Domingo 10 de marzo de 2019. En sus primeros 100 días de gobierno, Andrés Manuel López Obrador revolucionó la forma de ejercer el poder desde la Presidencia, al implementar una política económica que privilegia el apoyo a los sectores más desprotegidos, con una reorientación del gasto público y una fuerte austeridad gubernamental. Hay gobierno, tengo las riendas del poder, dejó en claro desde el inicio de sus conferencias matutinas (70, más cuatro extraordinarias por la explosión en Tlahuelilpan), con las cuales impone desde temprana hora la agenda política.
Asumiendo una Presidencia itinerante con 69 actos en giras con al menos 35 vuelos comerciales (32 con la prensa) –que representan alrededor de 14 mil millas recorridas– y más de 34 mil kilómetros de carretera –custodiado por un pequeño grupo de seguridad civil, integrado por profesionistas de distintas ramas– y la realización de asambleas en plazas públicas en todos los estados, ha establecido una clara diferencia con el llamado periodo neoliberal, del que estuvieron a cargo el PRI y el PAN.
Su propósito es cumplir las 102 propuestas que planteó desde el inicio, y que tienen como prioridad a pueblos indígenas, jóvenes, adultos mayores, discapacitados en pobreza, campesinos, como parte de la población más necesitada. Su primer acto fue firmar el decreto para constituir la comisión de la verdad que investigará la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, uno de los principales pendientes de justicia de la administración pasada.
En crisis desde hace casi una década, imparable la violencia, la seguridad pública ha representado el punto de quiebre en el gobierno de López Obrador por el viraje que ha tenido su discurso en el papel de las fuerzas armadas. Punto clave es la creación de la controvertida Guardia Nacional, a pesar del rechazo de organismos de derechos humanos y, en principio, de partidos de oposición, mientras la jerarquía castrense le ha reiterado compromiso y lealtad. Esta semana promulgará la reforma constitucional, con el aval de la totalidad de los congresos locales.
Considerado por López Obrador como parte de la parafernalia del poder del viejo régimen, desapareció el Estado Mayor Presidencial para trasladar a sus efectivos a la Secretaría de la Defensa Nacional, lo cual se está realizando sin reforma legal. Una medida que no ha inhibido el creciente protagonismo de las fuerzas armadas en el nuevo gobierno, al que se le ha conferido no sólo un papel central en la seguridad, sino también participar en la obra pública y administrar el nuevo aeropuerto que se ubicará en la base militar de Santa Lucía.
Lento avance
Con un lenguaje popular que ha consolidado su cercanía con la gente, sin hacer a un lado el catálogo de calificativos que históricamente ha utilizado en contra de sus detractores –como conservadores, la derecha, neofascistas, tecnócratas, fifís, mezquinos, machuchones–, aunado al uso de un austero Jetta blanco. Su predilección por comer en fondas o restaurantes sencillos no ha cambiado a pesar de su investidura, lo cual ha aumentado su aceptación entre grandes núcleos sociales, mientras avanza gradualmente en la consolidación de los programas integrales de desarrollo.
Contemplados ya en el presupuesto donde se han asignado partidas conjuntas por 300 mil millones de pesos para apoyos sociales, su instrumentación no avanza al ritmo de sus promesas por las complicaciones para concluir el Censo por el Bienestar, que llevan a cabo los llamados servidores de la nación, encargados de identificar, casa por casa, a los beneficiarios de ocho programas sociales estelares.
El esquema completamente establecido es Pensión para Adultos Mayores, con más de ocho millones de beneficiarios –incluidos por primera vez jubilados y pensionados del IMSS, del Issste y de otras instituciones– que ya reciben al doble este apoyo, de 2 mil 550 pesos bimestrales.
López Obrador ha reconocido que no es fácil terminar de echar a andar todos los programas –entre ellos que alrededor de cuatro millones de estudiantes preparatorianos reciban beca y que todos los jóvenes que no tienen trabajo sean contratados–, porque no es fácil la instrumentación para que llegue el apoyo de manera directa. Con sus metáforas populares ha asumido públicamente lo más complejo de su administración: mover al animal, en alusión a los paquidérmicos ritmos que se tienen en la operación gubernamental.
Aún tiene pendiente por resolver el grave problema de la falta de atención médica, conforme al artículo cuarto constitucional. Su objetivo es garantizar la gratuidad en la salud y no el cuadro básico, sino que el que se enferme tenga el derecho a ser atendido, que tenga atención médica y que tenga todos los medicamentos, ha dicho.
El cálculo es que a mediados de año esté en marcha su plan de bienestar general colectivo, sobre todo en los hogares pobres. En este renglón ha deslizado que el sector salud ha sido objeto de millonarias compras sobrevaluadas en detrimento del erario nacional.
Con mayoría en el Congreso, el Presidente ha logrado la aprobación de cinco de las 12 reformas prioritarias establecidas desde los primeros días de su gobierno: ley de remuneraciones de servidores públicos para que ningún funcionario gane más que el Presidente; la creación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, prisión preventiva oficiosa por los delitos de corrupción, robo de combustible y fraude electoral, Ley de Egresos y Presupuesto 2019 y aumento al doble del salario mínimo en la frontera norte.
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