Cuba, la batalla ganada
Medio siglo de revolución. Las calles se llenan de cuerpos que se mueven al ritmo del reggaeton. Jóvenes llenos de vida, alegría y reclamos. Los tres recientes huracanes caribeños dejan su huella en las mesas decembrinas. No hay verduras ni frutas en los comedores cubanos. Los tostones (plátanos fritos) reaparecerán en medio año y, mientras, el pueblo se mantiene a la expectativa de que en 2009 la situación mejore.
En el siempre concurrido malecón de la Habana todos los días se baila son y salsa como parte de los festejos por el 50 aniversario del triunfo de la revolución. Carteles y banderas por todos lados, aunque menos de los previsibles. No hay dinero y se siente en cada esquina. En una calle del antiguo barrio residencial de El Vedado se abre el pabellón Para leer la historia de la revolución. Ediciones austeras, limpias y bien cuidadas de literatura e historia universal. Un libro de José Saramago a 15 pesos cubanos (equivalentes a 60 centavos de dólar), uno de Balzac a 5 pesos (25 centavos de dólar), novelas de Juan Villoro, Rosa Regás, Gore Vidal, biografías de José Martí y Pablo Neruda, todo, o casi todo sobre la epopeya de la Sierra Maestra a menos de un dólar. Presentaciones de libros, jazz en vivo, visita de los peloteros cubanos. Mojitos a 5 pesos (25 centavos de dólar) y un helado de cinco bolas, como los de Copelia, al mismo precio.
Los cubanos, con todo y sus reclamos, están de pie. Defienden su revolución y caminan junto a ella. Ya vendrán tiempos mejores, dicen sin conformarse. El inhumano bloqueo estadunidense merma su economía. El mercado negro de cualquier producto es la cotidianidad y rebaja las arcas del estado, pero este pueblo mira increíblemente de frente, no se agacha frente a nadie y hace de la austeridad un reto.
Más allá de las estadísticas, los testimonios reflejan un nivel educativo muy superior a cualquier otro de Latinoamérica. Médicos, ingenieros, enfermeras, científicos, profesores, arquitectos y una relativamente nueva oleada de pintores, músicos, escultores, escritores y cineastas egresan de las aulas universitarias. Casi nadie vive únicamente de su trabajo. Se buscan más ingresos como pueden, pero no dejan de valorar el cúmulo de conocimientos que el proceso revolucionario les ofrece.
Cuba, esta pequeñita isla caribeña, aunque la más grande de las Antillas, está de fiesta, y con ella todos los que en el mundo reivindican la lucha contra el imperialismo. Enumerar los logros y tropiezos es otra tarea. Aquí la cotidianidad es una batalla que se gana todos los días y este primero de enero Cuba cumple 18 mil 250 días de ganarla.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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