José M. Murià.
L
a conducta llena de vaivenes como la del general poblano Miguel Negrete (1824-1897) resultó muy frecuente en ese agitado siglo XIX en el que este pobre país no salía de una revuelta sin entrar en otra… El más afamado de los
chaqueterosfue sin duda Antonio López de Santa Anna, pero fueron muchos quienes, como Negrete, el ir y venir les salió razonablemente bien y, a la postre, sus huesos fueron a dar a la Rotonda de los Hombres Ilustres y su nombre acabó en letras de oro en el Congreso poblano…
Quizá la clave de que se le perdonaran los cambios en que salió perdiendo, y no tuviera que pagar su traición con el fusilamiento fue la frase que se le atribuye,
tengo patria antes que partido, proferida –estando a la sazón con los conservadores– al ponerse a las órdenes de Ignacio Zaragoza antes de la batalla del 5 de mayo de 1862 y desempeñar en ella, según dicen los expertos como Ernesto de la Torre, un brillante papel…
Vale recordar que, en ese momento de la invasión de los franceses, pocos mexicanos estaban al servicio de éstos y que, también, cuando se produjo la invasión estadunidense no faltaron quienes se pusieran al servicio del invasor y, lo que resultó peor, quienes la aprovecharan para rebelarse contra el gobierno y tratar de apoderarse de él. Recuérdese la llamada rebelión de los
polcosque vendrían a ser los fifís de hoy.
De tal manera, la declaración de Negrete tuvo especial resonancia en su momento y, sobre todo, cuando la batalla del
cinco de mayose convirtió en un ícono de la mexicanidad, a pesar de que los ricachones de Puebla le negaron a Zaragoza la ayuda urgente que necesitaba para perseguir al invasor en retirada y, ya metidos en gastos, echarlo al mar.
La situación actual, ante las amenazas de que es víctima nuestro país por par-te del vecino, pienso que los mexicanos de verdad deberíamos suspender la confrontación interna, sin renunciar a lo que le ha dado motivo, pero de momento hacer frente todos juntos al peligro mayor.
¡Ya vendrá después la ocasión de dirimir internamente nuestras diferencias! pero de momento creo que lo mismo es que todas nuestras carabinas apunten en la misma dirección y la mexicanidad haga sentir dentro y fuera de casa que nos hemos solidarizado con nuestro gobierno que, por cierto, a diferencia del señor Trump, éste sí fue elegido por la mayoría de los sufragantes.
Creo que es hora, haciendo nuestra la expresión de Negrete, de proclamar con fuerza que tenemos
patria antes que partido, máxime que todos los institutos políticos de tal naturaleza, especialmente los de oposición, están sumamente maltrechos y muy desacreditados.
Salir del atolladero resultará menos difícil, estoy seguro, si ofreciéramos una imagen de cohesión y solidaridad nacional. Es hora de que ser mexicano deba mostrarse con energía.
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