martes, 28 de octubre de 2008

El México Conservador, AMLO y la Reforma de PEMEX

El conservador es el que desea mantener las cosas como están, y el que le teme a lo desconocido. Algunas religiones, corrientes políticas e individuos a lo largo de su historia inician como progresistas, como corrientes que se enfrentan con lo establecido, que proponen una nueva forma de observar al mundo y a la sociedad, que aceptan el conocimiento nuevo y que lo aplican. Sin embargo, cuando esas visiones son aceptadas, rechazan cualquier innovación o idea que amenace la establecida, convirtiéndose en corrientes conservadoras.

En la religión, el cristianismo inició como una religión que se enfrentaba a la visión conservadora de la sociedad, aquella que tenía una visión politeísta. En la colonización de América, se introdujo el cristianismo como una visión nueva y moderna, en contraste con la visión de los nativos. En el cristianismo también ha habido reformas que se han apartado de la visión inicial, de esa manera se separaron los católicos romanos de los ortodoxos, de los luteranos, y de los calvinistas. Sin embargo, la visión monoteísta, judeo-cristiana y musulmana se ha convertido en la visión conservadora de la mayor parte del mundo. Sus líderes se resisten a las nuevas visiones del mundo, les cuesta adaptar el nuevo conocimiento. Se han apartado de la visión inicial de sus fundadores, de la promoción de la igualdad, de la de la austeridad y de la ayuda al prójimo, y desean mantener los privilegios que han logrado las iglesias y algunos grupos privilegiados dentro de las mismas. Los líderes de las iglesias han sido incapaces de comprender el mensaje transformador de sus fundadores, y representan a la sociedad que persiguió y los asesinó.

El caso de la masonería fue similar, pertenecieron a corrientes progresistas, sus iniciadores retaron la visión del mundo de los grupos en el poder durante los siglo XVIII y XIX, sin embargo, sus defensores actuales, defienden a los grandes iniciados y a los defensores de la libertad, igualdad y fraternidad de sus mejores épocas, pero sus acciones no son congruentes con el pensamiento liberal. Con los conocimientos y los cambios de la sociedad. Han sido incapaces de comprender que la mejor manera de imitar a los iniciados es aprendiendo a crear, proponer, renovar, transformar, criticar, etc. Sus líderes, como los de la iglesia, tienen una visión mas parecida a la de los detractores. Es decir, menos abiertos a enfrentar que la sociedad establecida debe ser más justa, más fraterna, más igualitaria, más libre para todos y mas creativa.

En la política sucede algo similar, los líderes del PRI, que tanto celebran a Juárez, a Zapata y a Madero, desde de los cuarentas se han comportado como los peores enemigos de una mentalidad revolucionaria. Fueron incapaces de aprender a tener una actitud adecuada para la transformación y la tolerancia. El poder los corrompió. Los actuales líderes del PAN, por las acciones que realizan como partido en el gobierno, también excluirían a los fundadores de su partido. Tampoco han tenido la capacidad de aprender a adaptarse al poder y al mismo tiempo tener una capacidad critica. Algunos líderes del PRD, cuyo nombre también incluye la palabra revolucionaria, se resisten a los cambios que permitan un mayor debate e inclusión, a reconocer al adversario político, y a comprender que la honestidad y las prácticas democráticas son fundamentales para el logro de sus objetivos. La descalificación del Sr. Acosta Naranjo, la Sra. Zavaleta y sus seguidores hacia AMLO así lo demuestra.

Algunos han sugerido que los mexicanos somos conservadores. Nos resistimos a los cambios, evadimos riesgos y defendemos lo establecido. Es probable que esas actitudes tengan raíces históricas. En las dos principales revoluciones, la de la independencia y la revolución mexicana, la mayoría de los muertos fueron los indígenas y los campesinos no indígenas; sin embargo los que llegaron al poder en el nombre de dichas revoluciones se beneficiaron y beneficiaron a quienes eran aparentemente los perdedores, los terratenientes, la iglesia y los empresarios. Después de la guerra cristera, los líderes y gobernantes durante los gobiernos revolucionarios compartieron los festejos familiares con los líderes de la iglesia. Los mensajes de los discursos de esos líderes y su actitud frente a los campesinos y a los empresarios nunca fueron congruentes. Las historias de enriquecimiento inexplicable de líderes sindicales y del gobierno así lo demuestran. En los discurso defendían al campesino, al indígena, al maestro, a los trabajadores, pero en la realidad los gobernantes compartían y privilegiaban a los poderosos.
La religión fue asimilada por los nativos, en la época de la santa inquisición, con sangre. Las rebeliones de indígenas, de campesinos, de trabajadores y de estudiantes han sido reprimidas sin compasión. Y los culpables rara vez han sido castigados. Ejemplos contemporáneos son los de Luis Echeverria y Carlos Salinas.

Consecuentemente los padres se resisten a una relación no autoritaria con sus hijos, los maestros se resisten a dar mas horas de clase, a superarse, o a que los evalúen; los profesores universitarios se resisten a la crítica, los maestros se resisten a una relación no autoritaria con los alumnos, los burócratas se resisten a atender con respeto, los médicos se resisten a compartir los conocimientos con los pacientes, la iglesia se resiste a que las mujeres decidan, los empresarios se resisten a la solidaridad y al pago de impuestos, muchos mexicanos se resisten a que las mujeres tengan los mismos derechos, etc. etc. Los usos y costumbres y los valores entendidos se relacionan con la corrupción y la injusticia. Las necesidades primarias de la población y la debilidad de los ciudadanos resultante de un sistema judicial corrupto, las hace blanco fácil del chantaje, del engaño, de la cooptación, de la amenaza y de la represión.

En ese contexto es sorprendente el apoyo que tiene AMLO de un importante sector de la población Mexicana. En una sociedad conservadora, con un pueblo con muchas necesidades, y frente a una campaña de los medios de comunicación proveniente del gobierno, de los sindicatos oficialistas, de los empresarios, de otros partidos políticos, y de su propio partido, ha logrado un triunfo en la defensa del petróleo. Y contra todos los pronósticos de la mayoría de comentaristas y analistas de la televisión y la radio, triunfó. En nuestro país, después de Juárez, no existen precedentes, es el primer líder que sin ser General, empresario o hijo de un importante político, sin someterse al poder empresarial, y sin ser miembro de ningún nivel de gobierno ha logrado enfrentarse con eficacia a poderes reales y fácticos, nacionales y extranjeros.

Un liderazgo que surge y se consolida por la congruencia entre lo que dice y lo que hace. Un hombre reconocido por su honestidad, por vivir en la austeridad y por no traicionar a sus seguidores. Estas son algunas de las características que pueden explicar el efecto AMLO. Se ha convertido para un grupo de mexicanos en un peligro para el México que desea conservar la corrupción, la ineficiencia, la incompetencia, la desigualdad, la injusticia social y la dependencia y el sometimiento de los gobiernos mexicanos ante los gobiernos extranjeros.

En principio AMLO, pareció equivocarse al solicitar a los mexicanos en defensa del petróleo que votaran y decidieran el camino a seguir. Eran mexicanos que, dicen algunos, no contaban con la información que tenían los representantes del FAP en el Senado. El movimiento iniciado y organizado por AMLO había triunfado se habían conseguido logros importantes. Sin embargo, tampoco podía aceptar AMLO, como líder de un movimiento por la defensa de los intereses mexicanos, una reforma que diera lugar a espacios legales que permitieran ceder terrenos a nacionales o a extranjeros. Los gobernantes mexicanos y los empresarios en México tienen una bien ganada fama de darle la vuelta a la ley. Para ejemplo, el de los hijos de Martha Sahagun, quienes ganaron muchos millones por su cercanía con el poder. Por ello es necesario dejar explícito lo que no esta permitido. Por eso la exigencia de agregar esas seis palabras estaba justificada. Finalmente, es sugerente preguntarse ¿porque si se había logrado cambios que evitaban la privatización (según el gobierno, el PAN, el PRI y algunos miembros del PRD), no se ha querido dejarlo explícito y no se obtuvo un acuerdo de consenso?



Arturo Jiménez Cruz

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