domingo, 20 de julio de 2014

La sombra de Maquiavelo .- José Agustín Ortiz Pinchetti



A
rnaldo Córdova sentía una atracción intelectual y una pasión por el fenómeno del poder. Conversé con él sobre Maquiavelo. El día que moría mi amigo en México, en Florencia me entrevisté con Ricardo Buscagli, brillante investigador de la obra del florentino. Durante la conversación tuve presente a mi amigo lejano, sin saber de su desenlace. He aquí unos puntos interesantes:
El aniversario 500 de El príncipe ha animado una revisión de la postura de Maquiavelo, quien no sólo fue un politólogo, sino un gran literato. Las investigaciones recientes desechan la idea de que fue el inventor del maquiavelismo, es decir, el consejero del mal… y un político mediocre.
¿Cuál fue su aportación? La constatación de qué es la política, más allá de lo que debería ser. Deja atrás la moral, la religión y observa al poder como se practicaba en su época. Es evidente una fuerte tensión entre lo que él descubre y en lo que él cree. Entre el ser y el deber ser. Nunca abandona su visión ética y cristiana.
¿Y el cinismo que se le atribuye? El maquiavelismo es invención de los políticos que quieren justificarse a sí mismos. Es cierto que comprueba que el triunfo del príncipe, por medios malignos, es aceptado y aplaudido por el vulgo. Critica la ingenuidad, pero no justifica al mal.
¿Fue un político mediocre? Esa es una gran mentira. Fue un excelente diplomático y hábil funcionario de la república florentina. Llegó a ser considerado peligroso y fue perseguido, torturado y exiliado. No sólo pensó el poder, sino lo vivió con pasión y pagó el precio.
¿Fue un patriota? Sí. Lea usted el último capítulo de El príncipe, cómo le atribuye al poderoso la misión de lograr la unidad italiana. Infortunadamente la oposición de la Iglesia y el egoísmo de los príncipes mantuvieron fragmentada a Italia por siglos. Ese patriotismo está presente en Dante, continúa en Petrarca, pasa por Maquiavelo a Leopardi, hasta hoy.
¿Cómo hubiera considerado a los políticos actuales? Los políticos han interpretado a Maquiavelo a su conveniencia. Casi todos son partidarios de un poder fuerte. Sin embargo, la gente ya no tolera a los maquiavélicos; por eso Andreotti nunca llegó a ser presidente de Italia. Moro fue amado por muchos por su honestidad intelectual y su compromiso con un proyecto histórico que le costó la vida.
¿Qué consejo le daría Maquiavelo a un joven que quiere dedicarse a la política? Quizás diría que la política es una pasión cuyo ejercicio es su verdadera satisfacción.

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