanas y ya hay varias denuncias en la Comisión de Derechos Humanos del estado, que acusan a policías y militares de entrar a los domicilios rompiendo puertas, ventanas y en algunos casos hasta robar pertenencias de la gente.
La gobernadora Ortega ha admitido que al menos a siete familias ya le han tenido que pagar indemnizaciones por los daños ocasionados en las acciones de combate al crimen.
No se trata de criticar las acciones para combatir la delincuencia organizada, el problema es la falta de inteligencia que muestran esas acciones; no hay cuerpos especializados que permitan hacer este tipo de operativos, a tal grado que una mujer embarazada fue desnudada por los policías; en otro caso una señora aseguró que los uniformados entraron a su casa, la encañonaron con una metralleta mientras ella estaba en el suelo y a gritos le exigían que dijera dónde estaba la droga.
A esta mujer le abrieron su alacena, se la vaciaron y hasta le rompieron las toallas sanitarias. ¿Qué acción de inteligencia hay detrás de estos actos?
No hay un trabajo de investigación o inteligencia que permita que este tipo de acciones sean certeras, y eso deja margen a los abusos policiacos y militares; el problema es que la mayoría de esos cateos se basa en denuncias anónimas y llamadas al 089 que opera en el estado. Muchas de esas llamadas ni siquiera son verificadas y eso aumenta los errores y daños a los civiles que pudieran evitarse con un poco de investigación y menos dependencia de las denuncias anónimas.
NOTAS INDISCRETAS... En corto, a sus compañeros gobernadores José Reyes Baeza les dijo lo que no reconoce ni reconocerá en público: que el atentado del domingo pasado sí iba dirigido en su contra, pero que no lo quisieron matar. “Nada más me mandaron un aviso”, ha dicho el mandatario. Y vaya aviso. Por lo pronto, ayer en Chihuahua, Reyes Baeza recibió el apoyo de los legisladores federales de su estado con los que se reunió en privado. Lo interesante es que a la reunión en la que los congresistas chihuahuenses se solidarizaron con él acudieron lo mismo el panista Gustavo Madero, presidente del Senado, que el priísta César Duarte, presidente de la Cámara de Diputados. La encerrona duró casi tres horas y ahí panistas y priístas se comprometieron a “hacer a un lado el debate electoral” para apoyar juntos la estrategia contra el crimen organizado que tiene copado Chihuahua… Serpiente mandan los dados. Semana complicada.
sábado, 28 de febrero de 2009
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